11- Un partido para ganar la medalla

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Después de llegar a casa de Erico parecía que el día no iba a acabar nunca. Saya fue la primera afortunada en ir a la ducha, haciéndolo todo lo rápido que pudo, pero aún así, tardó cerca de una hora. Aiko la siguió con un tiempo parecido, después Máximo y finalmente Erico.

Este último era el que se había preocupado de preparar la habitación de invitados para las chicas, para luego abrir el sofá cama que tenía en el salón para que Máximo pudiera descansar allí.

Ichi, que a petición de Aiko había ido al centro pokemon con Charizard, regresó casi dos horas más tarde con él, diciendo que habían tardado un poco en curarle las heridas por la arena que tenía pegada en el pelaje, pero que no era nada grave y solo habían sido rasguños superficiales. Pero no solo se limitó a ir al centro pokemon, al ver el estado de sus amigas, fue hacía la tienda pokemon de la que regreso con varios botes de crema a base de bayas Safre para que pudieran curarse de las quemaduras lo antes posible.

Máximo también había puesto de su parte, y había liberado a todos los pokemon en el jardín trasero de la casa, y se había pasado un buen rato cortando bayas a trozos, combinándolas a los gustos favoritos de los pokemon para luego llevárselos que ya era casi la hora de la cena, siendo casi atacado por la ferocidad de un grupo de pokemon que se sentía hambriento y cansado a la vez.

Aiko y Saya se sentían con la movilidad limitada a pesar de la crema y los calmantes, pero aún así consiguieron ayudar a preparar la cena para todos, incluyendo a una Ichi que se lo tuvo que llevar en un tupper por no poder quedarse. Por lo que tras preparar la cena, prepararon la mesa para cuatro.

A diferencia de lo que se había pensado al inicio. La casa era una completa tranquilidad. Gengar no estaba al lado de Saya intentando robar comida a la que se despistaba y tampoco estaba Charizard al otro lado de la pared metiendo prisa a Gengar para que apareciera con algo de comida.

Al contrario de lo que todo el mundo se esperaba, estos habían decidido irse con Ichi y pasar la noche en la guardería. Algo que no entendieron, hasta que estos empezaron a imitar a Blastoise con la manguera del jardín, dando a entender que querían verlo.

La cena fue simple, fideos fríos con carne de grumpig y verduras que pasaban con facilidad, dada el calor que sentían aún. Apenas hablaron, solo se escuchaba de fondo la retransmisión de la liga pokemon que se estaba desarrollando en esos momentos en la región de Galard.

-Por cierto Erico.- Dijo de golpe Aiko en cuando tuvo el plato vacío, y el reportaje había tocado a su fin.- Mañana, abrirás el gimnasio, ¿Verdad? ¿A las nueve?

Erico alzó la cabeza del plato y sonrió ladino ante lo que significaban aquellas preguntas.

-Lo abriré, y espero que mañana termine el día con una medalla menos en el estuche.-Dijo señalándola con los palillos.- Pero te advierto que no tengo intención alguna de ponértelo fácil.

-No dudaba de ello.

Máximo alzó la mirada para ver como se estrechaban la mano por encima de la mesa, y sonrió un poco al ver con que fuerza lo hacían.

La conversación no duró mucho más. Nadie tenía fuerzas para aguantar mucho más fuera de la cama, y en cuando terminaron de cenar, recogieron entre todos y luego se fueron directamente a sus camas con la ropa que les había prestado Erico.

Fue el teléfono inalámbrico lo que despertó a Máximo, que alzó la cabeza medio dormido y miró directamente al aparato de color blanco que sonaba con timbres agudos que iban subiendo el tono.

-¿Pero qué hora es?

Se levantó del sofá escuchando como alguien bajaba las escaleras, pero para cuando Erico terminaba de bajarlas, el chico ya estaba descolgando.

Pokémon, Los prismas de HoennWhere stories live. Discover now