Capítulo 4 - La Misión

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Ahí estaban, Gábriel y Mr. Luz, cara a cara por primera vez, ante la temerosa mirada de los pocos osados que aún permanecían en los alrededores. El Sol caía sobre ellos, proyectando unas sombras alargadas mientras una ligera brisa movía sus cabellos. La calle estaba en silencio. El héroe lucía imponente, con su traje especial de color blanco intenso, acompañado de guantes, botas y calzones rojos, y un vistoso cinturón metálico rojo. Gábriel entendió lo intimidador que podía resultar su aspecto teniéndolo enfrente como enemigo.
Mr. Luz dio un paso hacia adelante, aproximándose a él.
—¿Quién eres y qué es lo que quieres? —exclamó con tono firme.
—No importa quien soy... —contestó Gábriel mientras lo observaba pensativo—. Verás, yo no quería hacer nada de esto, solo buscaba respuestas, pero... —hizo una breve pausa intentando elegir bien las palabras—. Es demasiado difícil de explicar, probablemente creerías que estoy loco... Pero si te preocupa el futuro de este planeta, hazte a un lado y déjame pasar, por favor.
El héroe se quedó perplejo. No esperaba una respuesta de ese tipo.
«¿De qué diablos está hablando?»
No le gustó esa especie de amenaza, ¿el futuro del planeta? Sin embargo esa mirada... Parecía sincera, no había visto en sus ojos la rabia y el odio que tan acostumbrado estaba a ver en los malhechores con los que se enfrentaba a diario.
—Mira amigo, no sé de que estás hablando, pero no puedo dejarte ir sin más. Has entrando a la fuerza en el ayuntamiento, destrozando todo a tu paso —dijo señalando los maltrechos cristales del edificio—; Has herido a varias personas y has aterrorizado al resto —añadió mientras daba un par de pasos disimuladamente—. Y espero, por tu bien, que no le hayas hecho ningún daño al alcalde. Dime, ¿por qué has hecho esto?
—El alcalde está bien, solo necesitaba información —replicó Gábriel—, y ya la tengo. No busco hacer daño a nadie, solo necesito.. pensar. Tengo que irme de aquí —dijo buscando alguna ruta de escape con la mirada.
—Lo siento pero no puedes irte sin más. Ya te lo he dicho, has de dar la cara por lo que has hecho, amigo.
—No soy tu amigo —le respondió, mientras pensaba en alguna alternativa, pero no se le ocurría nada.
—Por que no quieres.. Yo soy un buen tío —sonrió Mr. Luz mientras daba otro paso más acercándose a él con disimulo—, si me conocieras seguro que nos llevaríamos bien. Debemos de ser de la misma generación, ¿no? —preguntó mientras se acercaba un poco más.
Gábriel lo observaba, cada vez más nervioso. No veía ninguna escapatoria y era consciente de que Mr. Luz contaba con las capacidades que le otorgaba el traje, no llegaría lejos corriendo. Pero no podía dejar que le encerraran, debía descubrir que estaba pasando. Y entonces pensó que, quizá, si se lo contaba...
—No des un paso más —gritó. El héroe paró en seco—. Yo no... no quiero hacer nada malo. Tan solo... —dudó—, tan solo quería comprobar algo, y lo he hecho. He... recibido un mensaje —dijo.
—¿Un mensaje? ¿De qué estás hablando? —respondió mientras pensaba en las diferentes maneras de abordar la situación. No podía dejar que la cosa se le fuera de las manos. No sabía nada de ese tipo, así que no debía fiarse.
Gábriel dudó. Pensó que quizá contárselo todo, aún sin haberlo digerido ni él mismo, podía ser contraproducente, pero tampoco le quedaba otra opción.
—Te lo contaré —dijo tras reflexionar—, espero que seas capaz de entenderlo. Hace unos días tuve un accidente y, mientras estaba inconsciente, alguien me habló.
Mr. Luz le miró sin creerse una palabra.
—La madre Tierra, nuestro planeta, me habló.
Esto llamó la atención del héroe. Se relajó un poco, pues tenía el perfil de ser un pobre desquiciado, y de ser así no sería difícil de solventar.
—¿Dices que el planeta te habló?
—Sé que parece una locura —contestó él, sabiendo que solo le seguía la corriente—. A mi también me lo parecía, hasta que llegué aquí. Al hablar con el alcalde todas mis dudas desaparecieron.
Esto último sorprendió al héroe, que continuó escuchando.
—Ella, la Tierra, la madre naturaleza, el planeta... como la quieras llamar, me dijo que necesita mi ayuda. Está muy débil, está agonizando, a causa de la destrucción que nosotros, el ser humano, hemos creado. Dijo que acabaremos destruyéndonos entre nosotros y arrasaremos con ella también —explicó—. Y... dijo que ... yo puedo ayudarla.
—¿Tu? ¿Cómo?
Gábriel dudó, pero ya no tenía nada que perder. Ya estaba metido en un lío enorme y Mr. Luz no le iba a dejar irse por las buenas. Tomó aire y miró fijamente al héroe—. Soy su elegido.
—¿Elegido? ¿Para qué?
—Para.. curarla del mal que está consumiéndola. La madre Tierra está muy débil, se está muriendo. Necesita que yo la salve y para eso necesito conseguir una cosa.. Por eso debes dejarme marchar, antes de que sea demasiado tarde.
El héroe lo escudriñaba con la mirada.
—Si, claro, claro... Mira amigo, ya hemos hablado suficiente. No quiero ser borde, pero creo que estás un poco.. zumbadillo, así que si colaboras y vienes conmigo...
—Como ya te dije a mi también me pareció una locura —le interrumpió—, pero si miras al mundo que te rodea verás que es así: Hemos destruido todas las zonas verdes para construir ciudades, algo totalmente antinatural; Hemos arrasado con todos los recursos naturales como el petróleo, la madera, los metales y minerales exprimiéndolo; Hemos destruido ecosistemas enteros sin preocuparnos de las especies que en ellos habitaban; Hemos colmado el planeta con nuestras basuras... Está agonizando y es por nuestra culpa.
—Vale, vale... El planeta está en las últimas por nuestra culpa, ok. Pero, ¿qué puedes hacer tu para salvarlo?—le respondió el héroe siguiéndole el juego solo un poco más.

Apokalypse  (Trilogía EXO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora