Más Allá

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La presión en mi cuello aumentaba otro poco cada segundo, pero eso no era exactamente lo que me estaba matando... Lo que lo está haciendo es la mirada desbordante de odio que me dedica Carolina, ella que siempre me había observado con amor absoluto y que ahora parece de verdad odiarme; sin poder evitarlo terminé llorando y sintiéndome totalmente destrozada, los sollozos salían en forma de jadeos en busca del aire que poco a poco empezaba a faltarme aún más, cada lágrima se sentía demasiado pesada en mi corazón y pude sentir como la inconsciencia empezaba a hacerse presente... pero de todas formas no luché, por que apesar de todo jamás podría hacerle daño, por qué siempre voy a amarla y siempre será el amor de mi vida... Tal vez nuestro infinito no duró tanto como esperábamos, pero fue hermoso y si tiene que acabar de está forma entonces que así sea.

Cerré los ojos dispuesta a entregar mi vida, pero de pronto la presión cedió de golpe haciendo que cayera sobre el suelo, tosi tratando de recuperar el oxígeno mientras sobaba mi cuello que se siente caliente y aún parece percibir el feroz toqué de la pelirroja. Cuando le sentí un poco mejor, observé a mi alrededor, lo más evidente y tal vez lo único diferente son las tres chicas que están frente a mi... Luciana, Carolina y... Carolina, aparentemente estás últimas lucen iguales, pero una de ellas está protegiendome mientras que la otra me miran con odió, tal como lo hace la Luciana que está aquí.

¡Llévatelas! -grito Carolina- ¡Estos demonios no tienen nada que hacer aquí, Zafira!

No eres nadie para decirme lo que puedo o no hacer -dijo la pelinegra con diversión-

Bien, entonces será por las malas -dijo la pelirroja mientras me da la espalda-

La vi levantar los brazos un poco, al bajarlos de nuevo una brillante luz blanquecina se expandió por el lugar, los demonios de Zafira cayeron muertos sobre el suelo y empezaron a adoptar otra forma, una horrible forma que prefiero no analizar. La puerta del lugar se abrió de golpe y por ella apareció otra Luciana, ella de inmediato impactó sus ojos en mi.

¡Angy! -grito mientras corría hacia mi con desesperación-

Ignoró por completo a Zafira y a Carolina asi como también al resto de la escena y una vez estuvo cerca de mi, se arrodilló y me observo con desesperación, buscando heridas o algún dañó.

¿Estás bien? -pregunto al notar mi cuello-

Si... -dije con voz ahogada-

Tienes que llevártela, Luciana -dijo Carolina sin mirarnos-

No estará segura en ningún lado -intervino Zafira con enojó- ella es mía...

No es tuya -declaro Carol- ella es luz, no pertenece a tu obscuridad

¡Es mala! -grito la pelinegra con fuerza-

¡No lo es! -grito Lucy-

¡Estoy harta de ustedes! -grito Zafira-

Sus ojos se volvieron totalmente negros, su piel pareció volverse aún más pálida y una ligera luz roja pareció rodearla dándole una apariencia aterradora a quien alguna vez vi como un ser completamente luminoso y divino.

Siempre tienen que meterse conmigo -dijo molesta- y ya me cansé... Ustedes no son nadie, puedo destrozarlas si yo quiero hacerlo -levanto una de sus manos hacia donde estamos yo y Luciana, cuando la hizo puño la pelinegra soltó un grito mientras se retorcía; con su otra mano soltó un rayo de luz roja que impactó contra el cuerpo de Carolina, la luz de la pelirroja empezó a extinguirse poco a poco y la escena de quebró.

¡Déjalas! -grite desesperada- ¡Me quieres a mi! ¡Déjalas tranquilas!

Entrégate a mi por voluntad propia y las dejaré vivir -dijo Zafira observándome con seriedad-

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