-No me lo puedo creer. Te prometo que no me lo puedo creer.- Repitió Aiko por tercera vez mientras se agarraba a la barandilla del barco y se balanceaba de un lado a otro, sin saber como sacar su enfado.
-Tampoco es tan raro que lo haya decidido.- Dijo Saya con aburrimiento, apoyada a su lado.- Todo a quedado en una anécdota, pero lo que nos pasó en la Nao abandonada podría haber sido mucho peor.
-Si, pero no era decisión suya. Nos preguntó si queríamos ayudar, también debería ser decisión nuestra cuando dejar de hacerlo ¿No?-Aiko se separó de golpe de la barandilla y se cruzó de brazos dándose la vuelta.- Si nos hubiese preguntado, si al menos se hubiese dignado a saber nuestra opinión. ¿Tu que habrías dicho? ¿Hubieses vuelto a Kanto hoy?
-Sabes que no.
-Y yo tampoco, pero aquí estamos, regresando a casa.- Aiko descruzó los brazos y resopló con rendición, dejando caer las manos a ambos lados de su cuerpo.- Y ni siquiera pudimos avisarle de nada.
Saya dejó de mirar el horizonte por primera vez des de que habían embarcado. Se habían puesto allí para ver como ciudad Portual se iba convirtiendo en una mancha cada vez más pequeña, pero tras media hora de viaje, ya hacía rato que no se veía absolutamente nada de la ciudad portuaria.
Tanto ella como Aiko, habían estado calladas des de que Máximo sentencio que lo mejor era que se fueran, y des de ese momento, se había iniciado una ley del hielo que parecía que iba a explotar en cualquier momento. Casi agradecía haberse separado del campeón con aquel apretón de manos y perderlo de vista, aunque ahora tenía un mal sabor de boca que no conseguía quitarse.
Por eso último, había dejado que Aiko empezase ha habar y a quejarse sin parar. Sabía que ella, por muy enfadada que estuviera, se sentía igual de mal por como habían ido las cosas. El enfado que les había producido la decisión y la culpabilidad que sentía Máximo, había impedido que lo hubiesen podido llevar como personas adultas, creando una discusión cada vez más absurda.
"Os pedí que vinierais porque necesitábamos ayuda para encontrar los prismas. Pero gracias a vosotras hemos conseguido encontrar un nuevo hilo del que tirar. Usaré el mapa que descubrimos en la cueva de Regice y encontraré los otros dos, para saber dónde está la isla que se ha perdido en la historia. Puedo hacerlo solo, sería una completa tontería que os siga poniendo en peligro como he hecho. Y esto que hago ahora, ya lo tendría que haber hecho en Azuliza."
Saya apretó los puños al recordar lo último que había dicho Máximo. Había sido tan contundente y a la vez con un tono tan tembloroso, que no podía evitar sentir cierta pena por él entre todo ese enfado.
-Saya.
-Dime.
Aiko se había girado de nuevo y estaba encarando a su amiga con los puños cerrados. Hinchó el pecho y dejó ir el aire lentamente por la nariz, esbozando poco a poco una sonrisa ladina.
-Ya he terminado de quejarme. Ya podemos volver con calma.
Saya se rio un poco ante aquello y alzó la mirada para ver como Charizar y Gengar volaban por encima de sus cabezas, vigilándolas de reojo a la espera de alguna señal por su parte.
En cuando vieron como Aiko alzaba el brazo y hacía la señal de descenso, Charizar se inclinó un poco y empezó a bajar hasta ponerse al lado del barco, yendo a la misma velocidad de este en lo que las entrenadoras se ajustaban las correas de las maletas alrededor de la cintura.
-¿Crees que Máximo acabará resignándose como Pegaso?
-¿Después de esto? Seguro.
Aiko sonrió amplio, subiéndose a los lomos de su pokemon, dejando el suficiente espacio para que Saya se pusiera detrás de ella. -Vamos.
YOU ARE READING
Pokémon, Los prismas de Hoenn
FanfictionSaya y Aiko por fin han podido salir de la región de Johto, dejando una aventura finalizada pero sin descansar. Ahora, se encuentran a bordo del barco que las lleva a ciudad Portual en la región de Hoenn, dónde Máximo las espera junto con el profes...