Capítulo 5

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"Borrar marcas"

— Blake Vaughan—

Un pitido fuerte me hizo despertar aturdida y asustada, abrí los ojos y la luz en mi cara era tan molesta que tuve que volver a cubrirme los ojos con la mano para evitarla.

A mi lado, Damon se removió incómodo y al mover mi cuello sentí lo torcida que estaba. ¿Como diablos había dormido así?

— Buenos días chispista — dijo él con voz ronca y alegre.

Lo fulminé con la mirada, dándole a entender que ni estaba muy de humor, creí que los efectos del alcohol se habían pasado anoche, pero mi resaca era grande debido a que no estaba acostumbrada a este mismo.

— La única chispista que verás hoy será la de luz que invadirá tu visión después de que te golpee la cara si no dejas de gritar. — dije yo y sorprendentemente estaba prácticamente afónica.

— Alguien amaneció de malas. — esbozó sonrisa divertida.

— Lo siento, el ruido y la luz me están matando.

— Bien, vamos adentro, te llevaré a donde tú me digas.

Lo pensé un momento, tal vez regresar a casa no era la mejor idea pero no tenía otra opción. Entré a la parte delantera de su camioneta y al encenderla, la música a todo volumen comenzó a soñar. Damon se apresuró a bajar el volumen por completo cuando pegamos un salto y yo me tapé los oídos.

Entonces recordé que ayer bailamos y nos divertimos demasiado, no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa y él, al ver mi reacción, comenzó a reír como un loco maniático.

— Bien, ha llegado su Uber ¿A donde desea ir?

— A casa.

El se removió un poco incómodo en su asiento y me miró con preocupación.

— ¿Estás segura?

Asentí, pronto me arrepentí de haberle soltado la sopa en la noche, una vez sobria, la idea ya no me parecía tan brillante.

— Bien.

Comenzó a conducir y el camino fue un poco más callado que de costumbre, aunque no era incómodo, prefería sacarle tema de conversación ya que aún sentía que no lo conocía del todo.

Siempre que quería sacarle información, de alguna manera terminaba contándole más cosas que él a mi.
Tomé aire e inflé mis mejillas antes de soltarlo todo como un soplido más que un suspiro.

— Gracias de nuevo, y... siento todo lo qué pasó ayer.

¡Que vergüenza!

— No hay de qué. La verdad es que me divertí bastante.

Lo miré un segundo extrañada por su confesión. ¿Divertirse? Tuvo que cuidar a una borracha que lo hizo empaparse bajo la lluvia y correr tras de ella por no hablar de todos los caprichos que cumplió.

— ¿Cómo?

— Eso, que fue divertido.

No pude evitar fruncir el celó extrañada, de nuevo, pero el no dijo nada, simplemente esbozó una sonrisa como si recordase algo gracioso mirando al frente.

Tal vez solo estaba siendo cordial o sentía lástima por mi, eso era lo que menos quería y por eso no le contaba a nadie sobre mi vida. Me había abierto demasiado rápido y ya no había vuelta atrás. Fruncí el ceño de nuevo y miré por la ventanilla decidida a mantener el silencio durante el resto del trayecto.

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