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Mis memorias me devolvían de vuelta a edificio de DEAD, ¿qué tipo de ser podría ser tan cruel como para destruir aún más la vida de una huérfana? ¿Cómo me habían encontrado? Creí que en FATE estaba segura, pero me equivocaba, jamás me desataría de mi pasado, olvidar es negativo, aceptar es casi imposible, y más cuando cada maldito día la verdad vuelve para reventar hasta el último nervio. Aún así, algo iba mal en aquél presente, en mi interior, algo distinto. Creía que había asesinado a alguien, y me había sentido más libre que nunca. ¿me convertía aquello en una persona propensa a la psicopatía? ¿Había sido así desde temprana edad? Quizás se referían a eso cuando dejaron ver que yo tenía una enfermedad mental, pero nunca nadie me había examinado psicológicamente para decir algo así de mí, solo Stare sabía algo más sobre mí, pero él se comportó como el padre que me había faltado durante años... Todo iba encajando, finalmente me estaba dando cuenta de quién podía ser el que me había hecho tanto daño, y era mi ignorancia, únicamente.

- Ya casi llegamos. -Rob volvió a hablar después de varios minutos sin abrir la boca.

La ciudad se veía a lo lejos, aún faltaba, dolían los músculos, y posiblemente nos cruzaríamos con otro tren antes de poder salir de allí.

- ¿Qué es eso? -pregunté señalando en medio de la vía a lo lejos.

Parecía una caja negra un tanto sospechosa que no tenía nada que ver con la electricidad que hacía funcionar el tren. La intuición nos obligó a correr para llegar antes hacia el lugar.

- Demasiado raro, en el interior puede haber cualquier cosa, es peligroso, mejor no tocarlo. -mi compañero respiraba con fuerza tras cada frase, agotado.

- Espera, ¿escuchas esto?

Un ruido apenas perceptible marcaba los segundos, fuera lo que fuera que estuviera allí dentro, funcionaba como reloj. Si abríamos, el mecanismo podría alterarse, si no abríamos, nunca sabríamos a tiempo qué había.

- ¡Se acerca otro tren! -exclamé de los nervios.

- Ven, lo tenemos que parar.

Comenzamos a acercarnos a él toda prisa, pitaba para que nos apartáramos, pero nosotros hacíamos señas para que no continuara adelante. Finalmente logramos que se rindiera antes de atropellarnos, afortunadamente, al estar saliendo de la ciudad, aún iba lento.

- ¿Se puede saber qué demonios estáis haciendo? -el piloto salió de muy mal humor.

Me encargué de explicarle nuestro miedo, cosa que entendió poco después. Aún le estaba pidiendo disculpas cuando una explosión nos tiró al suelo por la onda expansiva, ahora sí nos creía. Estábamos aún al suelo cuando volvimos a mirar hacia la maleta negra, todo a su alrededor estaba oscuro, quemado, no había rastro de la caja, y las vías estaban destruidas.

- Increíble... El conductor no daba crédito, lo acabábamos de salvar, a él y todos los pasajeros.

Llamó a las autoridades, esperamos con él mientras se acercaban, pero cuando escuchamos que se acercaban, a pie, ya que no podían acceder de otro modo, supimos que era el momento de irnos los dos por el otro lado. Observábamos las caras de los pasajeros mirándonos desde las ventanillas azuladas como meros fantasmas silenciosos, en eso se habrían convertido si no hubiera sido por nosotros, era una sensación reconfortante y a la vez escalofriante.

Llegamos al fin, la estación era nuestra única salida, así que accedimos al edificio como si fuéramos simples pasajeros, nadie nos vio salir de las vías, pues el siguiente tren tardaba tanto en volver a pasar, que nadie quería esperar bajo el sol. Éramos libres, más o menos. El plan ahora era encontrar algún modo de llegar hasta nuestra ciudad, y lo primero que debíamos hacer era reconocer dónde estábamos en aquél momento.

Las calles estaban desérticas también, sus habitantes seguramente debían estar trabajando o en casa, evitando el calor. Teníamos sed, así que accedimos a un centro comercial dónde no había ni un alma, ni siquiera trabajadores, nos empezaba a preocupar tanta soledad. Las máquinas expendedoras aún funcionaban, ambos nos elegimos un par de bebidas energéticas, la fecha de caducidad estaba lejos en el calendario.

- Ya sé que podemos hacer, ahora que estamos aquí. -rompí el silencio mortuorio.

- Explícate.

- Esto es una ciudad fantasma, o al menos eso parece. Vayamos a la biblioteca, allí estaremos entre información alcanzable, aprovechando así para investigar qué está ocurriendo en realidad.

- Investigar... -repitió en voz baja. -Buena idea, chica.

Medio perdidos por las altas torres rascacielos abandonadas pero bien conservadas, pudimos llegar a nuestro destino tras rebuscar y adentrarnos en el centro de la muerta ciudad. La biblioteca era enorme, una mitad llena de libros, la otra de despachos y miles de documentos guardados en memorias informáticas.

- Vale, primero es estudiar lo que tenemos. -Rob abrió la carpeta que había salvado con él.

Los estudios de nuestras personas estaban allí, lo que había dicho el acompañante de Assol por fin estaba ante mí, y no iba a quedarme con la duda. Fui a retirar el papel de encima describiendo a Rob, para ver el mío, sin embargo unas palabras clave en su folleto me dejaron boquiabierta. El joven me miró para comenzar a dar su explicación amablemente.

- Es lo que quería contarte hace tiempo, Cassie, no me culpes por haberlo escondido tanto tiempo, simplemente hice el juramento de no explicárselo a nadie.

- ¿Qué más sabes?

- Poco, demasiado poco para lo que me gustaría a mí. Te busqué durante años, de haber sabido que tú eras Jessica Qork, nos habríamos ahorrado meses de trabajo.

- ¿Cuánto tiempo llevas con esto?

- Seis años.

- ¿Y Stare lo sabía?

- Por supuesto.

- ¿Y por qué no me descubrió?

- Supongo que sus motivos solo los sabe él.

No podía creer lo que acababa de descubrir, el idiota que me había acompañado desde que entré a FATE era en realidad un investigador, un miembro de la The Reckoning Agency and Cultural Knowledge, TRACK, para acortar. Una sociedad policíaca distinta a la que protegía las ciudades, éstos eran los que se encargaban de hacer pagar las injusticias causadas por la mafia, y por eso se los conocía como la Secta Secreta, porque nadie sabía dónde estaban ni cuando vigilaban. Ahora entendía cómo tenía tanta puntería disparando y tanto interés en conocer todas las respuestas a sus preguntas, era su trabajo, y no podía contárselo a nadie. Pero una vez más, los DEAD tenían también esa información.

- ¿Me odias por ello?

- Descarado por tu parte pensar que me provocas algún tipo de sentimiento.

- Ya veo que ni así me vas a respetar...

- No, no va a cambiar nada. Ahora, déjame ver mis papeles, y luego me cuentas TODO lo que sepas de mi padre.

- ¿Y di te digo que es información confidencial? -se acomodó vacilándome en la silla.

- ¿Y si te pego un tiro? -amenacé preparando la pistola de nuevo.

- Pues te quedarás sin topo.

- Hijo de...

- Se acabó, Cassie, has malgastado tu oportunidad de liderar, ahora mando yo.

- No se trata de quién mande, aquí no hay líder.

- Pues al parecer eso has dado a entender desde un principio.

Hiding On Land of DEAD, FATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora