Diáfano

Capítulo 2

"Tu nombre"

—Blake Vaughan—

El sonido de la puerta de la entrada hace que abra los ojos, seguramente mi padre ha llegado a casa borracho de nuevo. Miro el reloj y me percato de que aún es temprano pero prefiero alistarme y adelantar tareas ya que sé que aunque intente dormir, me será imposible.

Lamentablemente hoy me toca la clase de educación física, esa que odio ya que me canso demasiado. En general odio todas las clases, pero hoy me encuentro un poco más motivada que de costumbre. Finalmente llega la hora a la que me desperté ayer y me alisto lo más rápido que puedo. De nuevo me agarraron las prisas y me apresuro a salir de mi casa corriendo hacia la estación del metro.

Apenas alcanzó el último metro que sale a esta hora en camino hacia mi colegio y, como esperaba, sentado en una esquina se encuentra el chico de ojos grises que tanta intriga me causa. Lleva audífonos puestos de nuevo y con sus dedos da leves golpecitos en su mochila, la cual trae en sus piernas. Su mirada está perdida en sus pensamientos y puedo observar eso que tanto caracteriza nuestros ojos, ya que se encuentran cristalizados y levemente rojos.

Su cabello negro está desordenado y observó el piercing plateado en su ceja que brilla y hace contraste con sus ojos.

Es un chico apuesto, y todo lo que se encuentra a su alrededor lo hace ver más misterioso. Tomo el impulso de acercarme y me siento a su lado. El chico no hace nada, ni siquiera me dirige la mirada, así que aprovecho para mirarlo más de cerca. Lleva una cadena con una cruz; del cuello de su camisa del uniforme sale lo que parece un fragmento de tatuaje, el cual si observas bien, se transparenta a través de la camisa y, aunque no se distingue qué es, puedes ver la tinta que está ahí.

Decido que ya fue suficiente observación y llegó a la conclusión de que también está pasando por algo, pero que también hay mucho más detrás. Soy curiosa de naturaleza así que otro impulso me lleva a decidir hablarle.

Toqueteo tres veces su hombro y voltea a verme con cara de pocos amigos, esta vez si se retira el audífono y me regala la sonrisa más falsa que pude ver en la vida.

Vale, ya me he dado cuenta que no es una persona mañanera.

Lo miro a los ojos y por un momento me olvidó de la máscara que tengo que construir frente a todos. El simple hecho de saber que tal vez el pasa por algo difícil me facilita el no tener que fingir tanto.

— ¿Qué pasa?

No estaba muy segura de que decirle así que me decidí por lo básico.

— Hola — le sonrío como a todos y el me mira con el ceño fruncido.

— Hola — me dice y se gira hacia su mochila para sacar un cuaderno. Vaya que el sabía como matar una conversación en menos de dos segundos.

— ¿Qué tanto escribes ahí? — le pregunto con la misma curiosidad latente que me he cargado desde ayer.

— Cosas personales.

— ¿Poemas?

— Canciones — se encoge de hombros y yo lo miro sorprendida.

— ¿Te gusta la música?

— Si.

Éste chico es un poco seco y cortante, pero es difícil quedarme callada cuando algo me da curiosidad.