Enamorado de mi profesor

XVII

Cuando abriste la puerta de tu casa no pude evitar arrojarme encima de ti, demasiado rápido, como necesitado después de tanto tiempo de tus besos, odiaba tener que contenerme ante en frente de todo el mundo, guardando las apariencias.

-Sé gentil - te digo, y lo haces, pero a mi me gusta la adrenalina, inmediatamente te quito la camisa y por consiguiente te veo, como un sueño, había soñado con esto infinidad de veces, fuiste gentil conmigo aquella noche.

Nos dirigimos a tu habitación, donde pasamos todo el tiempo, después de aquella primera noche nos pusimos hablar de cosas triviales y del futuro.

Como cualquier pareja que planea su futuro, que intentaba tener planes para después.

Pero insistes en que tenia que comenzar una relación con otra persona, tener una aventura con alguna chica, no sabes lo mucho que detesté aquel comentario.

Pero tenia que ser de una manera positiva.

Estuvimos toda la noche y toda la mañana juntos, me aferré a tu pecho durante gran parte de todo aquel momento, se sentía agradable, se sentía tan bien que no quería apartarme de ti, podría estar así a tu lado el resto de mi vida.

Pero las mejores cosas siempre son costosas de obtener, y esta no era la excepción, no era momento para esto, no era momento para que estuviéramos juntos.

Así que el ultimo beso que te di fue tan húmedo y pasional que tan solo esperaba que me duraran todos los años que estaría separado de ti, me despido sin quererlo. Sabia que estaríamos en contacto, pero no esperaba que incluso después de haberlo hecho y de que estuviéramos mucho tiempo juntos, la despedida solo fue mas difícil.

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Tengo una infinidad de cosas que contarte, han pasado 3 años desde la última vez, desde la noche donde nos acostamos por primera vez, y que fuiste gentil. Aquella había sido la primera noche, y siempre esperé que no fuera la última.

¿Sabes? Estuve saliendo con varias chicas en algunos meses, me acosté con algunas, como un sueño celestial, sin embargo; nunca te olvidé.

(Y espero que tu tampoco)

Pronto me graduaré y todo lo que quiero es que sepas es que volveré pronto, te buscaré y espero que aun te acuerdes de que tuviste un alumnos favorito, espero que nadie te haya robado el corazón.

Y yo ser el único.

Yuji Itadori

Nunca cambias ¿no es así? Me había dicho a mí mismo que todo esto estaba yéndose demasiado lejos, tu abuelo me pidió que te cuidara, y a pesar de haber pasado tanto tiempo yo nunca te olvidé, no supe porque a todo esto, pero definitivamente algo malo tenía que ver conmigo.

Amaba a Utahime pero incluso ella no encerró mi corazón como lo hiciste tú.

Aquella tarde aparecí en la cafetería donde estuvimos muchas noches juntos, aun recordaba con lindos recuerdos que rondaban aun sobre mi cabeza. Como te peleabas con los números. Como manchabas la página con estrés intentando que los errores desaparecieran totalmente como esperando un regaño de parte mía.

Aunque tu situación no era la mejor; siempre me pareciste adorable cuando te enojabas de aquella manera arrancado la página y arrojándola al basurero que nunca encestaba con enojo y furia como que la libreta te había insultado.

Pero allí está también la ironía, si no estuvieras peleado con los números, seguramente no hubiéramos pasado tanto tiempo juntos, y ninguno de los 2 se hubiera enamorado tan perdidamente como lo hicimos.

Aunque no lo creas, le debemos mucho a los números que una vez tanto odiaste.

Me hubieras parecido solo otro alumno, y yo solo un profesor bastante joven ¿no te parece?

Escucho que alguien entra a la cafetería. Nunca me importaba quien entraba y quien salía, el lugar estaba vacío, pero de repente alguien se sentó en la misma mesa que yo, su cabello era ligeramente rosa, totalmente formal, profesional, alto y aún más atractivo.

-Hola profe Gojo, tengo un enorme problema con la maldita aritmética ¿podría darme algunas clases?

-¿Quieres saber que valen las clases privadas?

-¿No lo hace de gratis? Pero si pasaba horas con un guapo estudiante hace algunos años.

-Así es, era mi alumno, para mis alumnos es gratis. Usted no es mi alumno.

Hubo un silencio mientras tomaba de tu taza de café.

-No, no soy su alumno, fui su alumno – me diste la mano - ¿me permitirías ser más que tu alumno? ¿Ser mi pareja y pasar el resto de tu vida a mi lado?

No comenté nada ante la insinuación, no había nadie el lugar estaba vacío, era una estúpida cafetería que me daría nostalgia para el resto de mi vida. Pero todo era perfecto. Mucho más de lo que pudiera desear.

Tomé la mano correspondiendo el gesto.

-¿Y a ti te gustaría pasar el resto de tu vida conmigo?

-No vengas con tus palabras en clave, ya me fui una vez no volveré a irme – nos dimos un pequeño beso discreto – y esto apenas comienza te tengo una sorpresa.

Jalaste mi mano para salir de la cafetería que no tenía nada en especial, pero que nos había unido para siempre.