Capítulo XIV: 'Aunque a mí solo me hiciese falta una cosa, sus besos...'

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Recuerdo que una tarde después de todo lo que pasó, Max y Ana se pasaron por mi casa a visitarme y a ver qué tal iba, recuerdo que cuando entraron a mi habitación y me vieron sentada con los auriculares y el móvil se me quedaron mirando unos segundos en silencio. Yo no sabía porque, bueno si estaba en pijama, despeinada, pálida y tal vez más delgada. A partir de cuándo lo dejamos todo me dejo de importar, hasta mi propia persona.

Pero ahí estaba Ana, mi amiga, para deshacer ese silencio tan molesto, recuerdo que nunca me había fallado y como no iba estar ahí en esos momentos tan difíciles para mí.

-¿Qué no me vas a saludar ni a darme un abrazo? – me levanté y nos abrazamos, en ese momento me entraron unas ganas tremendas de llorar pero me dije a mi misma que no, bastante había llorado a lo largo de aquel día.

-¡Hola Max!– le dije y me acerqué para darle dos besos.

-¿Qué tal?-contestó sonriendo.

-Creo que no hace falta que preguntéis, mirarme…-dije agachando la cabeza.

-Ainhoa, cariño, tienes que hacer algo por ti, sonríe…-dijo mi amiga tomándome del mentón.

-Antes sonreír era lo más fácil del mundo ahora es un sacrificio para mí, una misión imposible...-dije con la tristeza de mi corazón.

-¿Dónde está mi amiga? Aquella loca que sonreía por todo…-dijo poniendo las manos en sus caderas.

-Se fue, cuando vio como eran las cosas en realidad...-dije cortante.

-¿Por qué has cambiado tanto Ainhoa?-Preguntó extrañada.

-Pregúntale a él- se me entrecortó la voz.

-No os merecíais este final…-dijo Max metiendose en la conversación 

-No claro que no...¿dónde está el que prometió que siempre iba a estar ahí?-les pregunté a ellos y a mi misma.

-¿No has vuelto a hablar con él?- preguntó Ana curiosa.

-A los pocos días de que acabara nuestra historia, bueno historia, si se puede llamar así, me envió un mensaje…

-¿Qué te dijo?- volvio a preguntar.

-Que ella no había significado nada en comparación a mí, que tal estaba y todas esas cosas que te dice alguien arrepentido...-dije con ironía.

-¿Y qué le dijiste?- preguntó de nuevo.

-Nada… Lo bloqueé y borre su número-dije seria.

-Eric me lo contó. El está muy arrepentido Ainhoa...-dijo Max con voz ronca.

-¿Ahora? Cuando toda ha cambiado, cuando todo ha terminado, yo no puedo creer a la persona que más daño me ha hecho...-dije con odio.

-No lo digo porque sea mi mejor amigo pero aunque no lo creas el si te quería, jamás lo había visto mirar a nadie cómo te miraba a ti...-dijo Max tomándome la mano.

-¿Y cómo se supone que me miraba?

-Como un ciego mira por primera vez el mundo...-contestó Max.

-Max la verdad es que nadie me había mirado como él y su mirada, encantadora, seductora, en la que te perdías sin pensarlo-se me empezó a nublar la vista y de repente cayo la primera lagrima.

-No Ainhoa, nadie se merece tus lágrimas, escúchame nadie-dijo Ana segura.

Hice una mueca y esbocé una pequeña sonrisa mientras Ana me limpiaba las lágrimas con sus manos.

Estuvimos hablando de lo que habían hecho aquellas semanas y de cómo iba a seguir avanzado el verano y los planes que teníamos, “aunque a mí solo me hiciese falta una cosa, sus besos “

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AL DÍA SIGUIENTE…PISCINA MUNICIPAL.

-¿Dónde estuviste ayer?-preguntó Eric.

-Estuve con Ana en su pueblo…-respondió Max.

-¿Qué pasa? Estas raro…

-Ayer la vi Eric…

-¿Viste a Ainhoa?

-¡Sí!

-¿Qué tal está? Cuéntame…-preguntó Eric.

-¿Quieres saberlo de verdad?-dijo Max serio.

-¿Por qué me dices eso? Dímelo, a mi me interesa todo lo que tenga que ver con ella...-dije seguro.

-Pues ha cambiado mucho, ya no es esa chica que sonreía por todo y que tenía ese carácter tan alegre. Ahora es una persona cabizbaja, no sale, se pasa el día encerrada, despeinada, su cara ha cambiado de ese color de mejillas roseado a un pálido y más delgada, le ha dejado de importar todo, hasta ella misma le da igual.

Eric no supo que decir, nunca Max lo había visto reaccionar así, y así me refiero a llorar estaba llorando por Ainhoa, en ese momento Max se dio cuenta de que Ainhoa no había sido solo un capricho, su amigo de verdad la quería y le importaba.Desde que lo dejaron ellos no hablaron del tema, Eric nunca le sacaba el tema y Max no le preguntaba porque sabía que a él le dolía.

-Venga Eric…No te pongas así…-dijo Max poniéndole la mano encima del hombre como apoyo.

-¿Cómo quieres que me ponga? Si la persona a la que más quise, quiero y querré se ha convertido en alguien sin ilusión, sin ganas de luchar por la vida...-dijo Eric secándose las lágrimas.

-Eric, Ainhoa tarde o temprano tiene que salir de esa depresión.

-¿Cómo va a salir de eso? Si la única medicina soy yo y ella me quiere lejos, ella me lo dijo la última vez que hablamos...-dijo un Eric sin esperanza.

-Ella pronto se va a la playa nos dijo, a lo mejor en esa semana ve las cosas distintas, nos dijo que estaba deseando irse y cambiar de aires porque si seguía aquí se iba a consumir. Y también nos dijo que había estado a punto de dejar el concurso pero que no lo hizo porque le gusta y no va a dejar esa oportunidad escapar...-dijo Max animándolo.

-No querrá ni verme… Max que tengo que hacer para que me perdone…-dijo Eric en un tono suplicante.

-Yo creo que de momento lo que tienes que hacer es dejar que pase el tiempo y más adelante ya veras, a lo mejor ella vuelve a darle otra oportunidad a vuestro destino y vuelve a ser la de antes.

-Si llevas razón, ojalá que muy pronto nuestro destino nos vuelva a unir...-dijo Eric mirando el cielo.

CONTINUARÁ...

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La casualidad más bonita de mi vida. [EN REFORMAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora