Llamas [RenMin] -II

XI

Renjun

Fue sorprendentemente fácil ir por los autos rentados, especialmente dado que se trataba de una pequeña ciudad, un pueblo prácticamente insignificante. Sólo eso tenía mi antena interna en alerta máxima. Ya estaba conectado sabiendo que los autos vendrían con asistencia general de automotor. Y con radio por satélite. Mierda. También podría dar mi nombre real y el número de seguridad social que me asignaron al nacer, a los funcionarios del gobierno que sin duda estaban escuchando en el otro extremo.

Golpeteé con mis dedos el volante, preocupado por lo que debía hacer a continuación. Si fuera con los vehículos sin todo eso, El Señor sabría que estaba al tanto de que me estaban rastreando. ¿Pero si los llevo con toda su tecnología espía aún instalada? Bueno, esa no era una buena idea. De ninguna forma.

Mis dedos tamborilearon un ritmo entrecortado mientras mi mente recorría las posibilidades. Podría desconectar todo, pero esa sería otra bandera roja... ugh. Tal vez su tecnología no era lo suficientemente sofisticada como para decir que se estaba manipulando, y uno de mis dispositivos podría codificar sus comunicaciones salientes. Eso podría funcionar.

Dudé en compartir algo de esto con los chicos. Realmente odiaba encontrarme con uno de esos locos de la teoría de la conspiración que creían que nuestro actual presidente era una versión clonada de él mismo, y que el original estaba en algún lugar en el espacio siendo investigado por extraterrestres. Quiero decir, podría entender totalmente sus pensamientos sobre eso, pero seamos honestos, un clon alienígena no sería tan insensible como ese imbécil. Querrían mezclarse, no sobresalir como la grieta del culo de un plomero.

Bueno, mierda. No había elección, realmente: la estatua debía ser transportada discretamente. Sólo tendríamos que hacerlo. Cambiaríamos los vehículos cuando llegáramos y perdería este conjunto de ID. El nombre de Jung Jaehyun tendría que ser quemado. Lo abandonaría y usaría uno nuevo.

Cuando me detuve detrás de Jisung en el lugar donde habíamos dejado a los alfas, estaba bien con el plan temporal que había elaborado. Salté de la camioneta y me dirigí al grupo.

—Cuando entren a los autos, no hablen de nada que no quieran que El Señor escuche. No estoy diciendo que los autos estén monitoreados, pero tampoco que no lo estén. Quiero decir, con el sistema con el que vinieron equipados, no es una posibilidad descabellada.

Seungmin me miró con una sonrisa suave y ojos llenos de preocupación, pero antes de que pudiera decir algo sarcástico para defenderme, Jisung habló.

—Renjun hyung tiene razón. Con la asistencia general de automotor pueden escuchar cuando lo deseen. Es un hecho bien conocido, ha estado en todo Facebook. Así que tratemos de mantener toda conversación sobre temas banales como el clima, lo que cenaron o lo que deseen para el desayuno mientras estemos en los autos. —Se volvió hacia mí y asintió—. Te seguiré. ¿Estacionamos en un lugar diferente al que donde realmente iremos—.