Llamas [RenMin] -II

IX

Renjun

—¿A alguno de ustedes le importaría explicarme exactamente cómo planean salir en público regularmente si se niegan a dejar que les compremos ropa? —preguntó Jisung con frustración después de que los tres guerreros nos informaron durante el desayuno-cena que no iríamos de compras mañana. Wendy y Jisung estaban de humor para desayuno, así que aquí estábamos, comiendo huevos, tocino y tostadas casi a las siete de la tarde.

—Y ciertamente puedo conseguir tu ropa, Jaem. Si me consideras tu pareja, entonces lo que es mío es tuyo. Y créeme, tengo una cantidad considerable alejada de la nariz del gobierno.—Tomé un sorbo de café y le sonreí a mi ceñudo dragón.

—Es el trabajo de un alfa, proporcionar a su compañero. No me importa cómo el mundo ha cambiado o progresado... No puedo creer que los alfas modernos se conformen con vivir como hombres mantenidos. — Jaemin cruzó los brazos sobre su pecho, negándose a ceder.

—¡Ja! Te sorprenderías de eso, querido. Pero realmente deberías dejar que tu compañero te ayude a comenzar antes de que te pongas en completo modo alfa —sugirió Wendy. — No duele dejar que tu pareja o tus amigos te echen una mano. Harías lo mismo en sus zapatos, estoy bastante segura—.

Chan comenzó a decir algo intrascendente, pero Mark levantó una mano y pidió silencio. Una vez que tuvo la atención de todos, sonrió. —Tengo la sugerencia perfecta, y honestamente es una que ya había planeado hacer para mi propia familia. Si somos los únicos dragones que quedan, entonces los tesoros del reino ahora nos pertenecen. Mi tío tenía un tesoro aquí en Asia, y creo que no estaba muy lejos de acá. Seungmin ¿Quizás puedas ayudar con eso?—

Este asintió lentamente.

—Sí. Como puedes recordar, trabajé con el departamento de tesorería el año pasado... —Se detuvo y sacudió la cabeza, riendo—. Bueno, para mí fue el año pasado, pero ahora supongo que han sido unos pocos miles... ¿más o menos? Como sugiere Mark, parte de mi trabajo consistía en hacer un mapa de los tesoros del reino, en caso de que el propietario muriera en la guerra y no dejara herederos. En ese caso, su tesoro se convertiría en propiedad del reino. El veinte por ciento se destinaba a las arcas reales, mientras que el ochenta por ciento restante estaba destinado a distribuirse de manera equitativa entre los ciudadanos del reino—.

—Qué idea tan maravillosa —dijo Wendy entusiasmada mientras untaba sus tostadas con mantequilla—. Tu reino suena bastante progresivo—.

—En realidad no —se rio Mark. — Cuando tienes un grupo de dragones que guardan celosamente sus tesoros, caeríamos en el caos rápidamente. La promesa de riqueza adicional era la única forma de convencerlos de compartir las ubicaciones de sus tesoros. La única razón por la que nuestras arcas familiares se conservaban tanto, era porque mi padre también era un bastardo codicioso. Sin embargo, todo fue hecho con capas de secreto y, aparte de nuestro tesorero, Seungmin fue el único otro que Chanyeol, mi consejero desaparecido, conocía la ubicación de todos ellos—.