Anorexic Love

''Delirios''

Así que... ¿Papas fritas? –Preguntó Matthew mordiendo un pedazo de su hamburguesa–

Rodeé los ojos. Todo lo que yo pedí fue una simple porción de papas fritas, y un jugo de frutilla. Mientras que Matthew se pidió una hamburguesa especial (con tocino, mayonesa, queso derretido y todos los carbohidratos con los que pueden cocinar una hamburguesa mortal), una porción de papas y una lata de cerveza. Puse los ojos en blanco cuando la mesera no pidió carnet de identidad, le dio la cerveza así como si nada, normal. Me sentí furiosa por un momento, por el hecho de que los hombres comían a toneladas y no engordaban. Un claro ejemplo era mi hermanito, comía tres veces su tamaño y lo veía igual. Quería comer y no engordar, el sueño de toda mujer. Pero la comida era como una oleada de heroína, quería más y más. Es como si pusieran droga a la comida, la gente comenzaba a depender de ella y solo vivían para comer... Para mí, la comida es como el arte... existe solo para mirarla.

Hacer... esto, no es fácil. Ser perfecta o tratar de serlo, tampoco. Muchas veces la gente piensa que esto es estar loca o es fijarse en cosas superficiales: como el cuerpo, como en estar lindas y delgadas. Pero hacer esto no es fácil, repito. Hacer esto es un trabajo de todos los días. Es despertarse a la mañana y darte cuenta de que empieza un nuevo día de sufrimiento, un nuevo día en el que te das cuenta que no eres lo que deseas ser y que tal vez jamás llegues a estar como sueñas ser y es darse cuenta de que jamás llegaras a ser perfecta. Hacer esto es mirarse al espejo y darte cuenta que no estás haciendo las cosas bien, que tu imagen no es la que deseas ver en el espejo... Hacer esto es tratar de esconderte y que nadie te vea caminando por la calle con la ropa ajustada a un cuerpo que ni nosotras mismas quisiéramos llevar y que nos da hasta vergüenza llevar esta carga durante toda la vida. Hacer esto es ir caminando por la calle y mirarse en el reflejo de cada vidriera al pasar y darte cuenta que es mentira que estás más delgada como todos te dicen. Hacer esto es darte cuenta que no te tienes que dejar convencer por aquellas personas que dicen que estás más delgada y realmente esas personas no saben ni sabrán nunca el significado de la perfección. Hacer esto es tratar de no perder la fuerza de voluntad, cuando algún amigo te invita a comer. Hacer esto es saber decir no a un montón de cosas. Es aprender a decir no cuando te ofrecen una torta enorme de chocolate o al así. Hacer esto no es fácil... hacer esto es contar cada caloría que entra a tu cuerpo y tratar de eliminarlo de él porque es verdad que todo lo que te alimenta te destruye. Hacer esto no es fácil, es más difícil de lo que la gente puede creer. Yo elegí hacer esto aunque sepa que no es fácil serlo. No me importan las consecuencias, no me importa la gente porque esa misma gente es las que te destruye. Porque nosotros somos la sociedad y nosotros mismos nos destruimos. No. Nosotras no somos la destrucción, es la misma gente que te dice que comas para estar bien y que después se mofa porque engordaste unos kilos de más. Esa misma gente que te dice que dejes de hacer esto es la que después ve a alguna persona gorda caminando por la calle y pone cara de asco... esa misma gente es la que te destruye, te quiere ayudar pero empeora las cosas. Hacer esto no es fácil, es un trabajo de todos los días, quizás sea el trabajo más doloroso y cruel que vayamos a tener en nuestras vidas. Después de tanto tiempo de hacer esto llegue a una conclusión... La perfección es destrucción.

–Pateé la mesa– Pide algo para mí, Beats. Jódete con los estatutos de chica en plan de dieta.

Sentí los hombros más livianos.

–Sonrió de lado– ¿Me pides que ordene comida para ti? Está bien, ¿una ensalada?

¿Estás de broma? –

–Miró todo de él– Estoy bueno, chica ensalada.

–Reí– Llama a la mesera, yo pediré.

–Cogió una papa frita y la untó en mayonesa– ¿Así que esto era solo el postre?

Mi estómago se revolcó.

Voy a comer –Le dije tratando de sonar segura–

Sonrió y me miró fijamente mientras pedía una hamburguesa especial y otra porción de papas fritas. La mesera, que parecía amargada por tener que servirnos, asintió y se fue bufando. Miré la puerta, de la cocina, fijamente hasta que volvió a aparecer la mesera con platos de comida y los repartía a otras mesas. ¿Por qué hice esto? Tal vez el impulso manipulado por mi estómago. Me sentía estúpida.

«Te lo vuelvo a recordar» Dijo mi subconsciente «Eres una estúpida»

Jasson tenía razón, yo no puedo controlarlo. Aunque soy consciente de lo que hago, esto no es más que un impulso voluntario. Porque yo sé que no debo, pero tampoco no hago nada para detenerlo.

Un especial –Dijo poniendo el plato sobre la mesa– Papas, ¿algo más? –Hizo una mueca–

Negué. Me hundí en mi asiento mirando fijamente la hamburguesa, mordí mi lengua y tragué varios litros de saliva. Cogí una papa frita y la saboreé, mi estómago me pidió más. Entonces, sin impedirlo, cogí la hamburguesa con ambas manos y la llevé a mi boca. La gran mordida ocupó toda mi cavidad y amé el sabor. Amé la comida de nuevo, tragué y mi estómago me lo agradeció. Me sentí llena, por primera vez en tantas semanas.

Entonces... Los rumores no son del todo ciertos –

–Tragué y lo miré confundida– ¿A qué te refieres, Matt?

–Sonrió de lado– Que estabas... –Me miró– Olvídalo, me encantas así. Toda una aspiradora –Dijo y miró mi hamburguesa–

Seguí su mirada, mi estómago dio un giro total al observar la hamburguesa casi terminada. Cogí una papa frita e intenté tomar aire. Mi garganta seguía pasando comida, pero necesitaba aire. Me estaba ahogando con comida. Busqué, con la mirada, el baño público.

Permiso –Dije–

Me levanté de golpe, corrí hacia el baño. El ambiente a humedad y detergente, golpeó mi rostro. Miré alrededor mío, sin personas presentes. Caminé hacia un cubículo, puse el pestillo y respiré tan fuerte que los atracones empezaron. Caí de rodillas, me incliné por la necesidad. Tosí, todo se volvió, tragué saliva, inhalé y vomité. Vomité hasta toser, hasta llorar, hasta sentirme más débil, hasta sentir mis costillas amontonarse dentro de mí, hasta sentirme pequeña. Exhalé, abrí mis ojos como platos y sentí que mi alma se iba en el váter. La garganta me ardió, aun así sentí comida atrancada ahí, así que necesité más ayuda. Miré mi mano temblorosa, me levanté del piso, giré el jalador de agua y la evidencia se fue. Abrí el grifo del lavamanos y lavé mi rostro, tomé agua y enjagüé mi boca para sacar el mal sabor. Inhalé, pero eso pareció volverme a la primera cosa que hice al entrar aquí. Corrí hacia el WC, tosí pero nada salió. Cansada de no terminar esto, metí el índice con el dedo de al medio hasta tocar mi garganta. Moví ambos dedos dentro de mí, vomité hasta que solo salía saliva. Caminé hasta el lavamanos, noté los ojos rojos y el labio rosado. Lo abrí y lavé mis manos, limpié mi barbilla y enjagüé la boca de nuevo. Volví a exhalar. Un escalofrío recorrió todo extremo de mi ser. Temblé frente al espejo.

La belleza es el arte desconocido que nadie logra entender. –Dijo firme–

La miré de reojo mientras las lágrimas bordeaban mis ojos. Firme, apoyado contra la pared, cruzando los brazos como si fuera real. No la conocía, ni ella a mí, pero aquí estábamos. Frente a las consecuencias de la belleza. Frente a las reglas de la sociedad que propusimos y aceptamos. Frente a nuestra propia destrucción tendida por nosotros, porque así somos: nos encanta lastimarnos. Nos encanta el dolor, porque sin eso no nos sentiríamos vivos. Sin dolor, no hay felicidad y, sin felicidad, no hay vida.

Mírate –Rió– Intentando ser perfecta, pero ignoras que la perfección es inalcanzable. No existe, y tú no la crearás.

–Negué– El mundo necesita...

El mundo necesita el prototipo de perfección, no la definición –

El mundo ignora la definición correcta de perfección e intenta buscar sinónimos de ella. La perfección no existe.

Hannah... –Susurré– Perdiste la batalla.

No –Sonrió– Gané la batalla.

He vuelto, no me maten... No olviden votar y comentar, mis fieles lectores. <3