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 - Buenas tardes, señorita Estara. Vemos que llegó antes de lo previsto, así que podemos dar por comenzada la reunión. -saludó un individuo de la misma edad que mi supervisor, a su lado.

Los cinco accedimos al despacho, mis nervios eran como una bomba a punto de explotar. Era el turno de escuchar al supervisor, al General, al jefe y al propio Presidente de FATE y por consecuencia, de Casaret, ante mí sobre el motivo de la charla. Y luego, ellos me tendrían que escuchar a mí. Era el momento más importante que había vivido hasta entonces, no podía echarlo por la borda por culpa de los nervios. El Presidente Dwan comenzó a hablar.

- Bienvenidos, -me miró tras una corta pausa -y bienvenida. Me complace empezar esta reunión con los datos de la última revisión sobre la venta de producción y la competencia.

Al parecer, las ventas se habían elevado un 2,1% en comparación al último mes, con un total de 15% comparando con el año anterior, unos números brutalmente elevados para una empresa de tan alto nivel. Estábamos haciendo bien, pero preocupaba la inflación, por lo que se necesitaba actuar rápido. Por otro lado, DEAD estaba perdiendo interesados, pues con los proyectos de nuestra compañía llegábamos a dar acceso en todo el mundo con productos en ámbitos de ciencia y vida cotidiana, mientras que la competencia se dedicaba a hacer manifestaciones y sus seguidores se estaban volviendo cada vez más violentos. Los cuatro hombres discutieron del tema unos pocos minutos mientras yo observaba en silencio, como si no existiera para ellos. Ahora faltaba lo más importante.

- Entonces -el Presidente se dispuso a entrar al nuevo tema -, como bien indican nuestras siglas FA, el segundo objetivo de esta reunión es profundizar sobre el impacto de las armaduras en Casaret, pues como todos sabemos, DEAD y sus filiales parecen estar planeando un ataque, y aunque podemos imaginarnos cómo lo están preparando, no debemos confiarnos, pues su Presidenta y su gente forman el 0,01% de las mentes más inteligentes del planeta, y esto es lo que los ha llevado a tan elevado nivel mundial. Hoy estamos aquí para presentar la idea de la señorita Estara, directora de diseños de armaduras de la mejor calidad.

Me levanté con la maleta en mis manos, la coloqué en la mesa aguantando el mismo silencio que hasta en aquél momento, corté la brida y por fin el interior pudo ver la luz de nuevo. Stare me miraba mezclando envidia y orgullo, todos allí conocían mi pasado y el motivo por el que estaba allí. Si alguien ahí sabía sobre armaduras y armamento, esa era yo.

- Señores -empecé -, agradezco esta oportunidad, desde que llegué a FATE he trabajado como distribuidora de productos varios, así es cómo me conocen todos mis compañeros, pero gracias a usted, Señor Treff, General de las fuerzas armadas, mi segundo trabajo se convirtió en diseñar armaduras capaces de aguantar altas y bajas temperaturas, golpes, disparos, y todo lo que una batalla pueda conllevar. De este modo, utilicé mis conocimientos para testar este proyecto que hoy presento -desplegué la pesada vestimenta negra, parecida a la mía, pero con detalles que diferenciaban -. Esta es mi creación, de apariencia blanda, pero en el interior de ambas capas principales más dobles está rellena de Materia Blanca, lo que significa que esta armadura funciona como cualquier aparato mecánico, con energía blanca, y por tanto, contiene tres baterías en la parte trasera, justo en la parte baja de la espalda, para más comodidad. Cada una de ellas está preparada para durar tres días, ya que el uso de esta energía no es a tiempo completo. Me explico...

Mi seguridad daba altibajos cada vez que miraba los ojos de mis espectadores, sin saber si aquello les parecía una locura o un ingenio. En fin, tocaba explicar detalladamente la innovación de mi creación:

- ¿Ven este cableado que se esconde por la manga hasta el cuello? Este traje es especial, pues trae consigo un casco apenas pesado que se coloca a modo tiara, y estos pequeños sensores conectan las órdenes neuronales con los impulsos de la energía blanca, dirigiéndose al brazo derecho o izquierdo, dependiendo de la condición de la persona, donde se coloca este gancho extensivo cuya función es agarrar las esferas blancas sin peligro alguno de que haya una explosión en el intento, pues el resto de armadura se encarga de mantener segura la entrada y distribución de poder. Por tanto, se controla con la mente igual que la mayoría de productos de nuestra empresa. Ahora bien, el motivo de este diseño se debe a unos estudios que he estado llevando a cabo con mis repartos en el área de Grant, lugar conocido por ser rodeado por DEAD, y que se teme que en cualquier momento atacarán. Esa área es conocida por su elevada cantidad de Materia Blanca en la superficie, y los militares podrían usar eso a su ventaja, ya que con una esfera agarrada en el gancho, podría ser usada como arma, incluso no puede descartarse poder trasladarse con más facilidad si el soldado ordena mentalmente tirar de la esfera en vez de absorberla.

Terminé la explicación principal y con calma aparente tomé un vaso de agua para hidratarme, de verdad que tenía calor, llegué a notar humedad en mis axilas, y eso me molestaba aún más. Si mi idea seguía adelante, sería la primera en llevar aquella armadura. Observé cómo los cuatro individuos se miraban de reojo construyendo sus preguntas en silencio. Me dio un escalofrío de nervios cuando el jefe de planta clavó su casi muerta mirada en la mía, me temía una respuesta negativa por razones que desconocía.

- Vamos a ver, señorita, este proyecto que nos has traído parece interesante... -por la formulación de aquella frase se veía venir un "pero"... y efectivamente -Pero, ¿está activamente probado? ¿Puesto a prueba por un largo periodo de tiempo? ¿Cuál es el índice de funcionamiento junto al porcentaje de fallos? ¿Qué ocurre si el soldado en cuestión está llevando a cabo una misión que le imposibilita hacer uso correcto de la armadura y no puede dar las órdenes neuronales?

Eran muchas preguntas para poner a prueba mi seguridad emocional, sin embargo todas ellas tenían respuesta fácil.

- Señor Hopp, con todos mis respetos, no puedo testar la armadura a mayor nivel de lo que me está permitido hacer sin poner en riesgo mi tapadera, por este motivo necesito el apoyo necesario para obtener más información del experimento y su funcionamiento real, para poder arreglar los desperfectos que puedan suceder en las pruebas y entrenamiento militar.

Había superado aquella ronda de preguntas, buena señal. Me tranquilizó la media sonrisa de Stare, parecía el más dispuesto a dar una oportunidad. Me sentía más segura de mí misma por primera vez desde que había entrado en ese despacho.

- Está bien, -aceptó el Presidente -tenemos que comprobar este proyecto antes de descartarlo o seguir adelante con él. Para ello, propongo, con el visto bueno de usted, General Treff, que la cantidad de 100 soldados, 50 varones y 50 muchachas prueben esta armadura durante el periodo de un mes. ¿Cree que será suficiente tiempo, señorita?

- Afirmativo, señor Presidente.

- Acepto la propuesta. -asintió el General.

- Estamos de acuerdo. -continuó Hopp.

- Enhorabuena, señorita Cassandra.

Suspiré aliviada, no podía fingir sonreír en aquellos momentos, me salía natural, una de las pocas veces que eso sucedía en mi vida. Estaba emocionada y apenas podía poner palabras al agradecimiento de mi oportunidad para mostrar mis conocimientos. Plegué el equipaje y sus complementos, bien colocado todo en la maleta de la que Hopp se encargaría a partir de aquél momento para hacer las copias una vez los 100 militares fueran elegidos. Mi trabajo no terminaba allí aún, por supuesto. Stare y yo tendríamos una charla a parte para comprender mejor mi proyecto y mi futuro como repartidora. Salimos del despacho, los tres personajes más destacados se quedaron hablando, dejando claro que Stare y yo teníamos que irnos, allí ya no teníamos nada más que hacer.

- ¿Vamos a tomar un café? -invitó el hombre.

- ¡Claro! -nunca me negaría a uno, honestamente.

Mientras bajábamos por el ascensor, mi supervisor me felicitó de nuevo y se mostró orgulloso de mi trabajo, pero su expresión cambió cuando llegamos a la cafetería, era como si le hubieran golpeado en el vientre e intentara disimular el dolor. Sabía el motivo, nos conocíamos demasiado bien.

Hiding On Land of DEAD, FATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora