Carta 35

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12/Enero/2015

Creí que perderte sería más doloroso, pero no es así; me hiciste falta tanto tiempo, que nuestro hilo rojo se hizo tan delgado, que cuando lo cortaste sólo dolió un minuto y después nada: deje de sentir.
Estoy sentada aquí, observando como es que todos estos seres a mi al rededor hacen para vivir sin ti, para ellos es fácil porqué nunca conocieron tu presencia, nunca lloraron tu ausencia, menos aplaudieron tu victoria y consolaron tu tristeza.
Ninguno de ellos te amo, y ninguno de los que siguen en tu camino lo hará, como lo hice yo.
Nuestro tiempo juntos agonizaba y yo lo sabía, aún así quise verte una vez más, pero en una noche de tristeza te dije todo lo que sentía y esa última oportunidad se perdió; nunca más volveré a verte, nunca más escucharé tu voz; y eso es porqué me corriste de tu vida; pero aún así he prometido que el día en que me necesites: ahí estaré.
Al llegar a aquí, me explicaron que estaba para ver por los demás, así como lo hice contigo, pero aún aquí, quiero seguir cuidando de ti.
A eso nos dedicamos los ángeles, incluso los que perdimos la batalla en la tierra y decidimos luchar una en el cielo.
Después que me dejaste mi corazón dejo de latir y nunca lo note.
Estaba tan destruida de tus ausencias pasadas que esta no parecía afectar, pero sí lo hizo, destruyó lo poco de mi que quedaba. Sí, me mataste, no querías hacerme tanto daño, pero lo hiciste.
No te culpo de que mi vida fuera tan horrible, tampoco porqué me la quitarás.
Sólo espero poder olvidarte, pues "El olvido es el único perdón y la única venganza"


Cartas para ti sin enviar. (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora