XXXVIII

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Jungeun se encontraba en la cocina terminando de preparar el desayuno para las mujeres que más amaba en el mundo, era cuestión de tiempo para que amabas aparecieran en la cocina renegando por tener que ir a trabajar y la otra por tener que ir a la escuela aunque sin embargo a la segunda se le pasaba al recordar que vería a su mejor amiga.

Cuando colocó el último plato sobre el mesón de la enorme cocina escuchó las pequeñas pisadas de su hija mezclada con las de Jinsoul quienes venían conversando sobre algo gracioso o eso creyó al escucharlas reír.

-Buenos días mami- gritó Yerim entrando a la cocina y corriendo a abrazarla.

-Hola mi amor- respondió tomándola en brazos y dándole un enorme beso en la cabeza.

-Yo quiero uno- bromeó Jinsoul acercándose a ellas y agachándose un poco para que la rubia besara su cabeza pero fue Yerim quien lo hizo- aún mejor que los de Jungeun.

-Buenos días- le dijo la rubia riendo y dándole un corto beso en los labios.

-Corrección- bromeó tomando a Yerim de los brazos de Jungeun y llevándola hacia una de las sillas- ese es aún mejor.

-¿Cómo durmieron?- preguntó.

-Con los ojos cerrados- respondió Yerim- y acostada.

-Muy graciosa- dijo Jungeun fingiendo una sonrisa- termina tu desayuno que ya debes colocarte el uniforme.

-Mamá Jinsoul me dijo que respondiera eso antes de llegar aquí.

-Chismosa- dijo la chica mirando a su hija.

-Desayunen y sin pelear- las reprendió en broma- ¿Cuando tuve a mi segunda hija? Porque no lo recuerdo.

Jinsoul se acercó a Jungeun y la abrazo por la espalda dejando un beso en su cuello, la rubia instintivamente se giró sobre sus pies para quedar frente a su futura esposa y enredo sus brazos en su cuello para poder besarla mientras está llevaba sus manos hacia sus glúteos para apretarlos haciendo reír a la más bajita.

-Las hijas no hacen estas cosas.

-Los adultos son raros- hablo Yerim cortando el momento viendo la interacción que antes sus ojos parecía muy extraña- ojalá nunca crezca.

-Continuamos luego- susurró Jinsoul.

-Tu a comer tu desayuno- regaño Jungeun a Yerim- vamos que ya estás tarde.

[...]

Jungeun entró a la pastelería viendo como las mesas estaban llenas de personas disfrutando de algún postre o dulce, a un lado de ahí una considerable fila de formaba frente a la caja principal que tomaba los pedidos para quienes preferían llevarse sus órdenes aquel día, la rubia sonrió al ver cómo su negocio con Kahei prosperaba de manera increíble, claro sabían que mucho de esto era gracias a Jinsoul quien se encargó de que el negocio tomará popularidad las primeras semanas luego de aquello ya ni siquiera necesitaban de estrategias de marketing porque de ser así necesitaría abrir un nuevo local o cambiarse a alguno más grande.

-Jungeun que bueno que llegas- suspiró uno de sus empleados que se veía contrariado con el tiempo- tu esposa volvió a ordenar lo de siempre y estábamos esperando a que llegaras.

-Pero salió de casa hace menos de tres horas- dijo divertida- sabe que no puede comer postres tan temprano.

-Pues no lo sé pero pidió el encargo hace media hora y ya sabes cómo es la señora Jung- dijo divertido- en cualquier momento debe de llamar a preguntar dónde está su pedido.

-Deja que salude a Kahei y se los llevó yo- río- además solo vine a dejar unas cosas que iban a necesitar hoy, dile a Carlos que las saque a mi auto- le pidió tendiéndole las llaves.

No me rendiré; LipsoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora