No era algo inapropiado comenzar a decir que nunca he tenido pareja, como dije antes nunca me había enamorado, pero quizás era porque no había encontrado a una persona que quisiera pasar el resto de mi vida a su lado.
Y resulta que esa única persona es un hombre, no también resulta que es mi profesor, no, también resulta que no le intereso, es amable con todas las personas, y no; aunque son apenas 8 años de diferencia un profesor no puede andar con un estudiante, toda su carrera se derrumbaría si tan solo viniera ese pensamiento sucio (que admito yo) deseara con toda mi alma.
Ni siquiera supe a qué horas comencé a enamorarme de él, es el hombre más guapo que jamás he visto, pero pasar más de 2 horas juntos de lunes a viernes, tan cerca, hablándome, definitivamente tenía que enamorarme si o si ¡si fuera una chica!
¡¡¡¡¡AGH!!!!!
Ya no puedo comenzar a cuestionar como pasó, lo único que sé es que me quitó el trauma, lo sabe, pero ahora estoy enganchado, enamorado y a punto de estallar de celos porque ya no me hace caso como antes.
Seguramente piensa que ya superé el trauma y ya, pero no quiero, me gustaría tenerlo a mi lado para siempre que sea más que mi profesor.
Pero en esos momentos todo lo que tengo que hacer es llamar su atención, durante los próximos días solía hablarme para preguntarles cosas que ya sabe que sé, es confuso pero así es, intentaría que pensara que el trauma me volvió pero se es imposible fingir el sudor y el temblor de las manos así que no me creía.
Siempre se iba con otra persona que no fuera yo, mi depresión adolescente cambió por otro asunto, el universo quiere castigarme, ¿Por qué no puedo ser feliz?
Ya me había acostumbrado a que el estuviera conmigo todos los días, ahora tenía que acostumbrarme a que ya no lo tendría solo para mí, me quité los zapatos para irme a casa.
-¿Podemos hablar? – pero él estaba en la misma posición en la que me ofreció quitarme el trauma de las matemáticas.
-Si – fue todo lo que pude decirle, mi corazón estaba latiendo fuerte, tanto que lo sentía en la garganta a punto de salir, pero no me llevó al salón como era normal, sino que me llevó atrás de la escuela.
-¿Por qué estás tan triste? – fue directo al punto, no sabía cómo decirle la verdad.
-Vera profe aunque me ayudó a que mi trauma se quitara me acostumbre a que fuéramos todos los días a aquella cafetería, sé que tiene más estudiantes que ayudar como a mí, pero me gustaría que quedáramos un día para... salir... lo invitaría donde fuera.
Hubo un silencio incomodo, yo bajé la mirada sabía que estaba sonrojado, él lo notaria y definitivamente pensaría que estoy loco, que esto es una total y completa locura de mi parte, jamás debí enamorarme de mi profesor, ahora parezco una quinceañera loca.
-Me encantaría, yo también extraño esos momentos juntos – volvió a revolverme el cabello – no te preocupes hay suficiente para todos, ¿Qué te parece mañana después de clases? No sería como siempre para estudiar sino solo un café.
Me sentí a morir, una parte de mi decía a grito que ¡sí! Pero otra parte de mi me decía que solo era un café como amigos.
Pero no podía desanimarme, así que solo asentí.
Y de nuevo como una quinceañera loca estaba aquel día peinándome, nervioso y con un nudo en la garganta.
¡Cálmate! Solo es un café.
No es como si no hubiera tomado café en la misma mesa con el anteriormente.
Pero antes era diferente, antes no sabía que estaba enamorado de él.
En fin; las clases terminaron como siempre, no sé cómo él se zafaba de todas aquellas chicas que lo rodeaban como moscas a las frutas podridas, pero el apareció tan guapo como siempre.
Fuimos a otra cafetería a su petición, y ya allí comenzamos a hablar de cosas triviales, era la primera vez que me daba cuenta porque su antigua novia lo había dejado, comentaba que siempre había sido descuidado con ese tipo de cosas de relaciones formales.
Intenté ocultar el hecho de la situación y de la cita, y que simplemente lo escuchaba, si tan solo pudiéramos estar así para siempre. Si tan solo...
Pudiera tenerte solo para mí.
-No tienes que contarme tu historia, sé por tus bromas con Megumi que solo vives con tu abuelo.
-Y se le olvidan las cosas – ambos sonreímos.
Aquella había sido la mejor cita de mi vida. Al menos yo la consideraba como una cita, disfruté cada segundo porque estaba completamente seguro que no volvería a estar con el después de esto por mucho tiempo.
Me fue a dejar a mi casa, la noche estaba perfecta, nada podría arruinar estar con aquella persona especial cuando realmente estás enamorado.
-¡Yuji! ¿Por qué vienes a esta hora? – mi abuelo era bipolar en estos casos, intenté abrir la boca para decirle lo que acababa de suceder, pero sentí aquellas manos cálidas sobre mi cabeza.
-No se preocupe, andaba conmigo. Mucho gusto señor, soy el profesor de matemáticas de su nieto – la expresión de mi abuelo cambio de repente a una sonrisa sonrojada.
-¡Hola! ¿Así que usted es quien ha estado ayudándolo con ese desastre psiquiátrico? – y de nuevo sus locuras.
-No es un desastre psiquiátrico – fruncí el ceño.
-Si pudiera lo dejaría viviéndolo con usted para siempre – me sentí arder con aquella insinuación.
-¡Ya abuelo! – lo empujé dentro de la casa.
-Vuelva pronto, aquí es bienvenido cuando quiera – le comentó mi abuelo antes de entrar a la casa, podría ver la sonrisa de mi profe mientras lo hacía.
-Gracias – le susurré a mi profe antes de cerrar la puerta detrás de mí. Estaba sonrojado y mi corazón latía increíblemente fuerte. Me sentí como que mi abuelo había aprobado a mi profesor de alguna manera.
Y eso era algo bueno.
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Enamorado de mi profesor
FanfictionYuji Itadori esta en el ultimo año de preparatoria, con una fobia atroz por las matemáticas que le han impedido tener un buen índice a lo largo de todo su periodo escolar. Decide superar aquel miedo que le han infundido sus antiguos profesores, sin...