Tú, Yo & Nuestra historia

Capítulo 8

- No señorita, solo sé que la reunión concluyó hace poco más de una hora porque me pidió enviar a su correo unos documentos que necesitaba para dar por terminada la junta. Pero luego de eso no hemos contactado otra vez, tal vez está en camino de regreso... – Kels fue interrumpida por el sonido de su teléfono, se disculpó con la joven frente a ella para tomar la llamada. De inmediato escuchó la voz de Billie.

- Buenas tardes Kels, necesito que me ayude a reprogramar todos los pendientes que tengo en lo que resta de la tarde porque no podré volver a la oficina, me surgió un imprevisto, un hermoso imprevisto – miró hacia donde estaba ___ y automáticamente empezó a sonreír.

-¿Está usted bien señorita O'Connell?- no pudo evitar su tono de sorpresa ante aquella petición de su jefa. En más de 6 años trabajando juntas era la primera vez que se ausentaría de sus compromisos, no lo hacia ni siquiera cuando estaba enferma o se encontraba de “vacaciones”.

– Estoy muy bien no se preocupe, solo por favor mueva la agenda para mañana y coméntele a mi hermana que más tarde nos vemos en casa para ver los detalles de la junta de hoy.

– No se preocupe señorita O’Connell así lo hare.

Se despidieron con amabilidad y la secretaria no pudo contener su cara de sorpresa ante la conversación que recién terminaba y procedió a comentarlo con Nathalia que también quedo en aparente estado de confusión. Su hermana nunca hacía cosas como esas, pero como para todo hay una primera vez decidió no preocuparse y esperar a hablar con ella personalmente cuando estuvieran en casa.
Sabía que fuese lo que fuese su hermana se lo contaría porque entre ellas nunca hubo secretos de ningún tipo, dentro y fuera del trabajo eran amigas y confidentes. Este caso estaba segura no era la excepción, así que se fue rumbo a su despacho para continuar con sus ocupaciones.

*****

___ y Billie salieron del hotel, en el lujoso coche de la empresaria, con destino a un exclusivo centro comercial de la ciudad y una vez allí empezaron a visitar algunos establecimientos donde la diseñadora disfrutaba de su mayor pasión: la ropa y los zapatos. Compraba algunas cosas y otras solo las contemplaba, parecía ser un niño en una juguetería o una dulcería.
La rubia por momentos se sentía perdida porque al final de cuentas ese no era su mundo, solo se limitaba a dar su opinión cuando se la pedía, a sonreír al llenarse de ternura ante ciertos gestos de su acompañante y, como no, a disfrutar de la animada conversación que sostenían. Se contaban anécdotas, chistes, algunas locuras de la adolescencia, esas cosas que compartes cuando estás con alguien con quien realmente tienes una conexión. Se sentían tan cómodas una con la otra que les resultaba imposible entender lo que estaba sucediendo, era como si todo lo demás alrededor no importaba, solo eran ellas dos descubriéndose como dos piezas de un puzle que encajaban a la perfección a pesar de ser completamente diferentes. Se podría decir que eran agua y aceite, blanco y negro, polos completamente opuestos que cada segundo se atraían más y más.

-... Me encanta la expresión de juicio que pone en su cara cada vez que entramos a una boutique para ver nuevas prendas...- Billie frunció el ceño sorprendida -... Justo esa misma que está poniendo ahora. Es como si dijera en su interior: "la señorita Hawk ha enloquecido para que compre tantas cosas que probablemente no vaya a utilizar nunca"- comentó la diseñadora con una amplia sonrisa.

-No es pero debo confesar que me resulta fascinante su pasión por la ropa. La manera en que se fija en cada detalle por mínimo que parezca, como se ilumina su rostro con los colores y las texturas, como de manera inconsciente su cerebro se enciende y empieza a crear cosas en su cabeza-- pausó y observó sus hermosos ojos marrones --No me vea de esa manera, se nota en su mirada que su proceso creativo se activa solo con ver cada una de estas prendas.– respondió Billie con sus manos colocadas en la espalda y repartiendo su mirada entre la prenda de seda blanca que sostenía la pelinegra y su bello rostro.

-¿Y su proceso creativo como se activa Billie?– dijo sin retirarle la vista.