''Orgullo... Ego''

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Reímos al entrar bajo el pórtico, Arthur se despidió desde lejos de Samantha (moviendo con ritmo la mano) y ella solo apartó su auto lejos de nuestro campo visual. Escuché el chillido de sus llantas contra el pavimento húmedo, y juro que escuché maldecir su vida, y por eso me sentí feliz. Cogí las llaves de mi bolsón, giré la perilla ya con el pestillo abierto y nos introdujimos al vestíbulo con olor a galletas. Mi estómago se despertó. Las manos me picaron, inquietas. Mi cerebro dejó de funcionar y mi pulso se aceleró. Tragué saliva, y lo sentí como si no lo hubiera hecho desde hace años. Como si hubiera olvidado cómo funcionaba mi cuerpo, mis reacciones, mis miedos.

Oh, mierda –Dije– Lo olvidé.

Huele delicioso –Murmuró Jasson, ignorándome–

Cuando no, un hombre dejándose guiar por el olor a comida cacera, pensé.

Corrí hacia la cocina, olvidando a Jasson en terreno desconocido, desde el marco de la puerta pude observar a mi madre sacando una bandeja con galletas del horno. Miré la cocina hecha un desastre, mamá podía cocinar delicioso pero no lograba dejar todo impecable como lo hacía con la comida. Un día de lluvia era un día de galletas caceras. Era una tradición entre nosotros tres.  Mamá me sonrió, ladeo la cabeza confundida y luego sentí la respiración de Jasson en mi hombro. ¿Cómo sabía que era él? Su perfume era irreconocible, delicioso, mío. Y, además, olía a humedad por la lluvia. Mi madre puso las galletas en un bol, se limpió las manos en una toalla húmeda y se dirigió hacia nosotros. Pensé en su horario de trabajo, ella no tendría que estar aquí y no lo digo solo por estar a solas con Jasson.

Hola –Dijo sonriente– Amy, no me dijiste que vendrían visitas. Tendré que hacer más galletas… –Murmuró recogiendo ingredientes de la mesera–

No, mamá –Interrumpí– Ya he comido en la escuela –Toqué mi estómago, un temblor me invadió– Pero, de seguro, Jasson quiere mi porción de galletas.

Codeé a Jasson.

Jasson Arthur –Se presentó y le sostuvo la mano a mi madre–

Me sonrió pícara y luego asintió. Le fruncí mi ceño junto con una sonrisa burlona.

Elena Clarc –Cogió la mano de Jasson–

Recuerdo cómo se presentó conmigo, todo un acosador profesional. Me encontré a mí misma sonriendo involuntariamente al recuerdo. Luego, mi mente me trajo los motivos por los cuales Jasson seguía aquí, a mi lado. Mis problemas. Mis miedos. Yo. Luego de tantos minutos, mamá recién notó que estábamos empapados, así que me ordenó a cambiarme y a Jasson igual. Reí porque lo trató como un crio total, como si fuera su hijo. Me puse nerviosa al notar la confianza que mi mamá siempre tenía con los invitados, y enviar a Jasson a sacarse la ropa para meterla en la secadora, no era mi idea de conocernos más.

Tu madre me odia –Dijo saliendo del baño–

Cogí una toalla y sequé mi pelo. Tomé una ligera ducha en el baño de Dylan, solo porque no quería que Jasson viera el lado oscuro de esta casa. O sea, Dylan. Fui hasta mi tocador por un peine y por medio del espejo que tenía este, observé a Arthur solo vistiendo bóxer.

No es cierto –Me sonrojé– Te ha tratado como un crio, eso es una buena señal.

–Sonrió de lado– ¿Así que…? ¿Jabón intimo femenino, no? –Rió–

–Lo fulminé con la mirada y luego reí contagiada– Se llama ser higiénica. Lo cual… –Dije y lo apunté– Dudo que pase contigo.

–Frunció sus hombros– Aquí está mi ropa… –Se mordió el labio inferior– Préstame algo para vestir, ¿o andaré en bóxer por tu casa?

–Reí– Si haces eso, mamá te botará como saco de basura.

–Asintió– Voy a tomar apuntes –Anotó en algo invisible– Cuando Monroe y yo tengamos sexo salvaje, procurar no andar semi-desnudo en su casa.

–Lo golpeé en el hombro– Yo no haré eso, pídele a Lesgins.

Me golpeé mentalmente por meterla en la conversación. Y, es que mi inseguridad era tanto, que solo podía pensar en lo perfecta que era ella y yo no.

De acuerdo –

Me quedé helada, quiera o no, Samantha Lesgins era más deseable que yo e incluso ella quería algo más con Jasson que yo. Presentimiento femenino. Mírame a mí y mírala a ella… ¿Ves la diferencia? Es mejor que yo en todos los sentidos. Y, eso, me mataba. Ordené mis ideas mentalmente; esto ya no es por Jasson, esto es por ella. Negué, esto no era por ninguno de ellos. Esto era por mí.

«Recuerda por qué empezaste» Dijo esa vocecilla dentro de mí.

Le aventé la ropa húmeda de él a su pecho con rabia, (no noté la estupidez que estaba haciendo por estar cegada con la perfección inalcanzable) lo maldije y luego me dirigí hacia la puerta de mi habitación. Giré el pomo rápidamente antes que Arthur pudiera detenerme. La respiración empezaba a agitarse de nuevo, lo que sea por intentar escapar de la situación. Estaba con pestillo y él, ya me había sostenido por la muñeca. Los ojos se me bordaron e intenté pensar en otras cosas para no llorar, no sabía por qué, pero quería llorar. Tal vez ya me bajará la regla, pensé.

Estás así desde ese día, ¿qué cojones te pasa? –Noté que su voz se iba elevando en cada palabra–

–Negué– Vete con Samantha.

Mi orgullo, estúpido orgullo o ego, lo que mierda sea. Eso, estaba haciendo que diga puras mierdas. Que las diga, antes de analizarlas fríamente. Intenté abrir la puerta pero el peso del brazo de Jasson me lo impedía. Esto parecía una de esas películas dramáticas que vemos a diario en la televisión, entonces me pregunté: ¿desde cuándo mi vida se convirtió en un cliché? Entendí que cada persona vivía una aventura única, pero esto no era lo mío. Nunca lo fue.

Amy –Me sostuvo por los hombros e hizo que de medio giro– Mírame.

Observé su pecho, sin ninguna tonificación. El poleron, que se puso cuando estabamos hablando mientras me hacía bullying higiénico, le quedaba demasiado holgado, aumentaba un poco el ancho de sus hombros, pero el sobresaliente del hueso de su clavícula seguía ahí. Jasson Arthur era un chico delgado, sencillo (y millones de cosas que lo desacreditaban) y aún así yo me sentía atraída por él. Lo admitía, pero no quería relacionarme con él. Si algo fallaba, estaría destruido. Peor que, como Hannah lo dejó. Y yo no quería eso.

No quiero –Dije–

Bueno… –Susurró– Entonces escucha.

Asentí.

Eres mi mejor amiga –Tragué saliva– Mi hermanita,  me recuerdas a ella, como ya te lo había dicho –Las lágrimas bordearon mis ojos de nuevo– No soporto que te enojes conmigo, si te cae mal Sam, te juro que me alejo de ella.

Asentí.

No te enojes, ¿de acuerdo? –Volví a asentir– ¿Abrazo? –Pidió–

Negué y abrí el pestillo desde detrás de mí. Alejé a Jasson, empujando su pecho, y salí de mi habitación. Exhalé de golpe y no pude evitar las lágrimas, corrí esperando que los ruidos que hacia cuando lloraba no llegaran a los oídos de Jasson. Caminé hasta la puerta principal, la abrí y la humedad invadió mis fosas nasales. Mi corazón se tranquilizó al igual que mi pulso. De niña, nunca entendí por qué la gente solía esconderse de la lluvia. Últimamente, yo también la estaba evitando.

¿Amy? –

La voz de mi madre retumbó en las paredes de mi cerebro, ella me entendería. Entendería esta tonta situación adolescente por la cual yo estaba pasando, entendería cuan estúpida me sentía por llorar a cualquier minuto, porque era mi madre. Porque ella también pasó por esto y se comportó como una estúpida por la adolescencia. ¿Por qué culpo a la adolescencia por mis estupideces? Mi madre logró mirarme el rostro, estiró los brazos para un abrazo. Hice una mueca. No ahora, no. Necesitaba irme, pensar. Dejar de ser egoísta. No por mí, por él. Jasson tiene que ser feliz, y, conmigo al lado suyo, no lo será. Con estos problemas, no.

Inicié una caminata bajo la lluvia.

Anorexic LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora