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—Guau... — no pude evitar el sonido de incredulidad que se me escapó mientras miraba alrededor de la casa en la isla. Después de un viaje en avión de dieciséis horas y una hora en barco, finalmente habíamos llegado a Isle Diana

—¿Te gusta? — me di la vuelta para ver a Carlisle con el equipaje en sus manos.

Asentí con una gran sonrisa.

—Pensé que las fotos eran increíbles, pero no es nada comparado con la vida real.

Carlisle me sonrió y posó las maletas en el suelo antes de caminar hacia mí. Envolvió sus brazos helados alrededor de mi cintura, besando mi frente.

—Me alegra que lo pienses. Es nuestro, podemos venir aquí cuando queramos.

Deje escapar otro suspiro de incredulidad, sin creer que Carlisle me compraría una maldita isla. Era increíblemente bonita: me encantaban las ventanas que rodeaban la casa y le daban una vista perfecta de la playa. La playa no se parecía en nada a la de La Push. Su arena era blanca, el agua tan azul como el cielo y se veía perfectamente clara, incluso a la luz del atardecer.

La casa era otra vista en sí misma. Pensé que la casa en Forks era impresionante, pero la casa en la isla estaba reemplazando instantáneamente mis pensamientos. Madera oscura decoraba las escaleras y las mesas, los muebles eran todos blancos, con toques de colores tropicales aquí y allá. El suelo era de madera marrón claro, cubierto por otra alfombra blanca. Todavía no podía parar de pensar en las ventanas que dejaban entrar tanta luz. Me encantaba que Carlisle no tuviera que esconder su piel en su isla.

Salí del alcance de Carlisle y me pare frente a la ventana mirando hacia el océano. La puesta de sol proyectaba un reflejo naranja y rosa sobre el agua, haciendo que pareciera una pintura.

—¿Quieres salir?

Mire a Carlisle y luego a mi vestido. Sonreí.

—Déjame cambiarme y luego te veré allá afuera.

Carlisle se inclinó para besarme suavemente antes de retroceder con una sonrisa.

—No tardes demasiado.

Espere a que Carlisle desapareciera por las amplias puertas de cristal antes de hacer un pequeño baile de celebración. No podía entender el hecho de que estaba casada con Carlisle y que ahora me encontraba en mi propia isla. Después de un momento, deje de saltar y respire hondo.

Agarre mi equipaje que Carlisle había colocado en la cocina y lo puse en uno de los sofás antes de abrirlo. Yo misma había empacado la mayor parte, principalmente porque escuche lo que Alice le hizo a Bella. No quería correr ningún riesgo.

Agarre un traje de baño y una toalla que había empacado, antes de quitarme los zapatos y buscar un baño. Después de maravillarme con el baño que encontré, pude concentrarme en cambiarse para encontrarme con Carlisle en la playa.

Me mire en el espejo varias veces, mordiéndome el labio mientras miraba el traje de baño. No era como si Carlisle me hubiera visto en traje de baño antes (apenas había oportunidades en Forks) y me sentía ansiosa. Además, Carlisle no me había visto en traje de baño. Cerré los ojos y suspire profundamente mientras agarraba mi toalla.

—Es solo Carlisle, Diana. No seas idiota.

Camine descalza por la casa, manteniendo la toalla cerca de mi estómago cuando llegué a la puerta de atrás. Podía ver la silueta de Carlisle a través del cristal, sonriéndome mientras entraba al agua.

Después de tomar otra respiración profunda, abrí la puerta de vidrio y comencé a caminar hacia el agua del océano. La arena todavía estaba tibia sobre mis pies, a pesar de que el sol había desaparecido. Me deleite con la sensación por un momento, deseando que La Push tuviera arena tan cálida.

Finalmente llegué al agua, colocando mi toalla junto a la de Carlisle antes de dejar que mis pies tocaran el agua. Me había preparado para el frío, pero me relaje al instante cuando sentí lo cálido que estaba el océano.

—Te tomó bastante tiempo —Carlisle se burló de mí cuando apareció a mi lado, haciendo que me salpicará un poco de agua.

—No tardé tanto —me defendí, y Carlisle se echó a reír.

—Solo te estoy molestando —dijo mientras se giraba para mirarme. Podía sentir mis mejillas enrojecerse; incluso en la oscuridad, podía sentir los ojos de Carlisle sobre mi cuerpo. Sus fuertes manos agarraron mi cintura y me acercaron a él—.Eres hermosa, Diana —susurró mientras besaba el costado de mi cuello.

Sonreí tímidamente, apartando la mirada de sus ojos vigilantes y hacia el agua.

—Todavía no puedo creer que esto esté sucediendo.

—¿El qué? —Carlisle sonrió—. ¿Qué estemos casados ​​o que estemos aquí?

—Ambas —me encogí de hombros, entrelazando mi mano con la de él y colocándola de nuevo en su pecho sin latidos— Se siente como un sueño hecho realidad

Nos quedamos en silencio ahora, escuchando mientras las olas rompían contra la orilla. La luna brillaba contra el agua, emitiendo un resplandor que permitió a los dos ver el océano frente a ellos. Era bueno saber que éramos los únicos dos en la isla y que nadie nos interrumpiría.

Carlisle de repente giró hacia mí para mirarme, colocando una mano sobre mi cintura mientras yo le rodeaba el cuello con mis manos. Me eché a reír cuando comenzó a bailar conmigo

—¿Qué estás haciendo?

—¿No se me permite bailar con mi esposa? —él sonrió.

—Por supuesto —asentí— Puedes bailar conmigo cuando quieras.

Me hizo girar a través del agua, escuchando como mi risa rompía el aire tranquilo. Coloque mi cabeza sobre su pecho, quitando mis manos de su cuello y envolviéndolas alrededor de él en un abrazo más fuerte.

—Te amo.

—Te amo, Diana —él besó la parte superior de mi cabeza.

Suspiré contenta y cerré los ojos mientras me apoyaba contra él. Deseo poder quedarme en esta isla con Carlisle para siempre, solo nosotros dos en mi propio pequeño mundo. Eventualmente, sin embargo, tendrían que regresar a casa a nuestras propias responsabilidades. Todavía Carlisle tenía su trabajo y yo tengo que cuidar a los niños, y ambos teníamos una familia que no podíamos abandonar.

Pero no importaba qué pasara de ahora en adelante, al menos siempre nos tendríamos el uno al otro. Solo basto una mirada para caer enamorada de él y ahora estamos unidos para siempre. Qué más podría pedir, él era el amor de mi vida y nunca lo cambiaria.

—Sabes algo - me aleje un poco mirándolo

—¿Qué?

—Mi vida fue una historia realmente problemática —él me dedicó una sonrisa — llena de dolor, amor, amistad pero me alegra que terminara bien. Soy realmente feliz cuando estoy a tu lado Carlisle. Mi adorado Doctor.

—Yo digo lo mismo —beso mis labios —Mi Bruja Original.



La Bruja OriginalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora