Capítulo 15: Cuidado.

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Alexander

—Iré por algo de beber —le aviso a Sam, antes de ir a la barra.

—¡No tardes! —.Escucho que grita.

Dos chicas, una morena y una rubia, se acercan a mi con un vestido adherido a sus pieles. Llevan el cabello suelto y un pintalabios de un rojo extravagante.

—Hola, soy Ana y ella. —Señala a la morena que sonríe entusiasmada. —Es mi amiga Casside.

Levanto una ceja, ignoro lo que la rubia ha dicho y ordenó dos shots de vodka. Cómo lo esperaba, la rubia toma uno y lo bebé hasta que no hay rastro del líquido. Después comienza a toser descontroladamente, sonrío victorioso y el líquido arde en mi garganta.

—Que forma de tratar a una dama. —Despego mis labios del vaso, esperando enfrentarme a las dos chicas, sin embargo ninguna de las dos ha hablado. —No eres muy caballeroso ¿O sí?

La voz viene de mi espalda. Al darme la vuelta me encuentro con una castaña que lleva un vestido ajustado de color rojo. Ni siquiera me mira, está demasiado concentrada en su bebida para perder su tiempo con alguien como yo. Sin embargo, ya lo ha hecho.

—¿Dama? —la cuestionó.

Sonríe de lado y por fin sus grises ojos me observan desafiantes.

—No me he equivocado si es lo que crees.

—Por lo que veo, parece que sí.

—Solo ordena tus tragos y lárgate.

Sonrío, intentando ocultar cuán ofendido estoy. Un reto, algo divertido si me lo preguntan, pero esta chica puede distraerme.

—Alexander.

Sorprendida, la castaña alza ambas cejas y sus largas pestañas se mueven de arriba a abajo.

—¿De verdad? Te he dicho que te vayas y en vez de eso me dices tu nombre. ¿Eres masoquista? —Una enorme sonrisa se forma en sus labios y comienza a reír ante su propia insinuación.

Convencido a irme ante su rechazo, ordenó dos tragos y me alejo de la barra, furioso.

—Phoebe. —Suelta al aire.

Una lucha en mi cabeza comienza. Largarme o ir con ella y, tal vez divertirme. Mierda. Estoy parado, inmóvil, sin poder decidir que hacer. Cierro los ojos, suspiro y me encaminó hacia Sam, dejando a la chica sóla en la barra.

No sé ofendan, pero cuando una chica nos deja plantados, te sientes tan idiota y justo ahora no imagino que tan idiota debe sentirse ella, pero sí que me divierte insinuarlo.

•|∆∆|•

Inmóvil, impotente ante el frío cañón de la pistola, mis extremidades se niegan a moverse, mi cuerpo está completamente tenso.

—No te muevas —su voz es tosca. —Phoebe Grey ¿Donde está?

Por instinto el escuchar su nombre me preocupa, olvidó el arma, sólo quiero encontrar a Phoebe y protegerla.

—No sé de qué hablas.

—Eres su guardaespaldas —afirma.

Mis nervios están tiesos y siento mucho frío, los pelos de la nuca se erizan cuando el hombre grita, pero mis oídos ya no escuchan por culpa del zumbido. Comienzo a temblar o tal vez solo alucino estar temblando de forma descontrolada.

La hija de Grey© [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora