X

743 100 3
                                    

Me había ido bien por primera vez en mi vida en un examen de matemáticas, con eso debería de conformarme, antes de empacar mis cosas e irme vuelves a acercarte a mi asiento, mi corazón late tan rápido que siento que se me va a salir del pecho.

-Te espero donde siempre – esperaba que no fuera una mala noticia, comencé a tener una cierta incertidumbre, una panonia extraña, no sé si es que me estoy volviendo masoquista por tu culpa, pero deseara que las respuestas de mi examen estén malas en cierta forma, así volvería a ser tu centro de atención, no sabía cómo reaccionar ante tanta locura que pienso.

Por eso dicen que el amor es ciego y la locura lo acompaña.

De nuevo te encuentro rodeado de todas esas chicas que me gustaría sacarle los ojos a cada una, pero tengo que contenerme no puedo continuar pensando así, soy solo un estudiante más para ti.

-¿Por qué no puede? – le comentan de nuevo.

-Tengo un par de cosas importantes que hacer, hasta mañana – ellas hicieron un puchero, tenía una dura competencia, todas esas chicas tenían atributos, se morían por mi profesor al igual que yo, ¿Por qué tenía que caer bajo tus pies al igual que ellas? Odiaba ser alguien del montón, pero creo que nadie puede no derretirse por ti.

-¿Sucedió algo? – te pregunto cuando ellas ya se habían ido.

-Así es, has aprobado por primera vez un examen de matemáticas, ¿no quieres ir a celebrar? Podría invitarte a una cena, sé que has pasado por 3 meses de estrés.

¿Cómo negarme a una petición como aquel si después de casi 2 semanas no te había tenido solo para mí?

-Si tiene tiempo – intenté no demostrar mi emoción, me sentía sonrojado pero por dentro estaba saltando de felicidad.

-¡Genial entonces!

Me subiste a tu auto y me llevaste a un lujoso restaurante que yo jamás había visto, ese tipo de cosas no son para mí, pero contigo iría hasta el infierno.

-Aquí venden una infinidad de tipos de comida excelentes – me comentas con una sonrisa - ¿Qué vas a pedir?

De tanto ni siquiera sabía cuál era cual con nombres que no conocía, pero al final me fui por el único nombre que conocía, y pude ver que la mesera comenzó a coquetearte.

-¿Ustedes son pareja? – preguntó, era un restaurante familiar, pero la pregunta me puso nervioso.

-No, él es uno de mis alumnos con un trauma severo por las matemáticas – no tuviste reparo en decir ahora mi problema a una desconocida – por primera vez en años ha sacado una nota perfecta así que lo traje para celebrar.

Ella pareció agradecer al cielo por eso.

-En ese caso llámame – que bueno que no le puso atención a mi trágica historia con los números para intentar ligarse a mi profesor, comencé a sentirme triste de nuevo, hasta que cuando ella se fue el profe rompió el papel en frente de mí, no entiendo que pretendía, si realmente quería demostrarme que no tenía interés en ella lo estaba logrando.

Podría decirse que aquella fue la noche más feliz de mi vida, comenzamos a reír, él me contó una anécdota cuando estaba en la preparatoria al igual que yo, habían profesores con el mismo carácter amargo que yo solía recordar.

Sentía que él era el único con quien podrías preguntarle algo y no sentirte... un completo idiota.

Eres tan amable, dulce e inteligente que podrías enamorar incluso a una piedra, no me había hecho la idea de que seguramente no estabas a mi alcance, cuando salimos relajados de aquel restaurante pensé de inmediato que ya había pasado todo, que seguramente tú te olvidarías de mí, solo me considerarías otro estudiante.

-¿Quieres caminar para bajar la comida? – me comentas, camino a tu lado, cuanto deseara ser algo más.

-El clima está un poco frio – te comenté, mi intención no era que nos fuéramos, de hecho estaba agradable, no quería que el tiempo pasara, de hecho quería que se detuviera para que estuviéramos todo el tiempo juntos para siempre.

Te quitas el abrigo y me lo pones, no tengo frio, pero tus manos son tan cálidas, veo tus ojos, me regaño mentalmente por lo que acababa de pasar, me digo a mi mismo que todo eso no es especial para ti, eres capaz de hacer ese tipo de cosas por cualquier estudiante.

Le había regalado flores por su cumpleaños a Nobara, y si mire eso de ella por ser mi amiga ¿a cuantas más?

-¿Mejor? – asiento totalmente ruborizado, continuas caminando, el lugar está demasiado vacío, no había nadie en la calle a aquella hora, con mi corazón latiendo a mil por hora te abrazo, eres más alto que yo así que todo lo que puedo hacer es rodearte con mis brazos, pensé que te molestaría, pero cuál fue mi sorpresa cuando me sonríes y correspondes el abrazo.

-Si tienes frio ¿no? – continuamos caminando de aquella manera, sentir tu aroma es lo más lindo que jamás he podido sentir, observas el cielo viendo la enorme cantidad de nubes y te sigo.

Estaba totalmente despejado, se podían ver cada estrella, haciendo un espectáculo muy lindo, había sido la noche más eufórica de mi vida, al menos en esos momentos.

-No debemos hacer esto – no supe cuando tiempo estuvimos así pero me quitaste los brazos y me desviaste la mirada, eres lo suficientemente bueno como para no haberme quitado y humillarme en el intento, pero te sentí nervioso repentinamente, y no era producto de mi imaginación – tengo que regresarte a tu casa tu abuelo estará preocupado.

-No se preocupe, estará feliz por la nota de matemáticas, de hecho no tiene nada de fe en mí, creo que no me va creer – ambos sonreímos y me vuelves a revolver el cabello, todo había sido tan lindo. 

Enamorado de mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora