#17.

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Midoriya mira con anheló el rostro de su hijo; el hijo de Todoroki Shotō

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Midoriya mira con anheló el rostro de su hijo; el hijo de Todoroki Shotō. Su esposo y mejor amigo de hace unos seis años, su amistad fue primeriza para luego dar a un romance que todos proclamaron pura, aunque para ellos no fuera del todo así era lo que dejaban ver.

Aunque algo no cuadra; el color de los ojos de su hijo es rojo; mejor dicho un rubí incandescente, el fuego mismo. Unos rubios cenizo cabellos son asomados por debajo de los cabellos rojos, arriba de los blancos que tiene.

La mente de Midoriya da vueltas mientras observaba a su pareja dormir tan tranquilo que no pareciera que tuviera pecado alguno. Desconfía y a la vez no, Shotō Todoroki es incapaz de "hacer aquello".

Midoriya mira ha su hijo una y otra vez, también se mira al espejo; que hay en la habitación. Nada encajaba con su hijo y él, todo es demasiado diferente y contradictorio, mira con más curiosidad a su hijo; notando más cosas.

Su piel es morena; un moreno atractivo he de decir, su color de ojos son verdes y rasgados, su cabello ondulado verde musgo y su nariz es respingada, un atractivo tierno pero dominante.

Su hijo es tan diferente a él pero tan igual a su pareja.

Su pequeño de piel sumamente blanca, cabello levemente liso y perfectamente puntiagudo, ojos rojos como el fuego, nariz perfecta, rasgos tan diferentes a los suyos, a pesar de ser un bebé se nota lo dominante que llegará a ser.

Simplemente "tan diferentes" que es demasiado incrédulo pensar que ese era bebé es suyo. Piensa fervientemente lo que dirá la gente, en serio no se parecen en nada y mientras más lo ve, más ve sus diferencias.

Ojos achinados como los de su pareja, seriedad y necedad tan igual he indiferente, no sabría explicarlo, no tenía pruebas de que ese pequeño fuera suyo pero tampoco dudas, su pareja jamás le sería infiel, ¿verdad?

Simplemente sería genética, los hijos no tienen porqué ser iguales a los padres, ¿no?, no, no, no, no tienen porqué, no tiene porqué ser copias de sus padres, quizá la genética de su esposo ganó. Se dijo una y otra vez.

 Se dijo una y otra vez

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