38, Obsesión

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     Alejandro

Hoy es su primer día de clases, espero que le vaya bien, ya que la vi nerviosa por no estar con Amairani, la va a extrañar pero la prepa es un lugar donde se puede hacer muchos nuevos amigos, a parte por lo que sé, ya tienes más amigos como una tal Mili, y un chico llamado Tony, no me agrada mucho saber que está todo el tiempo con ese chico pero si no quiero estropear todo, debo calmarme, ella es joven y necesita relacionarse con más personas. No debo ser tan aprehensivo con ella.

Estoy tratando de reprimir mis celos, porque si le digo que se aleje de su amigo me va a mandar mucho a volar, y no quiero que eso pase, no sé qué haría sin ella, mi niña que ya no es tan niña, si fuera por mi ya me hubiera casado con ella y tendríamos dos hijos, pero ni siquiera ha querido hacer el amor conmigo, como vamos a tener hijos.

—Alejandro deja de pensar en ella y concéntrate, estamos hablando de cómo puedo pedirle a mi chica que sea mi novia. -me regaño Iván.

—Cuando tú pones cara de imbécil por pensar en ella, yo no te bajo de tu nube —le lance un zapato, mi pasatiempo favorito.

—Ya vamos a empezar con los zapatos, en serio Castillo (mi apellido) ve a ver a un psicólogo, trata esa enfermedad tuya.

—¿Cuál enfermedad?

—Esa de aventar zapatos cuando algo no te gusta, o acaso es un fetiche, en ese caso, lánzame una zapatería entera mi amor — me guiñó un ojo y se acercó a mí.

—Aléjate de mi idiota. —los dos reímos.

—Oye hermano, quiero decirte algo, y es muy en serio, no quiero que te molestes solo tengo dudas.

—¿De qué se trata?

—De Adara, he notado como te has aferrado a ella desde lo de tu papá, como la celas y como te comportas diferente. Se la pasan peleando la mayor parte del tiempo y aun así quieres estar con ella, no has pensado en qué quizás estás obsesionado con que estén juntos.

—No, no digas eso, tú no, con que ella lo piense es suficiente, yo la amo de verdad.

—Eso quiere decir que no soy el único que lo ve, que pasa si un día ella deja de quererte, ¿vas a seguir ahí?

—Sí ella no me quiere, yo puede quererla por los dos, yo haré que funcione.

—¿Te estás escuchando? Hace no mucho decías que si ella encontraba a alguien de su edad que la quisiera, tú te harías a un lado para que fuera felíz.

—Pues si lo creó, pero mientras ella no me lo diga o yo no la vea con otro no lo voy a creer.

—¿Que harías si la ves con otro? Después de todo aún es menor y puede enamorarse de alguien de su clase.

—Eso no pasará Iván.

—Piensa en la posibilidad de que si suceda ¿Que harías?

—Sí yo la veo con otro, la dejaría, la quiero pero no voy a dejar que me humille dejándome de lado y ser el cuernudo.

—No me estas pidiendo mi consejo, pero aún así te lo voy a dar... Si eso pasa, mejor aléjate, no la busques otra vez, intenta hacer tu vida lejos de ella, sería lo mejor para los dos.

—¿Por qué me dices todas estas cosas? ¿Sabes algo de ella que yo no?

—Tengo una hermana de su edad Alejandro, por si se te olvida. Sé como piensan y las cosas que pueden hacer, tú eres mayor que ella y cada uno piensa diferente, tú solo piensas en lo que tú quieres, pero no creo que te hayas detenido a pensar lo que ella quiere.

—Ella quiere estar conmigo, si no quisiera ya me hubiera dejado como la primera vez.

—Hasta que deje de querer, y es en ese momento en que tendrás que despedirte de ella para siempre.

—No será necesario, nos vamos a casar.

—¡Ay Alejandro! No tienes remedio, ya es tarde debo irme, gracias por hablar de ti y no darme ninguna idea, mal amigo. Adiós idiota.

—Adiós —dije sin emoción.

Lo que Iván me dijo es muy cierto, que va a pasar si ella no quiere estar conmigo para siempre.
Entré en pánico por pensar en esa posibilidad.
Tengo que verla.

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