Capítulo 21 - Un nuevo principio

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La estancia de los héroes en Íruzbin se prolongó más de una semana. Durante ese tiempo tuvieron la oportunidad de aprender grandes cosas. Enuk resultó ser un gran maestro con amplios conocimientos, y los humanos alumnos ávidos de nueva información. Todo ello sería el regalo de agradecimiento de los iruzbianos a cambio de haberles salvado.

Al quinto día de la segunda semana todo estaba preparado para su regreso a la Tierra. Enuk acompañó a los héroes hasta el espacio-puerto, donde una nave les esperaba para devolverles a su planeta natal.
Rafael estaba impaciente, deseoso de regresar. La humanidad había sobrevivido, pese a lo cerca que estuvieron de ser destruidos, y los malvados líderes que les controlaban ya eran historia. Además habían logrado firmar la paz con los iruzbianos. Si en algún momento del futuro estos necesitaban oro para su atmósfera, colaborarían pacíficamente. Ahora eran pueblos hermanos.
Una nueva era comenzaba para la humanidad. Por fin, después de tantísimo tiempo, eran libres, libres de decidir su destino. Necesitaban un líder bueno y justo, que les llevara por el camino del amor y el entendimiento. Pero Rafael estaba convencido de que, con Gábriel al mando, junto al regalo del conocimiento ofrecido por los iruzbianos, el futuro de la raza humana sería grandioso.
Enuk, con la inevitable tristeza de despedir a un amigo se acercó a Rafael y le estrechó la mano.
—Ha sido todo un placer conocerte Rafael.
—El placer ha sido mío, Enuk. Eres un gran hombre —contestó este con una sonrisa.
Después el príncipe iruzbiano se giró hacia Gábriel y le tendió la mano. Este estaba concentrado en sus propios pensamientos, pero al ver el gesto de su anfitrión, esperando para recibir su saludo, volvió en sí y estrechó su mano.
—Gábriel, ¿qué puedo decir? Eres un ser incomparable. Ha sido un enorme placer conocerte, hijo mío —declaró.
Este se mostró un poco ausente. El joven estaba dándole vueltas a la cabeza, meditando un importante asunto.
—No quiero volver —dijo de repente.
—¡¿Cómo?! —exclamó Rafael.
A Enuk le sorprendió la respuesta de Gábriel, pero no tanto como a su compañero humano.
—Gábriel, amigo, ¿qué estás diciendo? La Tierra te necesita, ¡la humanidad te necesita! —dijo preocupado.
—No Rafael —contestó. Se acercó a él apoyándole la mano en el hombro—. La humanidad necesita un líder que les guíe por el camino correcto, necesita un hombre justo y noble, alguien valiente, de corazón puro y carismático. Alguien capaz de conseguir que todo el mundo le siga, y que no le den miedo las multitudes —ambos sonrieron. Gábriel le miraba a los ojos—. La humanidad te necesita a ti Rafael, no a mí.
Este, anonadado, no supo que responder.
—Tu eres la persona adecuada para sacar esto adelante, no me cabe la menor duda —añadió Gábriel.
Rafael no pudo evitar emocionarse con las honestas palabras de su nuevo amigo. Pese a eso replicó.
—Pero...
—Nada me queda en la Tierra, amigo mío —le replicó.
Con cierto abatimiento y visiblemente emocionado, Rafael asintió con la cabeza, aceptando y respetando su decisión. Gábriel se giró hacia Enuk, que los miraba sorprendido.
—Me gustaría quedarme aquí, Enuk, si me lo permites —dijo—. Hay tanto que querría aprender de vosotros...
—Por supuesto Gábriel. Ésta es tu casa —contestó—. Será un placer tenerte aquí conmigo y enseñarte personalmente todo cuanto desees.
Rafael se acercó a su amigo y, sin mediar palabra, le dio un enérgico abrazo. Este, aunque lo intentó, no pudo evitar emocionarse.
—Que seas muy feliz, amigo. Te lo mereces.
—Gracias Rafael, te deseo la misma suerte —contestó.

Tras la emotiva despedida había llegado el momento de partir. Rafael subió la rampa hacia la nave y, una vez en la entrada, se giró para ver por última vez a Gábriel y a Enuk. Ambos le hicieron un gesto de despedida. Sonrió, entró en la nave y se sentó en uno de los asientos del compartimento trasero, mientras los dos pilotos en la cabina se preparaban para el despegue. Poco a poco el aparato fue cogiendo altura suavemente, para segundos después salir disparado a toda velocidad, perdiéndose en los cielos de Íruzbin, desapareciendo de la vista de Gábriel.

A Rafael le esperaba un largo camino de regreso a la Tierra, aunque Enuk le había dicho que con esta nave el viaje sería más rápido que la última vez. Era un camino que no esperaba recorrer solo, pero que finalmente así sería. Entendía la decisión de Gábriel, incluso él estuvo tentado, eran tantos los placeres que ofrecía el planeta rojo, y tanta sabiduría... Respetaba la decisión de su amigo, sin embargo él debía volver. Él era Mr. Luz, la Tierra le necesitaba.
La manipulación y el engaño eran ya cosa del pasado, la humanidad al fin podría ser libre. Sin guerras ni divisiones, sin corrupción ni manipulación, respetando el medio ambiente y remando todos juntos, la humanidad tenía un futuro glorioso por delante. Al fin vivirían en paz y armonía.
Estaba entusiasmado, deseoso de llegar y comenzar a construir un mundo mejor.
El mundo que la humanidad siempre había merecido, estaba a punto de llegar...

FIN

Apokalypse  (Trilogía EXO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora