- Toma, no había nada más de provecho.
- ¡Patatas fritas! Gracias por preocuparte tanto por mi salud, cielo.
- ¿Por qué no te metes el sarcasmo por donde te quepa?
- Porque no me dejas... -rió al ver mi cara de asco.
Algo de comida basura era mejor que nada, almenos daba energías. Suerte que la estación se mantenía en pie, no teníamos otro lugar donde ir, así que si nos quedábamos en silencio, podíamos descansar unas horas. Hacía un frío tremendo, algo normal tratándose de un desierto. A lo lejos se veían los restos de DEAD, era poético ver el humo y las luces de los bomberos luchando para apagar el fuego.
Me agité en un banco sola dejando a Rob al de al lado, sin embargo las bajas temperaturas del metal y del ambiente nos obligó a tomar una decisión que no hubiera imaginado posible anteriormente... Me levanté y me puse delante de él.
- Tú -solté para que abriera los ojos. -, hazme hueco.
En un principio no supo como reaccionar, moviéndose cual gusano por el banco hasta finalmente colocarse más atrás con su espalda tocando el helado respaldo. Yo tenía apenas unos centímetros para colocarme, y tenía que pensar bien si debía quedarme cara a cara con él o seguir notando el frío ante mis narices cubriendo solo la espalda con él. Me observaba como un cachorro evitando clavar su mirada en la mía, solo había un paso de lindo a escalofriante, pero no había más opción. Decidí acurrucarme en su pecho para mantener el calor, y él automáticamente me rodeó con ambos brazos. Había olvidado lo cómodos que eran los abrazos, más cálidos que una manta.
- Ni se te ocurra despertarme con carantoñas. -pellizqué en la camisa.
- ¿Ni un besito?
- MENOS.
Nos dormimos hasta que salió el sol, pero recuerdo un hermoso sueño que tuve esa misma noche, quizás una tontería, aunque me gustaría explicarlo.
Según recuerdo, estaba sentada en una terraza de bar, tomando un refresco, todo era tranquilo, el día era primaveral y se estaba bien. Pero unas fuertes vibraciones asustaron a los ciudadanos. Miré hacia todos lados, en el este, justo por la vía principal, se acercaba una colosal figura de hierro, aplastando todo en cuanto pisaba. Quedé paralizada, veía como su mirada roja era penetrante, y se dirigía hacia mí sin pronunciar palabra o sonido alguno que no fuera el ruido de los muelles, por lo que no me escondí. Cuando lo tuve casi encima, se agachó para que subiera en su mano, y así lo hice. Me llevó hacia un túnel más alto que él, en la orilla del mar, el agua le iba por las rodillas, y en medio del puente había una apertura que solo facilitaba el paso humano. Entré para descubrir un mundo mágico al otro lado, como si fuera ficción en la edad medieval, incluso un pequeño dragón lila oscuro me dio un libro de hechizos.
Un sueño tonto, lo sé, pero me encantó. En fin... Ya por la mañana, noté unas suaves caricias en mi pelo.
- Buenos días, amapola.
- Buenos d... ¿Qué me has llamado?
Sabía que no quería ofenderme, pero de ahí a comparar mi pelo con algo completamente rojo no era un buen comienzo de día.
- Anda, si es como si me llamaras ópalo a mí... -me apretó con los brazos, aún estábamos agitados.
- Carbón pero con disléxia, te llamaré. -le pellizqué la nariz.
- ¿Algún milagro logrará que seas cariñosa conmigo?
- Cuando DEAD sea líder mundial.
- Hubiera preferido que dijeras "cuando los cerdos vuelen" o algo así...
- Demasiado fácil de conseguir si te pateo las mejillas traseras. -hice el gesto de levantarme.
- No te vayas... -se quejó. -Deja que te acaricie cinco minutos más...
- Oye, que no soy un perro... -esquivé su mano. Me miró con cara de compararme con otro animal basándose en el color de mi pelo otra vez -Como lo digas voy a cometer otro homicidio.
- ¿No te gustan los zorros?
- Simplemente no soy uno.
Conseguí que me soltara y pude al fin dejar de sentir el latido de su corazón en mis manos. Ahora que lo pensaba... ¿me habría basado en ello para recrear los pacíficos pasos del robot de mi sueño? Tonterías. De repente lo escuché reír tímidamente, entonces me tiró del brazo para volver a sentarme a su lado, aprovechando para besarme antes de que huyera de él. No me fui, dejé que sucediera, al fin y al cabo, ¿qué otra cosa podría haber hecho por aquél entonces? Me estaba ablandando demasiado...
Freaten estaba lejos de la central de FATE, no teníamos método de transporte más que a pie. Al final el papeleo de Rob y mi idea de crear una armadura en aquella ciudad se habían ido al carajo, pero era mejor dejarlo todo atrás y volver a "casa". Tocaba caminar de nuevo, siguiendo las vías una vez más. Todo aquél tiempo fue suficiente para continuar creando teorías sobre la gente del búnker.
- Sigo sin dar con una idea convincente... -Rob estaba más pendiente del caso que de mí.
- Yo seguiré pensando que estaban refugiados y que nosotros los asustamos, debieron creer que éramos de DEAD, y tras tanto tiempo en la sombra, actuaban como muertos vivientes.
- Podría ser, pero la intuición me dice que no es tan fácil...
El camino fue aburrido y cansado, nada especial ocurrió, ni siquiera un tren parado, ya tendrían el reporte del estado de las vías, la policía se habría encargado el día anterior tras la bomba... ¿Qué ocurrió para que la colocaran ahí? Asesinar a ciudadanos sin ton ni son... No tenía sentido. ¿La mafia? ¿Idiotas adolescentes con ideas psicópatas?
Teníamos tres temas pendientes de estudiar una vez llegáramos a la ciudad, y no sabíamos cuál era el más importante, o si tenían alguna conexión entre ellas. Suponíamos que lo primero era descubrir cómo los de aquella empresa de mala muerte nos habían estado siguiendo la pista en FATE.
La estación que marcaba el fin de nuestro larguísimo camino al fin nos cubrió con su sombra. Hogar dulce hogar, solo era cuestión de llegar a la planta principal y fin del terror a ser encontrados por el enemigo.
- Por fin, ya hemos llegado... ¿Te apuntas a una pizza?
- Rob, quizás algo más saludable sería...
- Espera, ven, escóndete.
Me hizo callar, algo raro en él. Una expresión de espanto en sus ojos me obligó a fijarme en lo que le estaba provocando tal estupor. OH NO.
En las pantallas de los televisores anunciaban el suceso contra DEAD, y nos culpaban directamente a nosotros dos, cuando era realmente difícil que dos personas solas pudieran causar una destrucción tan masiva. Nos querían capturar vivos o muertos, habían puesto precio a nuestras cabezas.
- ¿Tres mil Carades por mi pellejo? No soy tan barato, chavales. -refunfuñó ofendido.
- Si quisiera yo te tendría gratis...
- Tú sí, ellos... Espera, ¿en serio?
- He dicho si quisiera.
Rió feliz mientras yo continuaba mirando las noticias. ¿Cómo íbamos a llegar a la empresa sin morir en el intento?
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Hiding On Land of DEAD, FATE
Science FictionCassie y Rob trabajan como repartidores en la empresa FATE, una compañía líder mundial experta en armas y tecnología en una guerra silenciosa con la segunda potencia, DEAD, quienes quieren devolver la calidad de vida de los humanos del pasado y eli...