Capítulo 6: Atacante.

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Fire apenas podía quedarse quieta. Para ella, la tranquilidad tenía un aura inquietante que le impedía relajarse, odiaba el silencio, lo perfecto y cualquier cosa que implicase estar sentada. Rupert la había catalogado como un alma inquieta y esta no podía evitar amar la adrenalina que la consumía al no cumplir ninguna norma injusta. Neo no tardó en descubrir esta faceta, pues, cuando menos se lo esperaba, la heredera volvió a enfundarse en su uniforme y saltó por el muro de la mansión hasta regresar a el bosque que la guiaba la su adorada granja.

Aunque fuera una idea precipitada y peligrosa, no soportó que Romin le negase regresar junto a su familia, por lo que, con el rocío de la mañana humedeciendo sus desgastadas botas, corrió entre los altos robles. Suplicó en su interior que nadie se hubiera dado cuenta de su ausencia, comenzaba a conocer a Neo y estaba completamente segura de que no le haría gracia que estuviera sola.

Se sorprendió al percatarse de que la cabaña de sus padres no estaba tan lejos de la mansión, apenas había pasado una hora y ya podía divisarla al final del natural e inmenso pasillo de plantas. Su sonrisa se borró al fijarse en los soldados reales rodeando su hogar, frunció el ceño y se estremeció al tener un mal presentimiento. Dudó en avanzar, no obstante, antes de hacerlo, la mano de una persona se posicionó sobre su boca y la apegó contra su tórax.

Forcejeó, agobiada por el terror, y costosamente se giró hacia la persona que la retenía. La tensión de sus músculos se relajó al reconocer el negro iris de Dagger y no dudaron en abrazarse con los corazones palpitando en sus gargantas.

-¿Os han hecho algo?-Cuestionó Fire y se alejó unos centimetros para poder examinar su estado. Su hermano estaba cubierto de heridas y las lágrimas se agolpaban en sus ojos como si estuviera apunto de romper a llorar.

Las manos de la heredera temblaron y lo tomó de las mejillas para que no apartase la mirada. La preocupación se adueñó de ella al no recibir ninguna respuesta. Sus palpitaciones se aceleraron en el momento que un disparo recorrió el cielo, se tapó los oídos como autoreflejo y Dagger la obligó a agacharse.

-El infante Romin delató a papá, también asesinó a mamá el mismo día que te llevaron con ellos.-Susurró, protegiéndola bajo su cuerpo. Su temblor era notable y parecía un cachorro aterrorizado.

Fire se quedó paralizada, abrumada por las amargas noticias. Quiso llorar, no obstante, lo primero que sintió fue como la rabia recorría por sus venas. Una bala golpeó el tronco que se alzaba sobre ellos y reprimió un grito de horror. Dagger volvió a abrazarla más fuerte.

-¿Qué vamos a hacer ahora, Dagger?-Jadeó sin poder entender nada. El agarre del mayor se volvía más fuerte por momentos hasta el punto que le faltaba oxígeno. Ladeó el rostro en busca de una respuesta, sin embargo, lo único que pudo encontrar fue la afilada navaja que alzaba el mayor sobre ella. -Dagger...- Su voz escapó de sus labios, atónita.

El nombrado la giró bruscamente, quedando encima. Hicieron un breve contacto visual y Fire consiguió captar como un reflejo rojo se apoderaba del iris de su hermano. Gritó desesperada mientras que sujetaba sus antebrazos con fuerza, impidiendo que clavase el arma contra su pecho. Luchó con todas sus fuerzas.

-Es mejor que mueras como tu verdadera familia. El reino está bien como está, tu vida solo traerá desgracias.-Sus carcajadas destrozaron el corazón de la joven, quien sollozó al debilitarse por la fuerza que él empleaba en su contra.

-Dagger, sueltame.-Suplicó cuando consiguió vencerla.

El mayor alzó la navaja en el aire y el tiempo se congeló inmediatamente. Las manos de la heredera trataron de evitar que la hoja atravesara su pecho y notó como esta se clavaba en una de ellas. El dolor la mareó, no puso resistencia y cerró los ojos con fuerza, esperando un nuevo ataque.

Un nuevo disparo silenció la respiración agitada que escapaba de la boca de Dagger, los segundos transcurrieron con confusión y, cuando consiguió volver a levantar los párpados, el rostro furioso de Neo se agachó en su encuentro.

Buscó a Dagger desesperadamente, encontró su cadáver a su lado y notó como se quedaba sin aire. No le importó el dolor de su mano, se arrastró hasta el cuerpo inerte y dejó escapar el llanto que había estado reteniendo.

-Debemos irnos, alteza.-La suave voz del estratega interrumpió los agonizantes sollozos de la muchacha. Se arrodilló a su lado y, con extremo cuidado, le ocultó el rostro contra su tórax para que dejase de observar a su hermano. Le acarició la nuca, intentando mantener la compostura, y la ayudó a incorporarse.

-No lo entiendo...-Balbuceó, la confusión la mantenía presa y experimentaba como su cuerpo seguía preso bajo los efectos del peligro.

-Ya estas a salvo-Neo le susurró con la tristeza cubriendo sus entrañas. Tomó su muñeca y buscó un pañuelo en su bolsillo. Rápidamente, detuvo la hemorragia, rodeando el corte con este. Le indicó que andase, pero la joven se quedó en el lugar y regresó la mirada hasta Dagger.

Se limpió las lagrimas con la tela de su americana, el vacío de su pecho aumentó y busco incoscientemente algún atisbo de vida en él. Neo apoyó una mano en su hombro.

-Es un lugar peligroso, en la mansión podré curarte... -Insistió, recibiendo un breve y triste asentimiento por parte de Fire.


Ulan le extendió un botiquín al preocupado estratega, la heredera no había pronunciado ni una palabra durante el camino de vuelta y las lágrimas seguían gobernando sus claros ojos.

Las reprimendas del infante Romin inundaron la habitación, no obstante, Fire estaba totalmente perdida en sus pensamientos y recordaba, una y otra vez, los ojos sin vida de su difunto hermano. Cada vez que aquella imagen pasaba por su mente experimentaba unos intensos estremecimientos que la dejaban sin respiración. ¿Por qué había intentado asesinarla? ¿Acaso nunca la quiso como una hermana? Sus labios temblaron al intentar retener un nuevo río de lágrimas, una de ellas se escurrió por su mejilla y Neo la atrapó con su dedo rápidamente.

Analizó su expresión intranquila y sintió como su corazón se estrechaba. Hubo algo en él que le transmitió una extraña seguridad, como si le estuviera diciendo através de la mirada que no tenía de que preocuparse.

Romin suspiró y le pidió a Ulan que le llenase un vaso de vino. Su rostro disgustado no pasó desapercibido por ninguno.

-Gwendoline, a partir de ahora tienes prohibido salir de este recinto sin escolta.-Le informó, tomó la bebida que le extendía Ulan y se marchó de allí sin despedirse. La doncella lo siguió rápidamente.

-Lo siento, Neo.-Susurró Fire una vez que se quedaron a solas y mantuvo los ojos sobre sus muslos mientras el nombrado le vendaba la herida.

-No debes disculparte.

El estratega se levantó al finalizar el vendaje, dispuesto a marcharse y dejarla descansar. Por el contrario, la joven apretó los labios y lo detuvo antes de que abandonase su dormitorio. Se miraron directamente a los ojos y Neo tuvo la sensación de que se perdía en ellos.

-¿Dónde está Rupert? ¿Se encuentra a salvo?-Preguntó con nerviosismo. El soldado sonrió ladinamente y le acarició el cabello como la noche anterior.

-Pronto podrás verlo, sólo debes confiar en mí.-Le prometió. Fire asintió, algo más tranquila pero sin abandonar el sentimiento de preocupación que la carcomía.

-Eres el único en quien confió...

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