●◇ 1 ◇●

5.7K 303 36
                                    

—Se que no te conozco, pero te deseo tanto... todo el mundo tiene sus secretos, solo mantengamoslo así.

Esas fueron las palabras que un hombre me susurró al oído, para luego devorar mis labios como nadie nunca lo había hecho, pero todo lo que me había llevado a él, aquella noche, comenzó el día anterior, cuando tuve que aceptar que mi vida se estaba tornando lamentable, y tenía que empezar a cambiar mi forma de vivirla.

Era viernes, comenzaba a anochecer, pero yo aún seguía en mi oficina trabajando, cuando de repente mi hermana entró directo a regañarme.

—¡Hermano es necesario que salgas más! —exclamó molesta, entrando sin siquiera tocar—. Tu trabajo te está consumiendo.

—Estas exagerando —afirme mientras leía unos documentos.

—¿Enserio lo crees? —cuestionó parándose a mi lado—. ¿Cómo tenía mi cabello ayer?

—¿Por qué es importante eso?

—Porque ayer nos vimos —respondió molesta—. Vamos dime.

—No le veo el punto —La ignore y empecé a firmar los documentos que tenía.

—Ese es el punto hermano —afirmó y me sacó los papeles que tenía en la mano—. No lo sabes.

Devuélvemelos —le exigí extendiendo mi mano hacia ella—. Me preguntas algo que ningún hombre te contestaría hermana.

—Tú si lo hubieras sabido —aseguró molesta.

—¿Qué es lo que quieres hacer exactamente? —cuestione ahora mirándola—. ¿Qué es lo que estás intentando probar?

—Al menos ahora me miras —dijo devolviendome los papeles—. Y no quiero probar nada, solo quiero que vuelvas a vivir tu vida, que vuelvas a ser el de antes —afirmó mirándome a los ojos.

—¿De que me servirá eso? —cuestione levantándome de mi asiento.

—¡Dios hermano! —exclamó—. Por favor, han pasado años desde que el se fue —mencionó sujetando mi brazo—. Necesitas retomar tu vida donde la dejaste.

—¿Por qué lo mencionas ahora? —cuestione yendo hacia los ventanales de mi oficina.

—Porque soy tu hermana, y quiero lo mejor para ti —respondió acercándose a mi otra vez—. Tienes que volver a ser el de antes, ese que sonreía, que salía, que se divertía, que hacía toda clase de cosas porque odiaba lo rutinario en su vida.

—¿Qué caso tiene volver a ser el de antes? —cuestione mirándola—. ¿Acaso el volverá si lo hago?

—Demonios ya tienes que dejar se lamentarte por eso, ¿para que quieres que vuelva dime? —cuestionó molesta—. Tienes que entender que el solo se ama a si mismo y a nadie más.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Lo sabes, sabes lo que quiero decir.

—¿Por qué ahora? —cuestione fregandome los ojos—. ¿Por qué después de tanto?

—Porque han pasado tres años Win, y aún no lo superas —respondió sujetando mi brazo nuevamente—. De verdad tengo miedo.

—Miedo —reí—. ¿De qué?

—De que termines viviendo una vida miserable —respondió mirándome a los ojos.

—Yo quiero una vida miserable —afirme apartando la mirada—. La merezco.

SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora