En los infinitos multiversos, donde cada instante se reinventa, las vidas se entrelazan en patrones impredecibles. Una persona puede vivir realidades paralelas, desde lo común hasta lo extraordinario.
Una pareja, en este juego cósmico, puede compart...
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Shotō se encuentra en el escenario, está mirando al cenizo; él a quién ama sin cesar, a quién adora sin parar, por quien quebrantará su orgullo está noche.
Esté chico está con su actual pareja; ambos se ven felices, ambos se ven bien. Aunque si realmente fuera así; la mirada del cenizo seguiría buscaba la del bicolor, buscaba conectar sus miradas.
Finalmente, salió de su trance cuando sintió una palmada en su espalda. Apresurado tomó el micrófono, lo acercó a sus labios, se aclaró la voz llamando la atención de la mayoría.
Nuevamente están ambos mirándose a los ojos, si las miradas matarán amobos estarían en el suelo con heridas bastante graves; quizá y muertos.
Un silbido volvió a sacar al bicolor de su estado de trance, suspiro cansado, dió una gran sonrisa; una sonrisa dedicada solo para el cenizo que lo miraba con una rara combinación de emociones; amor, nostalgia, frustración y enojó.
- Bueno.- habló por el micrófono que tiene en sus manos obteniendo la atención de todos en el lugar
- Está canción que presentaré aquí frente a ustedes es para el amor de mi vida, que se encuentra aquí en el público- todos comenzaron a aplaudirle tirando silbidos - Al final diré su nombre.-
La cara que el chico de cabello cenizo hizo; no supo cómo describirla, desconoció esa cara. En esa frase hubieron tantas emociones por parte de ambos que ninguno logro leer la cara del otro.
Sin poder evitarlo se miran él uno al otro; con nostalgia, furia, enojó amor, dolor pero también hay otras emociones las cuales ninguno sabían descifrar.
Un chico de cabellos rojizos tomó el rostro del rubie y lo volteo bruscamente; sin culpa para así poder besarle los labios. Logró romper dos cosas una: la tensa mirada que había entre el cenizo y el bicolor, dos: el pobre corazón del cantante.
El pelo rojo sin saber que ambos chicos tuvieron una historia que jamás logró ser contada, jamás logró escuchada, jamás pudo ser escrita, jamás vista. Una historia de amor que cada vez que se ven renace entre las cenizas, renace para que ambos amantes se disfruten, se deleiten en cuerpo y alma.
- Empiezo.- Dijo el bicolor con un tono áspero; no común en él
Se dejó escuchar una melodía conocida; una muy linda y pegadiza. Dejaron que la introducción pasará y cantó.
Te conozco desde el pelo Hasta la punta de los pies
Sé que roncas por las noches Y que duermes (de revés) (Sé que dices que tienes 24 cuando tienes 19)
Te conozco cuando ríes y tus gestos al amar Sé de aquel trabajo tuyo que a nadie le has de contar
Sé que odias la rutina un poco más que a la cocina ¡Dime si él! Te conoce la mitad ¡Dime si él! Tiene la sensibilidad de encontrar el punto exacto dónde explotas al amar ¡Dime si él! Te conoce la mitad ¡Dime si él! Te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad~.
Reconozco lo que piensas~ Antes de que empieces a hablar Sé de tus 150 dietas para adelgazar Sé que padeces de insomnio Y que fumas sin parar
Imagino esas charlas que en mi honor has de entablar Y hasta sé lo que este viernes le has de hacer para cenar Y es que tanto te conozco que hasta sé que me has de extrañar
¡Dime si él!~ Te conoce la mitad ¡Dime si él! Tiene la sensibilidad de encontrar el punto exacto dónde explotas al amar ¡Dime si él! Te conoce la mitad ¡Dime si él! Te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad~.
[tiempo]
¡Dime si él!~ Te conoce la mitad ¡Dime si él! Tiene la sensibilidad de encontrar el punto exacto dónde explotas al amar ¡Dime si él! Te conoce la mitad ¡Dime si él! Te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad~.
Y es que tanto te conozco que Hasta podría jurar que te mueres por regresar~.
Su tono de voz, la forma en la que cantó dejó a todos y todas emocionados llegando la mayoría a gritar. El bicolor se bajó del escenario y se empezó a abrir espacio entré la muchedumbre.
Caminó con pasos firmes pero tontos; es obvio que se muere de nervios. Finalmente llego al lugar donde sentía la necesidad de estar; frente al cenizo. Todos se hicieron aún lado, incluyendo a Eijiro; la actual pareja de Bakugou.
Tomó las manos ajenas entre las suyas y sintió aquel calor; calor que nunca olvidaría. Depósito un beso; con delicadeza y amor en aquellas finas manos.
En cuánto tuvo el valor subió su rostro, topando cómo aquella mirada; la que tanto extraño, la que ambos tanto deseaba observar. El rubio no pudo más y de sus ojos salieron lágrimas; de felicidad y nostalgia.
Con el micrófono en mano, lo llevo hasta sus labios - Katsuki Bakugou, amor de mi vida.- habló fuerte; para que todos lo escuchen - Te amo.-
Aplausos y más aplausos, también se pueden escuchar silbidos por parte de la multitud y por un instante el mundo desapareció, solo son ellos dos; Shotō y Bakugou.
- También te amo, bastardo.-
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