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Renjun
—De acuerdo, Injunnie. No hemos salido de la propiedad, excepto para ir y venir de la tienda en la ciudad durante los últimos dos meses. Es tan seguro como será, y no hemos visto ninguna señal de que nos estén observando o persiguiendo. He estado aquí en este mundo moderno, durante más de cuatro meses, y todavía tengo que probar una hamburguesa con queso real la que viene envuelta en papel. ¿Vas a seguir negándome este placer o lo harás? ¿Llevar a tu alfa a una cita?—
Miré a Jaemin lleno de sorpresa.
—¿De verdad? Todavía no hemos encontrado a su asesor faltante, apenas tenemos la seguridad funcionando en este lugar, y todavía no sabemos qué demonios me pasó hace un tiempo o por qué mi estómago sigue hinchándose como si hubiera sido infectado por una tenia infernal... ¿y quieres salir en una cita? Por favor, dime que estás bromeando, porque de lo contrario, me veré obligado a cuestionar tu cordura—.
Jaemin cerró la puerta de mi oficina y caminó para sentarse en el borde de mi escritorio. Fingió examinar la suciedad inexistente bajo sus inmaculadas uñas antes de volver a hablar.
—¿Por favor? Prometo que te mantendré seguro y te protegeré de El Señor. Nos hará bien a ambos salir de aquí por un tiempo, incluso por una sola noche. ¿Qué dices? ¿Lo harás por mí? — me miró con grandes ojos de cachorrito e hizo un ridículo espectáculo de aleteo en las pestañas.
Me recosté en mi silla y me pellizqué el puente de la nariz, mientras contenía un suspiro.
—Bien, una cita. Cenaremos y volveremos a casa. ¿Será suficiente?—
—Eso es todo lo que pido, Injunnie. Una cena a solas con mi compañero... ¿qué más podría pedir un chico? —se inclinó para picar mis labios y me revolvió el pelo, luego se levantó y se dirigió hacia la puerta. Negué con la cabeza, sonriendo de mala gana cuando Jaemin salió de la habitación. Me habló por encima del hombro antes de desaparecer—: Prepárate para ir a las seis en punto, Injunnie. Seré el ardiente alfa esperándote en la puerta principal—.
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Estuve abajo a las seis en punto, tal como me había pedido. Incluso la holgada sudadera con capucha que llevaba puesta sobre el suelto sweater y una camiseta larga, hacían poco para ocultar mi embarazo. La persona promedio probablemente asumiría que tenía una barriga cervecera, pero El Señor no.
Y por mucho que intenté negarlo, la prueba de embarazo que había realizado la semana pasada, me había mostrado la verdad. Sabía muy bien que Jaemin tenía que haberlo visto en mi cabeza cuando me había tocado, pero estaba esperando que compartiera las noticias.
Estaba esperando que admitiera la verdad. Iba a hacerlo esperar.
No era que no quisiera compartirlo con él, o que temía que él dijera "Te lo dije"... era más bien el hecho de que mi cerebro todavía estaba luchando por entender cómo era eso posible. En teoría, podría quedar impregnado por cualquier alfa. El problema era que los dragones eran diferentes. Únicamente impregnaban a su propia especie, lo que probablemente era la razón por la que se extinguieron, hasta ahora. Cualquiera con sangre draconiana no hubiera podido procrear sin otro draconiano. Era ciencia simple, razón por la cual mi cerebro estaba luchando para aceptar este giro de los acontecimientos.