Capítulo 20

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Alba.

Han pasado 15 minutos desde que me asomé a la ventana, no aguanté y me metí dentro. No sabía que hacer. ¿Le abría?  ¿Le tiraba una maceta desde arriba? Lo único que se me ocurrió fue meterme dentro otra vez y llamar a Paloma, quien dijo que estaría aquí en 5 minutos. Mientras esperaba, seguía comiendome la cabeza, pensando en que hacer. Me tiré de los pelos, pegué a la pared, volví a llorar... incluso grité, ahora estoy sola en casa, para siempre, así que... que más da.

Sentí perfectamente como Mike se levantó de golpe del árbol en el que estaba apoyado cuando grité, ya que dicho ser vivo se encuentra al lado de mi ventana, y las ramas rozan el cristal, y desde mi habitación puedo ver casi hasta la mitad del árbol.

Suena la puerta de atrás. Que sea Paloma, que sea Paloma... Bajo corriendo por las escaleras y abro la puerta, es Paloma. 

-¿Por qué esta Michael sentado en el árbol de tu habitación?- pregunta confusa. Yo le mando una mirada intentando explicarle así lo obvio.- NO- reacciona- ¿en serio?

-Si hija, sí- suspiro, estoy harta de todo.

-¿Sabes si le tenía mucho cariño a su guitarra?

-Mmmmmmh... sí, una vez lo dijo, cuando quedamos en casa de Luke y estuvieron cantando, ¿por?

-Bueno... ahora está rota. No se que ha pasado, pero hay trozos de guitarra por todo el jardín.

-No me jodas- ¿ha roto su guitarra "intocable" por mí? Maldito loco. Pero tengo que ser un poco razonable. Si ha venido hasta aquí solo para cantarme una canción y luego destrozar su guitarra será por algo.

-Voy a hablar con él- dijo firme.

-¿Estás segura?- pregunta Paloma. Puedo ver en sus ojos que sabe que en estos momentos estoy de todo menos segura.

-Sí- asiento mientras me acerco a la puerta principal.

-¿Quieres que vaya contigo?- me agarra del brazo antes de que yo pueda tocar el pomo.

-No, tranquila. Tengo que afrontar esto yo sola- afloja el agarre que tiene sobre mi brazo y abro la puerta.

El sol me ciega un poco, por lo que tengo que ponerme una mano sobre los ojos porque si no no veo tres en un burro. Doy la vuelta  a la casa, yendo hasta el pequeño parque que hay en el jardín trasero, ese parquecito que yo usaba siempre cuando era pequeña, pero desde que se fue mi padre, no he vuelto a pisarlo. Giro y veo que Paloma estaba en lo cierto. Michael está sentado bajo el árbol de mi ventana, tapándose la cara con las manos  y escondiendo la cabeza entre las rodillas, las cuales se encuentran encogidas contra su pecho. Puedo ver un hilo de sangre recorriendole el brazo, comenzando en su muñeca, y terminando en su codo, donde las gotas rojas caen hasta la hierba verde, formando una pequeña mancha.

Las piernas me tiemblan. A lo mejor aun tengo tiempo de volver dentro. Me digo a mi misma. Pero no. Esto tiene que acabar ya. Avanzo lentamente hasta quedar delante de él. Parece que no nota mi presencia, ya que continúa en la misma posición.

-¿Michael?- susurro casi de forma inaudible.

Levanta la cabeza inmediatamente al oírme. Se pone de pie e intenta acercarse a mí, pero me alejo antes de que pueda tocarme. Puedo ver el dolor en su mirada, y algo dentro de mí comienza a romperse. Pero no voy a dejar que él vea lo que me hace sentir. ¿Cómo, después de todo el sufrimiento que me ha hecho pasar, puedo sentirme atraída hacia él? Simplemente no lo sé.

-Y-yo...- tartamudeo. Mierda. No tengo ni idea de que decir.

-No digas nada- me interrumpe antes de que pueda volver a abrir. la boca- aquí el único que tiene que explicar algo soy yo. Sólo escúchame. Por favor- suplica.

For you |Michael Clifford|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora