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La música era tan monótona en el super market, a esa hora de la madrugada, casi pasada las 2am también se agradece la ausencia de personas, eso le permite caminar entre los pasillos sin tener que estar pendiente de ser reconocido, después de todo Viktor aún estaba siendo buscado, y aunque aquella tienda estaba casi en el borde de ambas jurisdicciones aprovechó ese dato para ser ahí donde abastecer de algunos implementos que necesitaba con urgencia.

El que atendía a penas si le dedicó una mirada, incluso si ni siquiera se quitó la gorra negra, y las mascarilla, el dependiente parecía estar acostumbrado a ese tipo de vestimenta, quizá porque había una regla no escrita en el norte, cada quien se metía en su asunto y el resto podía hacer lo que quisiera. Aun así no evitó identificar las cámaras en el lugar y evitar que alguna lo enfocase de frente.

A medida que caminaba por los pasillos enumeraba en su mente lo que necesitaba, una tijeras, tinte para cabello, algo de comida, cigarrillos, encendedor, rasurador, crema para afeitarse, entre otras cosas; cuando creía tener todo observó unos lentes sin medida, tomó uno y se dirigió a la caja. El hombre que estaba ahí miraba una programa de los 90's y reía ante una frase, ni siquiera lo miró cuando registró todo lo comprado y dictó el precio a pagar. Pagó con efectivo y salió nuevamente a la calle, ahí vió la bicicleta con la que había venido, la motocicleta con la que huyó, ya había sido abandonada en otro parking, y había robado esa bicicleta hasta encontrar otro medio de transporte. No había sido difícil en el norte alquilar una habitación en un motel, ahí ni siquiera preguntaban tu nombre si les ofrecías el doble de lo que pedían por una habitación. Así que estaría bien.

El lugar dejaba mucho que desear, tenía un olor a rancio, y las paredes ya hace tiempo habían perdido su color. Pero se conformaba con que las sábanas estuvieran limpias y la ducha funcionase. Dejó parte de la compra sobre la mesa, se quitó la chaqueta así como la mascarilla, el arma aún lo mantenía ceñido al cinturón, solo por un momento lo colocó sobre la cama mientras se desnudaba de la parte superior, volvió a tomar el arma y colocarlo en el cinturón, sabía que separarse de esa arma sería un error, así que tomó el resto de cosas que necesitaba y fue hasta el baño.

La luz amarillenta del baño no hizo más que remarcar las marcas de la preocupación y cansancio en el rostro pálido, quizá aumentando más la edad aparente y mostrando lo mal que lo estaba pasando. En cierta manera le recordó los primeros días tras ser dado de alta, cuando aún su futuro era incierto, cuando toda esperanza de ser agente se había esfumado, cuando el miedo y la impotencia no le permitían ni sostener un arma. Aquellos recuerdos lo atormentaban mientras observaba su reflejo, porque no puede evitar sentir lo mismo. Pero esta vez se obliga a moverse, y con ello comienza a sacar los productos de la bolsa, los coloca donde puede e inicia su proceso de transformación, no puede seguir siendo Victor Volkov, su imágen ahora mismo ya ha sido pasado por la TV y quizá incluso algunos carteles pegados por aquí y por allá, y no duda que alguno venda su ubicación por dinero o favores con la policía. O peor, caer en manos de un cazarrecompensas.

Comienza pintando su cabello a un negro azabache, mientras el color se fija, se razura la barba para mantener un bigote sobre la boca, tinta este también al igual que las cejas. Termina recortando más su cabello hacia los costados y solo dejando la parte central un poco más larga. El color negro no hace más que acentuar más su palidez, pero no importa, desde ese momento intentrá siempre llevar una bandana o mascarilla cubriendole medio rostro, unas gafas oscuras o gafas sin medidas, y sobre todo, anulará por completo su acento. Para cuando ha terminado, solo queda una hora para que el amanezca, guarda todo en una bolsa que desechará en su camino hacia el norte, pero decide al menos dormir esa hora, lo necesita, porque sabe que es mejor moverse, aún cuando logra dormirse tan pronto como la cabeza descansa sobre la almohada, el sueño es ligero, tal que cuando despierta siente que apenas si ha pestañeado. Pero no cambia sus planes. Deja la habitación, y continúa con su búsqueda de él.

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