IV

906 111 12
                                    

 Ya había pasado un mes, mi trauma parecía estarse borrando, pero había algo inusual en todo lo que estaba ocurriendo, mi profesor estaba un poco apagado, si no lo conociera mejor diría que estaba un poco triste.

El siempre había sido alegre y bromista, haciendo bromas con respecto a mí problema que no eran para nada hirientes, pero ahora se sentó a la par mía, de manera seria, explicando el problema rápidamente volviendo a tener la vista pérdida.

Si hubiera sido cuando todo esto comenzó hubiera considerado que era porque estaba cansado, pero a estas alturas sabía que algo podría andar mal, quería preguntarle que le pasaba pero no pretendo sonar entrometido, nunca fui bueno en eso.

Incluso al día siguiente intentó que las clases fueran como todo los días, relajadas y sin ningún tipo de presión sobre nosotros, pero sabía que ocultaba algo, como nostalgia, su sonrisa ya no era inocente, sino que estaba plagada de falsedad.

No era el único que noto su repentino cambio de humor.

Pero si pareciera que fue el único que respetaba su privacidad y sinceramente le afectaba.

En ningún momento se me cruzó por la mente la verdad.

Como todos los días estábamos en aquella cafetería, sabía que toda su concentración se centraba en mí todo el tiempo como yo en los horribles números, pero en esta ocasión volteó a ver a la ventana. Su expresión era de esperar algo, una mirada pérdida intentando ver más allá que los simples árboles.

Me contuve de preguntarle qué demonios era lo que le sucedía, pero el seguramente notó mi seriedad en esos momentos.

-Lo siento – me comentó casi en susurro.

-No debe porque, ¿no se siente bien? – pregunté intentando no ser entrometido, odiaba preguntar cosas, meterme en cosas que no me importan, pero si de verdad tenia algún problema familiar, no debería de estar perdiendo el tiempo conmigo, con un pequeño alumno que seguramente se olvidaría de el en un par de años ¿no?

Así pensaba.

-No te preocupes por eso, ¿Cómo vas? – y de nuevo ocultando aquel lado profesional del personal, solo le mostré el resultado, su vista volvió a estar llena de nostalgia.

Me había dicho a mí mismo que continuaría con esto y que definitivamente no iba a dejar que me afectara, mi trauma recién estaba desapareciendo como para preocuparme por alguna tontería, si él no le daba importancia ¿Por qué yo sí?

Me centré en mis verdaderos problemas, tomando en cuenta una infinidad de cosas que tenía que hacer en vez de pensar en los problemas de otros.

Así que me senté simplemente a comer mientras terminaba de ponerme al día con mi horario.

-¿Qué es lo que dices? – y no me di cuenta que me había sentado a la par de las chicas.

-¡Lo que escuchaste! – Le gritó Maki a su hermana – comentan que el profe Gojo acaba de cortar recién con su novia.

-¿Por qué? – Preguntó Miwa – no es que me meta en este tipo de cosas, pero ¿Quién cortaría con ese papucho profesor de matemáticas?

-No fue cosa de él, los rumores dicen que fue porque el profe solía andar de un lado para otro, que llegaba tarde y que la descuidaba, realmente no sé qué fue lo que sucedió.

Cuando escuché todo eso, mi mundo, lo que pensé que no podría interesarme, voltear a ver hacia otro lado, no podría, era imposible, si era porque llegaba tarde y simplemente la descuidaba por estar todo el día aquí, era mi culpa. Y lo peor de todo es que cumplió su promesa, le hice prometerme que no le diría a nadie sobre mi condición, y resulta que si sucedió algo así es porque ni siquiera le dijo nada a su novia.

No sabía si llorar o sentirme especial, si sentirme culpable o por el contrario, sentirme dichoso de tener a un profe como el, pero definitivamente tenía que intentar solucionar aquel problema.

-¡¿Cómo estas hermano?! – me grito Toudou acercándose a mí, definitivamente no estaba de humor para sus locuras.

-Ahora no – pero tenía que preguntar algo, si había alguien que lo sabía todo lo relacionado con aquella escuela, tenía que ser el presidente del consejo estudiantil.

-Tengo algo muy importante que pedirte.

-Claro, dime – ahora mi estrés era otro totalmente diferente, pidiendo puras locuras, el no solía preguntar nada aunque su expresión era de alguien totalmente confundido, así que decidimos que iríamos el sábado que era el día siguiente.

Toda la semana el profe anduvo despistado y ahora sabia porque. Y era mi culpa.

Tenía que solucionar este pequeño problema sin importar que, parecíamos 2 personas al asecho, su novia o ahora ex novia se llamaba Utahime Lori, logramos localizarla en lo que parecía una cafetería, ella era empresaria, había fundado muchos lugares como aquel.

Solía andar de un lado para otro, seguramente era alguien ocupada, pero tenía que hablar con ella, aunque fuera persiguiéndola, no me sentía bien con lo que estaba pasando, y si esto continuaba así no volvería a estar tranquilo mientras intento resolver mis estresantes problemas de matemáticas, se sumaría otro trauma encima de que destruí un posible compromiso.

No podría vivir con eso.

Así que entramos, yo esperando lo peor, viéndola de cerca realmente era bastante linda.

-Señorita Utahime, ¿podría hablar con usted? – pregunté intentando no sonar nervioso, mientras nos acercamos a ella, me daba la sensación de que me comportaba como robot, y eso Toudou lo noto que hasta me sonrió.

Seguramente pensaba que quería ligarme a una mujer mayor, o algo así a pesar de que le explique todo lo que estaba sucediendo. Sabía que era un buen amigo que podría guardar secretos.

-¿Sucede algo? – me preguntó ella con clara preocupación en sus palabras, realmente era atenta y amable.

-Vengo a aclarar un par de cosas, se trata de mi profesor, de Satoru Gojo.  

Enamorado de mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora