HIIII! Alba is back woho.
Lamento estar tan ausente últimamente, pero mi cuerpo es como la luz con las polillas en cuanto a las enfermedades se refiere, así que me paso todo el día mala :(Además esta semana he tenido viaje escolar y nos quitaron el móvil por lo que me fue imposible escribir. Peeero ahora estoy de vuelta y eso es lo que importa ¿no? ¿No? Vale.
Bue, espero que os guste mucho el capítulo.
¡Nos leemos!
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Suspiré a la vez que me inclinaba hacia atrás, estirando los brazos en el proceso y quedando acostada en la mullida cama de Michael, quien se encontraba arrodillado a los pies de la cama con la cabeza agachada, buscando la púa que se le había caído minutos atrás al tocar mal un acorde.
-¿La has encontrado ya?- me apoyé sobre mis codos y me incorporé un poco, notando como me pillaba algún que otro mechón de pelo al despegar la espalda del colchón.
-No, estoy aquí porque he encontrado una pelusa con forma de unicornio.- respondió derrochando sarcasmo por cada letra que salía de su boca, distorsionándose un poco por la postura en la que se encontraba en aquel momento.
Media hora había pasado desde que decidimos empezar a componer la dichosa canción. Al principio fue sencillo, pero cada minuto que pasaba aparecía algo más interesante a lo que prestar atención, desde moscas a manchas de Dios sabe qué en las sábanas del chico de cabello rojo.
-¡La tengo!- gritó eufórico arrastrando su cuerpo fuera de la cama, golpeándose la cabeza con el borde al levantarse, provocando que yo estallara a carcajadas y él hiciera un amago de pegarme, frotándose la parte posterior de la cabeza con una mueca en sus rosados labios.
-Me cago en el chino que montó la cama- se quejó.
-No te metas con la familia de Calum- le regañe a la vez que notaba que mis labios temblaban, dando paso a otra histérica risa.
Él refunfuñó dejándose caer otra vez a mi lado, golpeando el suelo madera con los pies, marcando un ritmo aleatorio. Al principio eran golpes secos y sin orden, pero poco después fueron tomando ritmo. Estiré un poco el brazo para coger la guitarra y comenzar a rasgar las cuerdas tratando de formar una melodía que fuera pegadiza con el incesante tamborileo del oji-verde.
De repente, paró los golpes y se dispuso a ponerse sobre sus pies.
-Ni se te ocurra levantarte- le señalé con el dedo índice, ordenándole con la mirada que volviera a su posición anterior.
-¿Qué pasa? ¿Quieres violar este cuerpo serrano que el señor Dios me ha dado?- se regodeó apoyando todo su peso sobre la pierna izquierda y colocando sus manos a ambos lados de su cintura.
-Diva- le tiré el cojín que estaba más cerca, el cual tenía una carita sonriente en el centro, y la frase "Fuck you" en negrita. Cuanto amor hay por aquí.
-Diva no, perdona- puso falsa voz chillona, formando gallos en cada palabra- princesa Michaela de Fairytopia.- me aplaudió en la cara y yo le empujé haciendo que achinara sus ojos hacia mi con cara de "oh no, no acabas de hacer eso".
Simplemente me volví a sentar en la cama y cogí la guitarra de nuevo indicando al pelo-fuego que se sentara e hiciera los mismos golpes que antes.
-Vale...- murmuré cuando conseguimos una melodía medianamente pegadiza- deberíamos escribirla sobre algo que nos haya pasado. Quiero decir, es más sencillo que molerte la cabeza con cosas estúpidas y sin sentido que solo pasan en los cuentos.
-Sí- suspiró con pesadez a la vez que pasaba dos de sus dedos por su flequillo, alisándolo- ¿pero sobre qué podríamos hacerlo?
-Hm...- apoyé la barbilla en una de mis manos, poniendo el codo encima de mi muslo para sujetarme bien.- ¿recuerdas lo que me contaste en los columpios, el día que me cantaste?- pregunté con cautela. Sé que no es un tema con el que se sienta cómodo.
-Cómo olvidarlo-resopló- ¿crees que es buena idea? La historia no es muy buena.
-Bueno...-dudé durante un segundo, llevando mi mirada a la ventana, donde el cielo se encontraba cubierto por las espesas nubes, formando miles de posibles dibujos y formas, formando todo y nada a la vez.- podemos cambiarla un poco- finalicé encogiendome ligeramente de hombros para después coger el pequeño cuaderno rojo apoyado sobre la almohada y abrirlo por la segunda página, ya que en la primera me había apuntado la letra de la canción que Michael me cantó. - ¿qué fue lo primero que hiciste después de... lo que pasó?
-Me encerré en mi cuarto y estuve ahí sin salir 5 meses.
-Vale...- rodé los ojos- ¿y después de esos cinco meses?
-Cogí el coche de mi madre y conduje por todos los lugares a los que solíamos ir a pasar el rato. Paré en una pequeña colina a la que teníamos costumbre de ir cuando queriamos estar solos, me senté en el capó y me quede mirando las miles de estrellas que hay en el firmamento pensando en nuestro último beso, como lo sentí, y el sabor de sus labios. Sintiendo aquel estúpido nudo en la garganta por los putos sentimientos que tengo. Dolía mucho ¿sabes? Demasiado -gruñó con la mandíbula visiblemente apretada, haciendo que se viera mas cuadrada, y todo su cuerpo tensándose, susurrando lo último con rabia y dolor.
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-¡Al fin!- grito tirando los papeles por los aires al notar comi el útimo acorde de la guitarra termina de desvanecerse.
-No está mal para ser rubia, Smith.- me reta alzando una de sus cejas.
-Vuelve a llamarme Smith y tu pelo no será la única cosa que esté roja- pongo mi expresión más dulce e inocente, seguidamente inclino la cabeza hacia un lado como si estuviera asintiendo.
-Uy si, mira cómo tiemblo- se burla alzando ambas cejas y moviéndolas arriba y abajo varias veces.
-Vale ya, pareces Ancelotti, me das miedo- mis quejas son ignoradas completamente por parte del oji-verde, ya que continúa elevándolas como si de orugas se tratase.
En un momento dado me da por posar mi mirada en el reloj, alarmándome al notar que son las 8 pm.
-Michael, levanta el culo de la cama, tenemos que ir a un sitio.
-Pero yo quiero quedarme en la cama- gime como un niño pequeño, poniendo un puchero e inclinando la cabeza para atrás.
-Ni peros ni peras, venga- tiro de su brazo obligándole a levantarse y lo arrastro hasta el coche para subir y arrancar dirigiéndome a nuestro destino.
Cuando llegamos bajo y Michael me mira a través de la ventanilla murmurando un "¿Por qué estamos en tu casa?".
Le abro la puerta y lo saco a trompicones del coche para llevarlo-más bien empujarlo- hasta el patio trasero, donde se tropieza con una piedra y cae de cara al suelo, hundiendo la cara entre los cientos de margaritas que hay entre la hierba. Apoya las manos en el mullido pasto y se incorpora un pcoo dispuesto a, probablemente, cagarse en mis bisabuelos y toda mi existencia, pero su mirada se posa en los personajes que se encuentran enfrente suyo y gira la cabeza en mi direccion con los ojos abiertos como platos.
-¿Felicidades?- canturreo encogiédome de hombros con inocencia.
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For you |Michael Clifford|
Teen FictionAlba es una chica normal, la típica de barrio medio, ni rica ni pobre, no puede quejarse de tener una mala vida, pero tampoco puede decir que sea perfecta. Su pasado es una mierda, un agujero negro del que logró escapar y del que no quiere volver a...