Namjoon y Jimin construyeron un lindo hogar hace diez años, en él crecieron lindos cachorritos.
Jimin está satisfecho con lo que tiene pero Namjoon está aburrido del mismo estilo de vida así que decide cambiarlo, aunque esto afecte a su familia.
Uni...
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El primer mes en el nuevo departamento estaba yendo demasiado bien, Seokjin y Jungkook disfrutaban del espacio y lo mejor, era que podía ver a Jaebeom con muchísima más frecuencia. Yoongi iba a visitarlos dos veces por semana, ya que ahora su hogar quedaba a veinte minutos del departamento de Hoseok y Yoongi.
Jimin sentía que la buena suerte lo miraba de nuevo, el hombre que quería lo apoyaba en todo y sobre todo, sus hijos estaban muy a gusto con que otro alfa cortejara a su madre, y el divorcio estaba a nada de terminar. Se sentía como un adolescente.
— ¿Me estás oyendo, Park Jimin? — la voz de Yoongi lo sacó de sus pensamientos.
— Eh... sí, sí....— mintió, obviamente no había escuchado nada.
— ¿Ah si? — enarcó una ceja— bueno, entonces dime que opinas— se cruzó de brazos, esperando una respuesta incorrecta. Yoongi sabía que Jimin no había prestado atención a su plática.
— Eh... pues... haz lo que te parezca conveniente— se apresuró a decir.
— ¿Lo ves? ¡No me has prestado atención en absoluto! — se quejó el mayor, haciéndole berrinches a Jimin.
Jimin sonrió ante el comportamiento de Yoongi.
— Perdón, tengo la cabeza en otro lado— se disculpó, sonriendo ampliamente.
— ¿En otro lado o en alguien?— Jimin se ruborizó, sabía que se refería a Jaebeom.
— Cállate, Yoongi— lo regañó Jimin con las mejillas rojas.
— ¿Ya...? — Jimin sabía a que se refería. Se preguntaba si ya habían tenido sexo.
— No. Te recuerdo que sigo casado con Namjoon.
— Bueno, estar casado contigo no fue un impedimento para él— se alzó de hombros, despreocupado.
— No seré igual que él — aseguró Jimin.
La puerta principal se abrió dejando ver la preciosa figura de Jaebeom.
— ¿Amor? — lo llamó al no verlo en la sala. Yoongi miró a Jimin, quien se había ruborizado por completo.
Jaebeom solo usaba esos apodos cuando estaban solos, él no tenía idea de que Yoongi estaba en su habitación cuchicheando con Jimin.
— ¿Amor? — preguntó Yoongi por lo bajo, burlándose de Jimin.
— Cállate y espera aquí— se levantó de la cama y salió de la habitación. En cuanto Jaebeom lo vio por el pasillo, una sonrisa se formó en sus labios.
— Dios, te he extrañado tanto— dejó las bolsas en el sofá y se abalanzó a Jimin, quien lo recibió gustoso.
Jaebeom se agachó hasta que su cabeza quedó a la altura del pecho de Jimin y se hundió en éste.
