Valerie #2(Rubius).

19: Situaciones vergonzosas.

antes que nada, perdón si el capitulo puede estar medio aburrido, pero el domingo prometo subir si o si<3. Aun así tenga que estar hasta las tres de la mañanaXDDDDDDDD les prometo que trataré de subir capitulo cada dos días más o menos, para ya tu sabe. Un beso<3 

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Me quedé inmóvil a su lado, mientras él volvía a quedarse dormido como un niño pequeño. Cerré fuertemente los ojos, contando hasta diez para que las lágrimas no salieran a atormentarme. Quererlo dolía mucho.

Comencé a caminar hasta mi habitación, cerrando la puerta y acostándome debajo de las sábanas. Me quedé observando el techo, observando a la oscuridad perdida totalmente en mis pensamientos. Tantas cosas estaban pasando, tantas cosas por descubrir aún, tantas cosas que aún no tenían respuesta. Me gustaba Rubius, lo quería. Tenía ese algo que me atraía incontrolablemente, lo quería, joder como lo quería. Pero estaba doliendo. Estaba doliendo como el infierno.

Y aunque quisiera, y aunque todo el universo conspirara a mi favor, sabía que nunca podría dejar de quererlo con tal intensidad; que asustaba.

                                             {…}

 

 

 

Desperté con todos los músculos rígidos, como si sacos de cemento reposaran sobre mí.  Me di una media vuelta para tomar el móvil y revisar un rato mis redes sociales.  No ocupaba demasiado Facebook, por lo que inmediatamente me fui a Twitter.  Me percaté de unos cuantos de Rubius, claramente en estado de ebriedad total,  porque no se le entendía absolutamente nada; palabras sin sentido.  Gente riendo, gente molesta.   Lo típico.  

Solté un suspiro y me levanté perezosamente de la cama.  Eran las diez de la mañana.  ¿Qué hacía despierta tan temprano?  Ni idea.  Luego de unos minutos mirando fijamente un zapato que estaba botado en el suelo recordé de golpe que Rubius se encontraba en mi sala.  ¿Habría despertado ya?  Lo dudo.  Pobre de él cuando despierte,  la resaca no se la podrá quitar ni Dios. 

Lentamente abrí la puerta de mi habitación y comencé a caminar hasta el cuarto de baño.  En el sofá se podía apreciar a un Rubius totalmente dormido, sin dar signos de querer despertar.  Me lavé la cara y peiné mi cabello en un moño desordenado.  Tenía unas ojeras de mil metros, que ni con maquillaje podría tapar. 

El día estaba fresco.  No hacía ni calor, ni frío,  estaba nublado pero se podía apreciar unos cuantos rayos de sol.  Eran los días así que valía la pena rescatar.  Con el móvil en la mano y los audífonos puestos me puse a mirar por el ventanal que había en la sala.  De un mueble de la sala cogí unos cigarros.  No era de las personas que fumaban mucho, pero sentía que en este momento los necesitaba.  Necesitaba un descanso, necesitaba sentir la tranquilidad  pura.