Capítulo 1: Naufragio

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- Silencio, ya casi... - Indicó a su tripulación en un susurro

Draco estaba escondido en las sombras, esperando su oportunidad para aplicar su estrategia maestra de tres pasos: Sorprender, robar, abandonar. Así era como solía robar en alta mar, junto con su infalible tripulación de piratas. Había de todo, ladrones, vagabundos, asesinos, e incluso algunos fueron de la clase alta; todos rescatados por él, Draco, el capitán.

- Ahora

En el momento en que Draco dio la orden, se desencadenó el infierno. El tintineó de espadas invadiendo el ambiente, algunos estruendos y el leve olor a pólvora flotando en el aire.

- Eso es todo lo tienes? - Se burló Draco, mientras se batía con el capitán de aquel barco que se proponía robar

- No, Draco Malfoy, resulta que te esperábamos...

La sonrisa se borró de su rostro. Tanto marineros como piratas (que no eran de su tripulación, pero reconocía) empezaron a salir de sus escondrijos, desigualando la pelea que se llevaba a cabo. Draco soltó una risa, sin ningún tipo de gracia.

- Te gusta jugar sucio, verdad?

- No más que tú, asqueroso pirata

Draco lo observó con odio, mientras sus espadas seguían en una continua batalla.

- Nos volveremos a ver, tenlo por seguro... RETIRADA!

Toda su tripulación reaccionó a su orden como si fuera la voz de dios. Draco derribó la espada de su contrincante en un movimiento y salió corriendo hacía babor.

»»»»»»»»

- Estamos todos aquí?

- Falta Blaise. Creo... creo que lo perdimos...

El rostro de Draco se ensombreció visiblemente. Era uno de sus mejores amigos.

- Todo es mi culpa... no debí haber intentado atacar un barco del reino ingles...

- Pues si no nos damos prisa, un pirata no será lo único que perderemos...

Draco se dio cuenta a qué se refería Flint cuando se fijó en el barco enemigo, alistándose para disparar en contra de su embarcación. Los superaban en número. Los superaban en armamento. Era una trampa, los habían estado esperando. No había nada que hacer. No había cómo contraatacar. Estaban casi listos para abrir fuego.

- Señores, fue un placer atracar los siete mares con ustedes, ahora... tenemos que tomar los botes y salir del barco en este momento! Vamos! Vamos!

Todos los piratas abandonaron el barco rápidamente, no sin antes dirigirle un último saludo a su capitán.

- Draco, vámonos...

Theo lo esperaba listo para subir a uno de los botes.

- Ve, yo me quedaré. Todo es mi culpa, al menos moriré con honor... por Blaise...

Theo le dedicó un último saludo, como el resto de la tripulación, y se aventó al mar. Draco se quedó parado, esperando aquel momento que no demoró en llegar, los ruidos ensordecedores, el olor a pólvora, el calor en el ambiente, y entonces solo la oscuridad.

»»»»»»»»

Draco abrió los ojos desorientado. Se suponía que estuviera muerto, pero no lo estaba, o al menos eso creía. Se levantó lentamente, le lastimaba todo el cuerpo, sentía un ardor incesante. Cuando se sentó, tosió un poco de agua y pudo observar que se encontraba en una playa. Frente a él, el vasto y despiadado océano por el que había navegado miles de veces.

- Esto no puede ir mejor... - murmuró para sí mismo

Se dio cuenta de que aún conservaba su espada y su arma en el cinturón, así que decidió arriesgarse, adentrándose un poco en la selva que se encontraba frente a él, solo un poco, buscando algo de comida para poder devolverse a la playa; sin embargo, algo le atrajo de aquella espesura de árboles, lianas, enredaderas y todo tipo de plantas, algunas que incluso, nunca había visto en su vida.

Se siguió adentrando hasta que apartó unas lianas y tuvo que cerrar los ojos, debido a la repentina luz. Cuando sus ojos se acostumbraron, vislumbró lo que era una pequeña laguna de agua cristalina, rodeada de tupidos árboles. No tardó en notar la morena y varonil figura que se encontraba en medio de ella, con el agua hasta la cintura, llevando el agua con sus manos hasta el cabello y alborotándolo aún más de lo que ya estaba.

Draco se quedó embelesado, admirando la belleza natural de aquel misterioso hombre. Salió de su ensoñación sacudiendo la cabeza, lo que estaba haciendo era muy raro, estaba espiando a un hombre mientras se daba un baño; ni, aunque fuera una señorita, sería más aceptable. Draco intentó acercarse lentamente, pero el hombre pareció notar su presencia y se volvió rápidamente, mirándolo con temor.

"Sus ojos son hermosos" fue el primer pensamiento de Draco

- No te preocupes... no te haré daño... - Dijo Draco dejando de lado su espada, aunque dudaba que hablara su idioma

Un asomo de sonrisa se plantó sobre el rostro del hombre, pero entonces desvió su mirada hacia el arma y la observó con aprensión. Draco la apartó lentamente y la soltó, demostrándole que no tenía intención de lastimarle; entonces el hombre le sonrió dulcemente y se acercó a él, Draco hizo lo mismo. Podía ver a la perfección esos hechizantes iris verdes.

- Te juro que no te haré daño... - le susurró, debido a que ya estaban muy cerca

La dulce sonrisa del hombre se expandió por toda su cara, mostrando una mueca burlona.

- Que tonto de tu parte

Se alejó bruscamente a través del agua, dejando a Draco desconcertado.

- Agárrenlo!

Eso sonó como una orden. Efectivamente, pocos segundos después Draco tenía a varios hombres con lanzas y armas raras rodeándolo. No se les veía realmente la cara, llevaban cubiertos todo el cuerpo por lo que parecía corteza y lianas.

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