Capítulo XXVI: 'Desde que pasó, nada volvió a ser lo mismo...'

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NARRA ERIC.


La noche anterior deje a Ainhoa en su habitación después de decirle a Ana que la cuidara y que la había encontrado en ese estado, lo peor de hoy sería la resaca que tendría pero yo estaría ahí para que el dolor fuera menor.

Me levanté temprano y fui al bufé del hotel y le preparé el desayuno, después subí a la habitación ya que sabía que se encontraba sola porque Ana y Max salieron temprano ya que ellos tenían el turno de ensayo antes que nosotros y por eso Ana me dejo las llaves de la habitación. Abrí la puerta y todo seguía oscuro y por eso supuse que la pequeña Ainhoa seguiría durmiendo.


Y si, se veía tan bella con su rostro relajado, tranquila, durmiendo como una niña, me pasaría la vida observándola dormir, era tan hermosa. Subí las persianas y Ainhoa comenzó a revolverse en la cama y a gruñir


-Buenos días pequeña-le susurre al oído.


Ella me respondió con una sonrisa y se incorporo en la cama mientras hacía muecas.


-Mi cabeza...-se quejo.


-Siento decirte que eso es una terrible resaca...-dije sonriendo.


-¿No me digas?-dijo con ironía.


-Pero el doctor Eric tiene la solución-dije haciéndola reír.


Me levante y cogí la bandeja, estaba llena de alimentos, yo tampoco había desayunado así es que lo haríamos juntos.


-¡Tachán!-dije poniendo la bandeja en la cama.


-¡Qué hambre!-dijo aplaudiendo.


Después de un rato ya habíamos desayunado, y gracias a la aspirina que le había traído a Ainhoa se le había pasado el terrible dolor de cabeza.


-¿Por qué bebiste?-le pregunté serio.


-No sé, me ofrecieron una copa de champagne y como yo nunca bebo pues a la segunda copa ya estaba borracha... ¿Dije algo raro?-preguntó ella.


No le iba a decir que me confesó que me seguía queriendo, por lo que negué con mi cabeza.


-Gracias por estar ahí cada vez que te necesito...-dijo ella con la cabeza agachada.


-No tienes que dármelas, es lo menos que puedo hacer después de todo...-dije cogiéndole del mentón para que me mirara.


Y me contesto con su matadora sonrisa.


-¿Qué vas a hacer hoy?-pregunté curioso.


-No sé, pensaba ir a la playa-me contesto.


- ¿Puedo acompañarte?-pregunté tímido.


-Claro que si-contesto con su arrolladora sonrisa.


NARRA AINHOA.


Me preocupaba mucho que hice ayer cuando me puse así, sabía que dije algo que no debería haber dicho, no sé porque pero lo presentía. Eric me había asegurado que no pero no sé si creerle a lo mejor no quiso decírmelo para no preocuparme.


Ayer a pesar de todo fue una noche increíble, mi momento favorito de la noche fue el momento del baile con Eric, él y yo y toda la gente contemplándonos, me sentí muy bien a su lado.


Él me hacia recordar porque comencé a bailar y de donde provenía, y es que comencé a bailar cuando él se fue ...para olvidarle,descubrí que tenía un don para el baile y fue como comencé a olvidar todo lo que paso con Eric aquellos domingos que pasábamos juntos corriendo uno detrás del otro.


Al principio no me creía que hiciera por lo menos algo bien en mi vida, yo siempre fui una niña muy insegura bueno ahora todavía lo sigo siendo pero eso me hizo cambiar, el baile me llevaba a otro mundo lejos de problemas, de pensar en el paradero desconocido de Eric. Y gracias a este don volví a reencontrarme con él, gracias a este concurso me dí cuenta que estaba enamorada de él.


A pesar de todo lo que había pasado, él era tan bueno conmigo, ayer podría haberme dejado por ahí tirada, borracha y sin embargo se quedo conmigo hasta que me dormí, eso es lo único que recuerdo de anoche, él observándome mientras trataba de conciliar el sueño. ¿Por qué no puedo recordar que le dije anoche? ¿Por qué tengo esta incertidumbre que no me deja? ¿Le dije algo tan malo?


Pensando en esto me quede dormida en la toalla observando a Eric mientras nadaba.


Me encontraba otra vez soñando con la anciana del sueño de hace unos días, no sé porque pero casi todas las noches soñaba con ella, ¿sería una señal?

Me desperté cuando sentí unas manos en mis hombros, abrí los ojos y Eric me estaba sosteniendo por los hombros.


-Ya paso pequeña...-dijo abrazándome.


Yo escondí la cabeza en el hueco de su hombro pensando que cada vez que tenía este sueño tenía este  nudo en el pecho y este mal presentimiento.


CONTINUARÁ...


¡HOLA CIELOS! PERDÓN POR EL RETRASO, CREO QUE QUEDAN DOS CAPÍTULOS PARA EL FINAL DE LA PRIMERA PARTE ¿NERVIOSOS?


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OS QUIERO.

La casualidad más bonita de mi vida. [EN REFORMAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora