Mamá –
¿Si, hija? –
¿Tú crees en los fantasmas? –
Dejó de cortar en pedacitos el tomate y me miró fijamente. Su ceño en confusión y la sonrisa burlona degradaron mi pregunta sin una respuesta. Me sentí estúpida por preguntar, pero la realidad era que necesitaba oír un no. Anoche soñé, soñé con ella.
Olvídalo –Susurré–
¿Por qué? –Preguntó Dylan entrando a la cocina– ¿Viste uno? –Preguntó alarmado– Má, tendremos que traer al papa para que haga un exorcismo a la casa.
–Negué– No he visto a un fantasma, al menos no aquí.
Mamá rió, Dylan entornó los ojos y yo los rodeé. Comentar estas cosas con un adulto, era como volver a ser un niño de cinco años ante sus ojos. Había visto a Hannah en el baño, había hablado con ella.
Dylan –Canturreó mamá– ¿Por qué no vas y pones la mesa?
–Dylan me miró frunciendo el ceño– Pero ya lo hice ayer, le toca a Amy hoy –Mamá elevó una de sus cejas– Ya voy.
Reí al verlo arrastrar sus piecitos fuera de la cocina, luego miré a mamá. Tenía una mueca en el rostro, noté el efecto de la edad, noté la vida a su punto máximo en ella. Las oscuras ojeras, las bolsas bajo sus ojos, pequeños mechones plomizos y piel desgastada. Y, aun así, mamá era la mujer más hermosa que había visto. Dylan reapareció, cogió unas servilletas y volvió hacia el comedor. Miré su perfil; ojos grises tirando a castaño, pelo negro, labios delgados, cejas pobladas y una pequeña cicatriz en su mejilla. Signo del maltrato de mi padre, signo de una familia rota, signo de hijos resentidos con la sociedad, signo de nosotros.
Dime... – Habló– ¿Qué tal los dieciséis años?
Estás más delgada –Dijo a mi lado del bebedero–
–Negué riendo y él me acompañó– Otro intento fallido, Jasson.
Desde hace pocas semanas, Jasson intentaba subirme el autoestima con cumplidos. Y, aunque le había informado, más de un millón de veces, que esto era solo para ser el prototipo de chica perfecta que exige la sociedad, seguía insistiendo que era porque los chicos de ahora ya no dan cumplidos a las mujeres para que se sientan bellas. Decía que la frase "Si complaces a un chico es porque eres realmente hermosa" no era más que un intento de las empresas de cosméticos para el comercio. Pero la realidad era que: si te aceptan es porque tienes algo bello en ti. Y yo no era aceptada. Si no era bella interiormente, lo sería exteriormente.
¿Ya has comido? –Me preguntó–
–Negué– Sabes que no lo haré, Jasson...
–Él sonrió– De acuerdo.
No lo haría. Ayer busqué métodos en internet sobre cómo eliminar lo digerido. Ana y Mia, fueron la solución que leí de inmediato. Pero este método ya estaba empleado, había acabado con las técnicas para la delgadez. Había acabado con mi integridad. Me dirigí hacia los vestidores, cambié mi ropa por el uniforme de deportes y salí hacia el gimnasio de la escuela. Hombres y mujeres, por separado, pasaban deportes. Miré a las chicas correr, deseé ser alguna de ellas. Sin el peso de ser menos atractiva.
Hey, Monroe –Habló una compañera de clases– Te noto más delgada, ¿Qué estás haciendo, eh?
Sonreí para mis adentros, supongo que Jasson no mentía después de todo.
Ejercicio –Moví desganadamente mis hombros–
–Ella río fuerte y me miró incrédula– Estas adelgazando demasiado rápido, debe haber algo más...
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Anorexic Love
Jugendliteratur''El pasado siempre volverá'' dijo él apenado. ''Tú lo has dicho'' respondí, ''Tu pasado, no el mío'' Él me miró, sus ojos nerviosos por las palabras que saldrían de mi boca. Busqué palabras no hirientes en éste cerebro de poca eficacia, rayos. ''Ah...