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Alrededor de las flores.
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- ¡Es... Muy tarde!
Corría de un lado a otro en mi habitación, ya sea buscando el uniforme, el bolso, la tarea.
Ya que... Hubo un pequeñito problema.
Traté de arreglar lo mejor posible mi uniforme, y agarré mi bolso y cosas de la escuela para bajar corriendo por las escaleras.
- ¡Papá, papá, papá, papá, papá! - reclamaba al tenerlo en frente de mi persona.
Él se encontraba tomando su taza de café diaria con extrema tranquilidad, mientras revisaba cosas que desconozco en su celular. Al escucharme, dejó su taza con calma en la mesa, para después mirarme con pacifismo.
- ¿Qué sucede, cariño?
El sabe que estoy enojada, me llama de forma melosa por esa misma razón.
Él nunca me ha llamado con algún apodo como ese.
- ¡¿Por qué no me despertaste?! - exclamé metiendo quien sabe cuántos cuadernos en mi bolso.
- Bueno, lo intenté. Pero repetías constantemente "5 minutos más". - respondió con tranquilidad.
- ¡Pero...! ¡Pudiste echarme agua fría! ¡O no sé, quitarme mi cobija y la almohada! - reclamé con lágrimas dramáticas en mis ojos.
- Si lo hubiese hecho, andarías de mal humor lo que resta del día. Y si no te puedo soportar ni yo, tu padre, con esa actitud, ¿Quién más lo hará? - habló con lógica hacia mí.
- Pues... Tiene razón. -
Agite mi cabeza para evitar más pensamientos absurdos y concentrarme, miré la hora en mi descargado celular, y al notar lo tarde que era, me extrañé de que Kotaro no viniera por mi todavía. Mi confusión duró pocos segundos.
- ¡Rei!
Ahí está.
Agarré mi bolso, chaqueta, y cámara para salir inmediatamente. Al hacerlo, miré el rostro angustiado del búho presente.
- ¡Es muy tarde, Rei! - exclamó tomándome de los hombros.
A ver, eso ya lo sabía. Estaba intentando guardar la calma.
