Enamorado de mi profesor

XII

Yo jamás había padecido de insomnio, pero después de esa insinuación de mi abuelo, me daba la extraña sensación de que las cosas no volverían a ser como antes, me daba la extraña impresión de que no lo olvidaría aunque quisiera.

Volví a mis clases normales, donde de una u otra manera estaban como siempre, y como siempre mis celos al estar rodeado de chicas y de nuevo Megumi con Toudou observándome desde lo lejos.

Quizás para ellos la situación era arrogante, desbordaba algo más que solo soberbia, sin embargo; para mí era grave, no podría decírselo, podría romper era corta relación amistosa que tenemos y si volvería a estar alejado y serio conmigo como cuando cortó con su novia, definitivamente no me gustaría.

Para nada me gustaría. Regresaría mi depresión adolescente y mucho tenía ya con aquellas reacciones y emociones nuevas que mi cuerpo experimenta.

-Díselo – me comentó Toudou, ni siquiera sé cómo terminó el beso que se había dado con Miwa, como que todos lo olvidaron o como que fue producto de mi imaginación. Pero sabía que no era así.

-Si estas preocupado y consideras a Miwa tu rival definitivamente estás perdiendo el tiempo – comentó Megumi como que me había leído la mente – el profe Gojo la apartó en aquel beso.

Guarde total silencio, ¿Por qué nadie me había dicho nada? O peor aún ¿Por qué no pregunté qué demonios sucedió después?

-Y el profe anduvo buscándote cuando te fuiste como novia celosa – terminó Toudou burlándose de mí, no supe que contestar ante lo que ambos me decían.

Me sentí inmensamente feliz.

-Seguramente el profe la apartó porque todas las personas estaban sobre ellos, y era ilegal – comenté intentando sonar un poco convincente.

-Precisamente por eso, él no es irrespetuoso, cuando sucedió eso la humilló, hubieras estado allí, todos guardamos silencio, la música se detuvo como que de repente alguien fue asesinado en medio de la pista, se fue justo después de que sucedió.

Ahora tenía muchísimas más preguntas que respuestas, pero no esperanzas.

-O se lo dices o le decimos nosotros – ¿siempre fui tan fácil de leer? Megumi me comentó esto último con seriedad en sus palabras, solo hay una cosa más cobarde que las peleas por alguna persona y es solo haciendo que otra persona diga que lo ama.

Fruncí el ceño, ambos eran capaces de cosas así, los conocía demasiado bien. Y eso me puso increíblemente nervioso.

-Está bien, malditos desconsiderados, pero denme tiempo – también era fácil de saber cuándo me ponía nervioso.

-¿Cuándo? Exigimos que sea antes de que termine el semestre - ¿Por qué me suceden estas cosas? Solo asentí.

Y los demás días no fueron mejores, sabía que ninguno de los 2 tenía idea por lo que pasaba, ninguno tuvo novia antes y Toudou solo amaba a una ídolo pop.

Así que según ellos fuera negativo o positivo el decirle la verdad, sería un paso adelante para mí, y cuando el profe aparecía sentía los ojos de esos 2 en mi nuca.

¿Qué quería que hiciera cuando él estaba? ¿Lo mismo que Miwa? De vez en cuando los odiaba y deseara que no nos conociéramos tan bien.

Pero cuando el semestre estaba a punto de culminar me encamine siguiéndolo, la temperatura era fría, estuve siguiéndolo todo el día y sentía que me iba a dar hipotermia, pero mis intentos no podrían ser en vano.

Rápidamente salió de un compromiso que tenía con algunos amigos, para irse ahora si definitivamente a su casa. ¿Por qué me meto en estos embrollos? Ni yo lo sé.

Me subí a un auto y comenté que lo siguiera, el me miró de manera sospechosa, pero no iba a perder aquella oportunidad después de estar casi congelado, a punto de perder mis extremidades.

Ya cuando llegó a una casa bastante acomodada, me bajé del taxi sorprendido por la casa que tenía, era bastante lujosa.

Y sin reparo alguno corrí para tocar el timbre, un segundo afuera y definitivamente moriría, y seria culpa de Toudou y de Megumi, estaba temblando cuando el abrió la puerta, sorprendido y preocupado.

-¿Qué estás haciendo?

-Lo seguí – respondí sin vergüenza alguna.

El no respondió y solo me entró intentando calentarme rápidamente, me colocó un edredón y me dio un té, mientras estaba sentado en el sillón, sentía un calor agradable, eso me ayudó a que mi temperatura subiera.

-¿Qué estás haciendo aquí? – Su tono era de reproche – si querías conocer mi casa habían maneras más fáciles para eso.

Sentí que podríamos haber estudiado allí, pero algo me decía que eso era más inapropiado que lo anterior.

-Quería hablar con usted.

-¿Y desde cuando necesitas estar aquí para eso? – ahora estaba enojado.

-¿Interrumpí algún compromiso que tenía con alguien?

-Realmente no, no es por eso; estas congelado, casi con hipotermia, ¿al menos tu abuelo sabe que estas aquí?

Le cayó de lo más lindo, así que era imposible que se enojara si decía que estoy en la casa de mi profesor de matemáticas.

Solo quitando el hecho de que no era estudiando.

-¿No vas llamarlo?

-Podría regañarme, ¿puede llamarlo usted? – el frunció el ceño mientras se ponía de pie de manera histérica, ¡adoraba cuando se enojaba! Era más atractivo y más seductor.

Me estoy volviendo loco.

Mientras llamaba y sé que a mi abuelo lo tomara bien, estaba comenzando a colocar las palabras en orden, la confesión que tenía que decirle, y prepararme mentalmente las respuestas más obvias que seguramente me diría.