Llamas [RenMin] -II

XVIII

Renjun

—Tengo este talento —dijo Hyunjin— Mis amigos me llaman el "detector de mentiras humano". No sé si siempre lo tuve y no lo entendía, pero si es así, tal vez es por eso que sabía que mis padres estaban llenos de mierda. — Sonrió — Así es como funciona, a veces, tengo un sentimiento retorcido en mis entrañas si escucho una mentira. Otras necesito tomar la mano de quienquiera que le haga la pregunta. No estoy seguro de por qué mi talento funciona a veces de diferentes modos, pero ahora, sin importar cómo lo haga, lo sabré si mientes. Y, por favor, no creas que estoy sugiriendo que me mientas, porque no lo hago. Sólo necesito hacer esto por mi propia tranquilidad—.

Mi corazón dio un vuelco debido al temor, pero mi cuerpo confió completamente en Hyunjin. Extendí mis manos.

—Pregúntame cualquier cosa, Jinnie. Si conozco la respuesta, te la daré... pero necesito que prometas que no usarás nada de lo que te digo para lastimar a los que amo o me importan—.

—Bastante justo. —Hyunjin asintió y tomó mis manos. Su tono de voz cambió, más oficial y serio de lo que había sido antes. Comenzó el interrogatorio— Junnie, ¿existen los dragones? Y si es así, ¿hay algún dragón que sea de tu conocimiento?—

—Sí, los dragones existen, y sí, también están en mi círculo personal de amigos—.

Silbó suavemente a través de sus dientes.

—Maldita sea, y aquí pensé que me habrías hecho una mueca al hacer la gran pregunta desde el comienzo—.

—No veo una razón para que ninguno de los dos pretenda que no sabemos por qué estoy aquí. Tu amigo, Napoleón, que estaba aquí acosándome antes, dejó en claro que estás buscando a mis amigos. Sólo deben saber que nunca los entregaré a nadie que quiera hacerles daño, especialmente a los cazadores—.

Hyunjin ladró una carcajada.

—¿Napoleón? Eso es hilarante, y la descripción más acertada que he escuchado de ese pequeño hombre. Ahora dime, ¿está la humanidad en peligro por estos dragones?—

Negué con la cabeza.

—No estoy seguro de qué piensa exactamente tu gente que posiblemente podrían hacer cuatro dragones, bueno... cinco si cuentas el que falta, frente a miles de millones de humanos con armas masivas—.

—¿Falta uno? —preguntó Hyunjin con curiosidad, inclinando su cabeza hacia un lado mientras esperaba mi respuesta.

—Sí. Los cuatro dragones que conozco fueron congelados en estasis durante los últimos diez mil años, más o menos. Había cinco de ellos escondidos, pero uno se despertó y se fue. Los otros lo han estado buscando desde entonces, pero hasta ahora no tenemos pistas—.

—¿Y es cierto que uno de estos dragones es el rey? ¿Y los otros tres son sus secuaces guerreros?—

—Sí y no. Cuando entraron en estasis, Markus era el príncipe de su reino. Por defecto, ahora sería el rey, pero su reino ya no existe. Sus tres guardianes son guerreros, sí, pero no son secuaces, son sus guardaespaldas. Uno de ellos es mi novio... o algo así, de todos modos—.