Caminé sin rumbo a cualquier lugar que me deparará el destino, no me importaba a dónde fuera, quería estar lo más alejada posible de ese horrible bosque.
Aún no dejaba de pensar en el caballero rojo, y los besos que me dio.
Besos dulces y lentos.
¿Por qué me salvó?
¿Y por qué luego se fue y me dejó en medio de la nada?
Estaba claro que los hombres eran extraños, y ellos nos llaman "complicadas" a nosotras las mujeres.
Mi corazón latía al recordarlo, ¡No dejaba de pensar en él! Más que cualquier otra cosa era lo que indagaba por mi cabeza. Ese gran caballero rojo se atrevió a besarme, mi primer beso tenía que ser mágico, aunque deseaba que el primero fuera cuando cumplí los quince años, por el galán de toda mi escuela: Sam Smith.
Sam Smith era mi crush, y soñaba con que alguien como él se fijara en mí, y ese beso a mis quince años jamás se cumplió. Sólo fue una ilusión de una tonta adolescente que quería cabalgar junto a su príncipe azul; tal parece que eso también era tonto.
Sin embargo, pude sentir la adrenalina correr por mi cuerpo cuando por aquellos el caballero rojo me besó. Ambos besos fueron lentos, tiernos, y tibios.
Mi corazón latía algo extraño cuando estaba cerca de él, sus labios tan juntos, su aliento caliente.
Juntar nuestra saliva.
Me detuve exhausta por lo que estaba viviendo, tenía que dejar de pensar en ridiculeces ¡Necesitaba encontrar la salida antes de que pasara alguna tragedia o algo de lo que se pudiera arrepentir después!
Pateé un árbol desquitándome con la madre naturaleza.
—¡Maldito gato! ¡Aparece ya! —grité enojada.
Escuché las risas del Cheshire, se hizo visible en el árbol que pateé. Enojada tomé una piedra y se la lancé con el objetivo de golpearlo; aunque la esquivó.
—¡Uy, debes de calmar esas emociones! —se burló Cheshire—. Espantarás a la gente en ese estado tan...retorcido.
—¡Eres un maldito gato! ¡Por tú culpa pude morir! —reclamé.
—¿Por mi culpa? Quise ayudarte a encontrar tú casa.
—¡No es cierto! Querías que me encontrara con la bruja y me comiera como a... —comencé a llorar.
—Oh, ya basta, no hay necesidad de llorar —se acercó a mí con su estúpida sonrisa,
hizo aparecer un pañuelo y me limpió las lágrimas con él, se lo arrebaté disgustada para limpiarlas yo misma—. Creí que un poco de acción te pondría más astuta.
Entendía porque mi hermana odiaba a Cheshire cuando veíamos 'Alicia En El País De Las Maravillas' le daba mucho miedo, éramos unas niñas que deseaban tener un cuento de hadas como esas películas animadas dónde la princesa era rescatada por su príncipe. Para Elizabeth ese gato era escalofriante y raro.
Fue triste crecer y darse cuenta que hasta en los cuentos de hadas el mundo era tan cruel y... retorcido.
—No hubo un final feliz para Hansel y Gretel —limpié mis lágrimas.
—Despreocúpate, vivirán mejor ahora que la Bruja se los comió —intenté de no fulminarlo con la mirada—, su padre abusaba de ellos.
Un balde de agua fría.
Eso sentí, cómo si un balde de agua fría me hubiera caído encima.
Observé a Cheshire con impresión y pánico. Él se alejaba mientras cantaba una de sus ridículas canciones. Le parecía gracioso lo que hacía, mostrándome como era su mundo, la vida no parecía ser fácil ahí, la tentación y la maldad arrastraba a cualquiera allí.
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Cuento Retorcido © [#PGP2024]
Ficción General«El deseo es el primer paso para que suceda la magia» PROHIBIDO SU COPIA O ADAPTACIÓN. DERECHOS RESERVADOS ©