Namjoon y Jimin construyeron un lindo hogar hace diez años, en él crecieron lindos cachorritos.
Jimin está satisfecho con lo que tiene pero Namjoon está aburrido del mismo estilo de vida así que decide cambiarlo, aunque esto afecte a su familia.
Uni...
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— Namjoon...— dijo Jimin asustado.
Namjoon sabía que no tenía derecho a estar celoso, es más, ni siquiera estaba seguro de que eran celos. Seguramente era el instinto de su lobo. Sí, era eso.
— Jin me llamó— respondió secamente— me dijo que tu madre había venido... creí que... como todavía nos une el lazo era mi deber estar aquí...
Jimin no sabía que decir, entonces Jaebeom habló.
— Gracias Namjoon— dijo sinceramente.
— ¿Puedo... ver a los cachorros?...— preguntó intentando escapar del incomodo momento.
— Si... adelante...— respondió Jimin.
Namjoon entró a la habitación de Jungkook dejando a Jimin y a Jaebeom solos otra vez.
— Debería irme...— dijo Jaebeom
— Quédate a cenar...— le pidió— como agradecimiento de lo de hoy...— dijo con timidez.
Jaebeom le sonrió y asintió felizmente.
Pasaron al comedor encontrándose con Jin.
— ¿Estás bien?— le preguntó a su mamá.
Jimin asintió suavemente.
— Lo estoy, amor— dijo, acariciándole la mejilla— Jaebeom cenará con nosotros hoy.
Jin asintió.
— Deberías ir a ver a tu padre, está en la habitación de Jungkook— le dijo.
La idea no le agradó a Jin pero no quería ver mal a su mamá, entonces decidió que sería mejor ir. Salió del comedor arrastrando los pies.
— Es muy maduro para su edad— dijo Jaebeom.
— Lo sé— respondió Jimin— fue culpa mía, no debí actuar así... quizá mi madre tiene razón... quizá fui un mal omega y por eso Namjoon se fue... por eso... perdí al bebé...— sollozó.
— Jamás en tu vida vuelvas a decir eso, eres maravilloso. Él se fue por que sabía que eras demasiado para él, deja de culparte— dijo Jaebeom mientras lo atraía nuevamente a sus brazos.
Jimin podía percibir el olor de Jaebeom, menta y chocolate amargo, olía demasiado bien. Era una combinación perfecta para Jimin.
Jaebeom también podía oler a Jimin, chocolate blanco y vainilla, un deleite para sus fosas nasales.
Ambos sentían una conexión extraña, pero de algún modo se sentían cómodos. Sus corazones palpitaban fuertemente.
Namjoon los observaba de lejos, trató de tirar del lazo varias veces para que Jimin fuera hacía él, pero simplemente Jimin no respondía. Jimin ya no le pertenecía. Quería sentirse feliz, era lo que quería desde un principio... pero ver a Jimin abrazando a otro alfa hacía que algo en su pecho doliera.
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Caminaba por las calles lentamente, no sabía a donde iba ni porqué se sentía así. Se suponía que su corazón le pertenecía a Taehyung, se supone que habían acordado ser una bella familia. Pero Jimin seguía en su cabeza, sentía celos al verlo con otro alfa, sabía que era egoísta, pero no quería verlo con alguien más, no lo soportaba.
Las palabras de Jungkook y Jin seguían claras en su cabeza...
— Beomssi ayuda mucho a mami, mami ya no llora— decía Jungkook.
— ¿Viene diario?— preguntó Namjoon.
— No— respondió Jungkook.
— Viene tres días a la semana— contestó Jin detrás de él.
Namjoon se sorprendió mucho.
— Cuida muy bien de nosotros y de mamá— continuó— se nota que le gusta mamá— decía mientras buscaba algo interesante que mirar.
Sin darse cuenta, lagrimas caían de sus ojos.
Quizá seguía amando a Jimin.
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