13-Leyendo las estrellas

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Por desgracia del grupo, la racha de suerte se había terminado para ellos.

Erico no había reconocido las instalaciones del mapa, incluso para corroborarlo había sacado el mapa que tenía él y habían comparado con lo que tenían. Pero por mucho que lo giraron en busca de una coincidencia que lo llevase a otra, no hubo suerte.

Así que ya no había más motivo para seguir instalados en Malvalona. Aiko y Saya habían demostrado en varias ocasiones que volvían a estar en plenas facultades, Aiko tenía su medalla, y Máximo el mapa oculto en la cueva de la ruta solar. Además, y sin contar con ello, quizá iban a tener la ayuda de Latias y Latios para seguir avanzando en sus investigaciones.

Dejaron la casa del líder lo mejor que pudieron y fueron al gimnasio de Erico a despedirse de él. Y aunque tuvieron la intención de irse a despedir de Ichi, no fueron capaces de hacerlo. Su amiga se había portado muy bien con ellas, las había ayudado, pero a la vez había entendido que estaban metidas en algo y ella misma había guardado las distancias, algo que iban a mantener hasta que no estuviera todo resuelto.

Salieron de casa de Erico que era cerca de mediodía. En el mapa se veía como la distancia de la gran ciudad al pequeño pueblo Pardal era corta, pero no por ello fácil, y aquello era lo que ralentizaba un poco la caminata.

Volvieron a cruzar la ruta paralela al desierto, dónde Saya y Máximo llenaron las maletas de algunas bayas que fueron encontrando, hasta llegar a la ruta 112. Por otro lado, Aiko tenía la sensación que iba con un guardaespaldas todo el rato. Había puesto el huevo en la mochila con todo el cuidado posible y lo llevaba cargando, mientras Charizar iba casi pegado a ella, vigilando que el huevo no se cayese o no sufriera movimientos bruscos.

-Vaya...-Susurró Aiko alzando la vista al cielo, dónde se veía el cráter del gran volcán. Hacía ya un rato que habían dejado el desierto atrás, pero no por ello esperaba por ver ya el volcán del que todo el mundo hablaba en Hoenn.

Era imponente a pesar de que solo estaba sacando una pequeña cantidad de ceniza. Los árboles cubrían la base de este pero la separación de ellos señalaba la presencia de un camino que hacía cuesta abajo y se perdía al oeste, muy por encima de dónde se encontraba en esos momentos el grupo.

-Tranquila, no hay que subir hasta allí arriba andando. - Bromeo Máximo al ver la cara que Aiko se lo miraba todo. - Vamos, es por aquí.

-Pero eso son escaleras. - Puntualizó Aiko al ver como el camino terminaba en unas escaleras bastante empinadas que subían en dirección al volcán.

-Son las únicas que hay. Te lo prometo. Vamos anda, Saya no se está quejando.

-Porque Saya se debe acordar de lo que hay en cada ruta. - Renegó Aiko metiendo las manos en los bolsillos, escuchando a su amiga reír ya unos escalones por encima, parándose para esperar a su amiga.

-Si quieres te cuento que después de estas escaleras te espera una cueva oscura llena de Grimer y Slugma, dónde es posible perderse. Y que después te espera...

-No, no. -Aiko se le tiró encima para taparle la boca, mientras Saya se reía al ver como la castaña ya se estaba poniendo nerviosa. - Si es para meterme miedo no quiero saber nada. Además, he estado estudiando, ¿Recuerdas? Se perfectamente que allí arriba hay un teleférico, no una cueva.

- ¿Estás segura? ¿Quieres apostar algo?

En esos momentos Gengar dejó de levitar por su cuenta y se puso encima de la cabeza de Saya, mirando con su sonrisa más ancha a la otra entrenadora.

-Eh, pues. -Aiko miró a Saya y a su pokémon, que en esos momentos tenían la misma sonrisa en la cara. - No me da miedo apostar. Nos apostamos una comida, la que pierda invita la otra.

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⏰ Last updated: Jan 31 ⏰

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Pokémon, Los prismas de HoennWhere stories live. Discover now