XIII

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Para mi mundo siempre había sido complicado, desde siempre había sido acomodado de buena familia, pero mis intentos de ser alguien de alta categoría y respetable se veían debajo de mis ganas de querer enseñar, me gustaba enseñar, era todo un prodigio para los números y le gustaba darles clases a mis compañeros.

Había dicho de antemano que si me volvía profesor no sería como los que había tenido, soberbios, arrogantes, humillantes, que con una sola mirada los hacía sentir fatal, y había conocido una rama encima de todas aquellas cosas que me fascinaba, los números eran mi pasión y sabía que los profesores tachaban aquella clase como difícil, evitaría serlo.

Mi obsesión por ese tipo de cosas me había llevado a cumplir mi sueño con mucha facilidad, no tenía mucha vida social, aunque era difícil de creer si quería a Utahime, pero ella siempre ha sido difícil conmigo, pensé que las relaciones amorosas no eran para mí.

Cuando por fin tenia aquel trabajo que tanto soñé, aquellas primeras clases no pensé en encontrarme con alguien tan interesante, jamás pensé que en mi primer año de trabajo como profesor me encontraría con un estudiante que tenía aritmofobia, intrigado, sorprendido, entusiasmado por saber porque la tenía, que demonios le había sucedido para tener esa condición que sinceramente no sabía que era real, aquellos habían sido mis verdaderos motivos, pero a medida que los días pasaban logré percatarse de algo más, no quería aceptar que me agradaba la compañía de aquel joven, era gracioso verlo luchar por su trauma, y admirable a la vez.

Lo había investigado y solo vivía con su abuelo, en efecto; había sufrido mucho, y tenía ganas de estar siempre a su lado, me había dicho a mí mismo que esto no podría suceder.

No supe que tan equivocado estaba.

Además era alegre y guapo, no supe a qué horas me veía atraído por aquel chico de cabellos rosas, parecía una locura, pero así era, intentaba ser amable con todos los estudiantes, solía revolver el cabello de todos pero cuando revolvía los de aquel chico en particular era diferente, agradable, un calor adictivo.

Había jurado que no tendría alumnos favoritos, pero ¿en verdad aquel chico lo quería como alumno? No estaba correcto tener ese tipo de pensamientos, aunque faltaban unos pocos meses para que el estudiante en cuestión se volviera universitario, no resistiría estar con el mucho tiempo más antes de que el impulso de abrazarlo me ganara.

Sabía que tarde o temprano sucedería.

Así que comencé a intentar sentirme mejor cuando algunas alumnas me pedían ayuda como Yuji y al final era mentira, me llevaban a su casa, a una fiesta, no tenían el mismo problema que tenía... Mi alumno favorito, pero entre más alejado estuviera de Yuji mejor.

Pero aunque no quisiera admitirlo, me desagradaba verlo triste, quería pensar que era porque quería estar a mi lado, pero seguramente estaba viendo fantasmas, eso quise pensar al comienzo, era lo mejor. Así que le dije que fuera a la fiesta de Miwa conmigo, jamás pensé en lo que sucedería en ella.

Quizás no lo hubiera invitado, ella se abalanzó para besarme en los labios llena de pastel sin importarle en lo más mínimo nada. Mi mente no estaba en que ella era mi alumna, en medio de otros alumnos, y que sus padres podrían mal interpretarme, no; mi mente pensó en que Yugi estaba viéndome en algún rincón y pensaría lo peor.

La quite como pude, en mi mente podría significar algo malo, pudo haber sido Yuji y aun así lo hubiera quitado, simplemente esto no podría ser, me fui a lavar porque me dejó lleno de pastel y no supe nada más, no supe que dijeron los demás, intenté irme, le diría a Yuji lo que sucedió realmente, pero no lo encontré, él se había ido a pie en aquella noche tan fría, y todo lo que me quedaba era sentirme...

Brutalmente mal.

Culpable por todo.

Iba a disculparme el próximo día de clases porque por teléfono no era la solución a este problema que se había armado de la nada, las explicaciones no se podían decir por allí.

Pero en aquel día el director Yoshinobu Gakuganji, me convocó a su oficina en la mañana, yo no sé que quería, pero no podía ser bueno, me citó temprano, y para acabar de arruinarme el día allí estaba otro profesor, Kento Nanami, no me gustaba que viera para donde iba.

-Te divertiste durante aquella fiesta ¿no es así? – me comentó con mucho sarcasmo en sus palabras, definitivamente las noticias de aquel beso viajaban increíblemente rápido.

No respondí y simplemente me decidí a entrar, y en efecto; me encontré con lo que pensé en encontrarme, allí estaban los padres de Miwa sentados en frente del escritorio del director.

-Buenos días – les dije cuando entré y de inmediato me acerqué manteniéndome de pie.

-Ya me contaron lo que pasó hace 2 noches – me comentó Yoshinobu.

-¿Has estado seduciendo a mi hija? – gritó la madre de Miwa.

''Silencio''

-¿Has intentado sobrepasarte con ella? – prosiguió.

''Silencio''

-¡Responde Satoru! – gritó el director, volteé a verlo.

-No – intenté no sonar impertinente, ni que no le tomaba importancia a lo que había sucedido, pero al ver la expresión de los 3 creo que no lo logré, incluso Yoshinobu me quedó viendo como que quien estuviera en frente de el fuera un completo desconocido.

-¿Desde cuando en esta escuela permiten este tipo de cosas? – comentó ella con furia en sus palabras.

-Entiendo lo que siente señora, pero... – les dijo el Director.

-¡Pero nada!

-¿Qué les dijo Miwa acerca de lo que sucedió realmente? ¿Acusó a Satoru de este tipo de lo que viene a reclamar? ¿Tiene pruebas de que se sobrepasa con sus alumnas? – me daba la sensación de que no había sido la primera vez que había tenido este tipo de problemas, estaba fresco en una situación tan... legal. Había dado tanto en el punto que ambos guardaron silencio y no supieron que responder.

Enamorado de mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora