XVII

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𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 17: 𝑷𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒔 𝑨𝒍𝒕𝒂𝒔

Más, deseo Levi cuando Evergarden dio un paso atrás marcando distancia

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Más, deseo Levi cuando Evergarden dio un paso atrás marcando distancia.

Te tengo un regalo. —le comentó comenzando a caminar a pasos tranquilos— ¿Has estado bien en estos dos días?

— Últimamente veo más personas que antes, es interesante ver qué hay personas que se unen por voluntad propia —la rubia soltó una risa— necesitamos más personas en el escuadrón.

— Todo a su tiempo enano, las personas no se interesan mucho en los titanes solamente quieren matarlos lo cual no está mal pero ¿Por qué? —ella se detuvo— ¿No me vas a seguir?

Sé sonrojo inevitablemente, tan infantil y torpe en algo nuevo para él, jamás había escuchado a su corazón moverse de esa manera, jamás había experimentando tal cosa lo cual se sentía un poco desprotegido y cuando comenzó a caminar para llegar a su lado se sintió atacado por no saber que hacer, que sentir, que decir. — Ese traje te va muy bien, el blanco te queda elegante. —ambos emprendieron el camino hasta que llegaron al despacho de la rubia, ella abrió la puerta y caminó al escritorio.

Inevitablemente el hombre de estatura pequeña miró el retrato postrado arriba del escritorio siendo el único adorno en él. Miró esos ojos melancólicos hasta que una caja fue colocada a lado del retrato, era decorada por un listón de color blanco, la tomó con inseguridad. —Feliz Cumpleaños —repitió ella, quitó la tapa con lentitud.

— Es... increíble. —un retrato de Isabel y Magnolia a color, se encontraba dentro de la caja. Ambos montados en su caballo y sonriendo— Agradezco estos detalles. ¿Usted...? —ella asintió sin necesidad que completara la pregunta– Dibuja muy bien, ¿Usted también lo dibujo? —miro el retrato del mayor.

Si.

¿No dirá más...? ¿Por qué nunca habla más de eso?

— Gilbert murió por salvar a Shadis y después a mi. Me han dicho que has estado muy interesado en ello ¿No? Moblit dijo que querías saber un poco de historia de la legión —definitivamente lo golpeara cuando lo vea— Gilbert era un hombre mayor, tenía 10 años más que yo. Le decimos mayor porque vino a cambiar la Legión del Reconocimiento, digamos que los antiguos comandantes eran en resumen... patéticos. Gracias a Gilbert avanzamos y mejoramos como soldados... nos dio esperanza donde no había.

— Se ve que era un buen hombre.

— ¿Bueno? —se llevó su mano a su mentón con un poco de curiosidad. — Supongo que sí.

— ¿Supones?

Todos tenemos errores, Gilbert también los cometía pero en realidad... ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? —sonrió débilmente— Él lo decidió todo, no lo hace buena ni mala digamos que el mayor... era valiente, era muchas cosas pero en realidad era solo valiente.

— ¿Eso es malo?

— Para nada, lo hacía especial y gracias a ello estamos donde estamos, los sacrificios son importantes.

— Pero... ¡Le amabas! —gritó con nervios— no sé como lo soportaste.

Gilbert falleció ya hace siete años pero no lo enterré hasta hace apenas dos años. Lo amaba, claro que sí pero el dolor nos hace sentir vivos y él me dio esa oportunidad, es parte de ser fuerte y ser valiente —se acercó a él, dobló las rodillas un poco para quedar más a su estatura— y se vale llorar, gritar pero meramente el amor cambia y siempre siento amor por todos, mis compañeros, mis subordinados, por ti.

Levi se sonrojó.

— Amo que tengas una obsesión por limpiar y que hayas aprendido a leer, que te importaran los que se han ido y los conservarás contigo, que solamente duermas tres horas porque te acostumbre al papeleo y que de vez en cuando amenaces a Erwin, eres... todo. Mucho mejor que el mayor —subió una de sus manos a sus mejillas y la acarició— Llegaste a cambiar la legión Levi y yo...

El corazón de Levi golpeaba fuerte en su pecho, sus labios temblaron y extendió su mano hacia la mejilla de la rubia, acarició su pómulo. Ambos compartieron miradas. —Capitana Evergarden... le entrego mi corazón, mi alma y mi ser... yo solo a usted se lo entrego. Yo Levi sin un apellido que ofrecerle, le entrego todo lo que soy.

Evergarden se inclinó hacia él.

Y le besó.

Sus labios partidos gozaron de la suavidad de los de ella, sintió un olor a violetas en ella por tal cercanía, su piel tan suave provocaba que acariciara su mejilla y aquella danza tan coqueta, seductora pero a la vez tan inocente... le encantaba.

Levi recibió su primer beso.

Y algo podía decir... ¡Le encantaban las personas más altas que él!

リヴァイユ |  𝑅𝒾𝓋𝒶𝒾𝓁𝓁𝑒, 𝐿𝑒𝓋𝒾 𝒜𝒸𝓀𝑒𝓇𝓂𝒶𝓃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora