CAPÍTULO 4

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Mientras Sunny llevaba a Taeyeon del brazo para sentarla en la sala de espera de aquel piso, Sooyoung se quedaba dentro con la familia de Tiffany. La señora Kim se fue a la cafetería, porque ni ella sabía qué hacer realmente y era frustrante. Taeyeon parecía perdida, aunque aquellas palabras eran totalmente justificadas, la estaban hiriendo de alguna forma. Sunny se quedó un rato en silencio, para que su amiga tomara un poco de aire. Seohyun se les unía, preguntando felizmente dónde estaba Tiffany.

-No me recuerda, Seo. Ella no recuerda quién soy.- Taeyeon se dirigió a su mejor amiga con una mirada desconcertada.

-El doctor nos informó que es uno de los daños que se habían advertido. Necesitan seguir revisándola, porque Tiffany tiene recuerdos muy vagos con su familia y su entorno, lo que nos dice que puede que haya más cosas que todavía estén ahí. Solo que requerirá tiempo.- Sunny comentaba con tranquilidad.

-Bueno, Tae, es mucho mejor a que ella se hubiera ido totalmente. Y sabes a que me refiero, esta es una nueva oportunidad y hay que agradecer que siga con nosotros.- Dijo Seohyun tomando asiento al otro lado de Taeyeon.

Tras un rato de silencio, Kim se marchó a la administración para checar todo el asunto de documentación. Los demás se quedaron un rato en la cafetería conversando en qué pasaría después de aquello. Creían que lo mejor era que alguien más se quedara con Tiffany y no solo Taeyeon. El señor Hwang tenía que regresar a EUA, ya que su hija estaba fuera de peligro y pensó en que él podría llevársela, solo tenía que platicarlo con su nuera antes. Ese día Taeyeon se fue a dormir a su casa, por lo que Sooyoung se ofreció a cuidarla. Intentó platicar con Tiffany sobre cosas que tuviera interés, pero se notaba incómoda y cansada. Así que solo se quedaron en silencio y después Sooyoung se quedó dormida. Es verdad que a Tiffany le molestaba no poder recordar, para ella era frustrante despertar con dolor de cabeza, después de varios días y saber que está casada y es rica, pero no sentir suyo nada de eso. Y por alguna razón, en el fondo no quería sentirse parte de ello. Tal vez estaba en total confusión y el dolor le impedía pensar con claridad. Agradecía estar viva, solo que su mente estaba muy lejos de ella en ese momento.

Por la mañana, las enfermeras llevaron a la pelinegra a chequeos médicos y estudios. La pasaron un rato al cuarto de recuperación, afortunadamente Tiffany estaba en un estado fuera de peligro. Así que solo tendría que estar una semana más para que después fuera dada de alta y siguiera su reposo en casa.

Kim llegó con el señor Hwang y se quedó firme a unos metros de la puerta.

-¿Pasarás a verla?- Dijo su suegro tomando la perilla de aquella entrada.

-Prefiero quedarme aquí, en unos minutos más entro.- Sacó su celular y se sentó en el asiento del pasillo.

-De acuerdo, Tae.- Le ofreció una sonrisa.

Taeyeon observaba la entrada de aquella habitación con mucho temor. No sabía si tendría el valor de ingresar. Pero, Sooyoung salió y le saludó antes de decidirse.

-Hola, Tae. ¿Qué tal pasaste la noche?- Se sentó a un lado.

-Bastante mal, ni siquiera dormí horas seguidas. Cada que lograba conciliar el sueño, tenía pesadillas y eso me volvía a despertar.

-Está bien, ¿sabes? Tienes miedo y esto es totalmente nuevo. Pero, requerirá de mucho trabajo y paciencia.- Le dio unas palmadas en su espalda y Taeyeon solo asintió con un suspiro pesado.

Unos minutos más tarde el señor Hwang salió para ir a la cafetería, Sooyoung ya se había marchado. Entonces Taeyeon decidió entrar en la habitación. Abrió lentamente la puerta esperando verla dormida, pero no tuvo suerte, Tiffany no tardó en voltear a verla. No había ninguna expresión en su rostro, la bella sonrisa que su esposa le dedicaba cada que se cruzaban, no estaba más. Se tenía que obligar a pensar que era mejor eso, a no volverla a ver jamás. Se adentró lentamente en el cuarto con cierta timidez. Kim no podía verla a los ojos, porque sentía una punzada en el estómago, sentía nervios y no de los buenos. Se limitó a pronunciar alguna palabra y solo se sentó en el sofá. Por otro lado, Tiffany solo la observaba, no sentía absolutamente nada por aquella persona que decía ser su esposa y la mujer que más amaba. Veía cada detalle de su rostro, su cuerpo delgado, su cabello entre plata y amarillo, sus tatuajes visibles en las manos. No generaba ni un solo recuerdo. Kim sentía su mirada y eso la ponía incómoda.

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