Capítulo 19

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El lunes a las 7hs de la mañana Leire se baja del auto que conduce David y camina al Hospital General de Grove Hill. Se dirige hacia el despacho del director:

— ¡Hola! mucho gusto, siéntese, doctora Lezcan—la saluda e indica la silla que está al otro lado de su mesa.

-¡Hola, señor Cowan!—le entrega su currículum. El señor Cowan sin leerlo le dice:

—Viene usted con muy buenas referencias, mis amigos los Rice's me contaron lo sucedido en Miami y que usted salvó la vida de su hijo. Este es un hospital pequeño, atendemos este pueblo, algunos otros cercanos y algunos ranchos de la zona.

—Sí señor, solo quiero comenzar cuanto antes—le dice con entusiasmo.

—Perfecto—dice y le explica el funcionamiento del hospital.

— ¡No se arrepentirá!—le dice con una bella sonrisa.

—Aquí tienes el listado de los ranchos y personas del pueblo—le dice extendiéndole una nota con las ubicaciones de cada uno y añade— Espero que se acostumbre pronto, es un gran cambio.

—No se preocupe, espero ser de gran ayuda para todos por aquí—le responde mientras examina la nota.


Listo, pase por personal, le asignaran una taquilla y su despacho. El horario es de las 6hs de la mañana a las 15hs de la tarde. Bienvenida, espero se sienta a gusto.

—Estoy encantada señor, gracias.

Leire pasa por personal y después se dirige a su despacho mientras saluda a todos los que ve, ya tiene algunos pacientes esperándola. La mañana transcurre tranquila y cada uno de los pacientes salen satisfechos con su atención. En el horario de almuerzo después de visitar la cafetería del hospital va a firmar el contrato del cual guarda una copia y recorre su nuevo lugar de trabajo.

El hospital es pequeño en comparación al de Miami, en la primera planta se encuentran los enfermos, cuenta con varias camas y una UCI. En la segunda el laboratorio y un quirófano. Leire se siente cómoda y a gusto, todas las personas son muy agradables.

Regresa a su despacho para estudiar los expedientes de los casos de los pacientes que se encuentran ingresados. Suena su móvil, es la primera llamada que recibe después de haber dejado su móvil en el hotel de Miami dos días atrás, este se lo había entregado David antes de que ella saliera del coche.

Revisa y ve que la llamada es de David y la acepta:

— ¡Hola, mí abogado!—le dice en tono sarcástico.

—Al parecer te gusta como registré mi número.

—No empieces.

—Ok, ¿Cómo te fue?

Bien, me encanta, ya he atendido a varias personas y son muy amables—le responde mientras cierra el expediente que estaba revisando.

—Me alegra escuchar eso, ¿a qué hora terminas?

—Dentro de2hs, pero no tienes que venir a recogerme—le responde adivinando sus intenciones.

—Estaré allí—le dice David y cuelga.

Como había dicho prometido, David se encuentra esperándola fuera del hospital. Está vestido con unos jeans azules y una camisa gris, es la primera vez que no iba en traje y Leire se queda boquiabierta.

—Imagino que me esperabas —le dice sacándola de su ensoñación.

—Se podría decir que sí—dice mientras David le abre la puerta del coche.

—Mis padres nos esperan para una merienda en el porche—le explica y enciende el coche.

—A este paso voy a rodar.

—Tendrás que acostumbrarte.

— ¿Cuándo vuelves a Kendall?—le pregunta algo preocupada, solo hacen 2 días que ha llegado y casi no conoce a nadie, aunque empieza a tener la sensación de que a David tampoco lo conoce del todo.

—El miércoles tengo que irme por unos días para un importante juicio, pero no te preocupes vuelvo en cuanto termine—le dice mirándola de reojo.

No es necesario estaré bien—le dice aunque la verdad es que no le apetecía quedarse sola, sus miedos aún rondan su mente.

—Ya te he dicho que acostumbro hacer las cosas a mi manera, dulzura—le dice serio.

—Sí, eres imposible David Rice—le contesta y él sonríe satisfecho.

Al llegar al rancho David va hacia las cuadras, Leire entra en la casa y se dirige hacia la cocina.

— ¡Hola! Mmm... Huele delicioso—saluda a la joven cocinera.

— ¡Oh! Gracias, señora—le dice algo tímida.

—Giselle por favor, llámame solo Leire.

— ¿Te gustan las tortitas saladas con chocolate y sirope de manzana?

— ¡Por supuesto!-le contesta Leire aplaudiendo con emoción.

—En minutos lo serviré en el porche.

—Espero ansiosa, ¿necesitas ayuda con algo?

—No gracias, descanse.

Leire se dirige a su habitación y toma una refrescante ducha. Cuando baja al porche todos la están esperando.

— ¡Acaba de llegar la doctora más guapa del mundo!—-exclama alegre el señor Rice.

— ¡Dirás la que más se demora!— bromea David.

—Lo que tú digas David—le dice Leire, lo mira seria y agrega—Gracias señor Rices, aunque creo exagera un poco.

Hija, llámame solamente Fred.

—Ok, Fred, gracias.

— ¿Cómo te fue con el señor Cowan?—pregunta Alice.

—Tienes ante ti a la nueva doctora del pueblo—contesta Leire orgullosa.

— ¡Bravo! Felicidades Leire—celebran los señores Rices al unísono.

—Debes conocer el rancho y sus alrededores, todo es muy hermoso— le propone Alice.

—Sí, Darek, su capataz presumió de ello.

—Es un buen chico y muy trabajador—responde Fred.

—Hijo, deberías ir con ella, han cambiado muchas cosas, puede ser que te gusten—le dice esperanzada su madre.

—Lo haré, no te preocupes—le dice y termina su zumo de naranja.

— ¡La merienda quedó sublime!—exclama Leire.

Disfrutan de las vistas y la fresca briza hasta el anochecer.

Leireva hacia su habitación y después llama aSara y a Nick. Les cuenta lo hermoso yfenomenal que es el lugar, el nuevo hospital donde trabaja y de los señoresRices. Posteriormente baja a cenar y horas después se pierde en sus sueños

Mí Abogado ¡mí tormento! ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora