Draco había sido raptado muchas veces, pero nunca en una isla mágica a la que recién había llegado y de la que no tenía ni idea de cómo funcionaba. El pánico aumentaba a la vez que iba recuperando la consciencia.
Cuando se recobró totalmente, no abrió los ojos, por obvias razones. Movió sutilmente las manos, dándose cuenta de que no las tenía atadas; intentó lo mismo con los pies y se llevó el mismo resultado, agregando que sintió una sábana sobre su cuerpo.
No lo tenían atado, eso ya era una ventaja. No se atrevió a abrir los ojos, esperó un rato. En algún momento alguien tenía que acercarse a él... o eso esperaba. Por suerte, finalmente sintió un tacto fresco en la frente y, aunque sintió mucho alivió, se aprovechó de él.
Se las arregló para levantarse de un salto, al mismo tiempo que tiraba la sábana sobre su secuestrador, cegándolo por momentos. Draco estaba listo para pelear (o al menos eso creía, pero veía todo borroso y le costaba mantener el equilibrio), aprovechándose de esa pequeña ventaja que había obtenido, pero se dio cuenta de que el tipo se había enredado en la sábana.
Que secuestrador más torpe.
Draco, aún con la vista borrosa y el mareo, se deslizó cuidadosa, pero rápidamente, tras el hombre y, evadiendo sus intentos por zafarse de la tela, sujetó la sábana alrededor de su cuello.
— ¡¿Qué quieres de mí?! – Demandó Draco
Sintió los esfuerzos del hombre por remover sus manos, que apretaban sin piedad. Si se iba al más allá sin decirle por qué lo había atacado, ya no era su problema, al menos ya no correría peligro... suponía.
— ...que... me... sueltes... – Dijo en un sonido ahogado, apenas audible, cuando se dio cuenta de que no lograría nada luchando
— ¡Habla! ¡¿Qué me hiciste?! ¿Qué quieres?
Draco sintió punzadas en la cabeza, pero no aflojó su agarre.
— suel... tame.... soy... Harry...
— ¿Harry?
Draco lo soltó, pero se alejó por precaución, atento al más mínimo ademán que sugiriera un ataque. Escuchó como el hombre tomaba una gran bocanada de aire y respiraba agitadamente. Cuando el hombre se quitó la sábana, Draco confirmó que se trataba de Harry, al menos en apariencia (aunque no debía confiar mucho en su borrosa vista).
— ¿Por qué...? ¿Por qué mierda me disparaste?
Draco había empezado a retroceder.
— ¿Por qué mierda...?
Ahogó un grito cuando sintió algo húmedo con el pie. Bajó la mirada y vio a un hombre inconsciente, sangrando en el piso.
— ¡DIOS!
Entonces sintió que la cabeza le daba vueltas, se la sujeto con las manos, pero eso no ayudó en absoluto.
— Draco... ¿estás bien? – Preguntó Harry con la voz ronca
Harry avanzó unos pasos hacia él, todavía sosteniendo su cuello con una mano, pero el pirata retrocedió pese a su desorientación.
— ¡¡No te me acerques!!
Draco creía que estaba lo suficientemente bien para salir corriendo en caso de que se acercara más; pero la gravedad le probó que se equivocaba cuando cayó fuertemente al suelo de madera, sin nadie que lo sostuviera, porque el pobre Harry seguía recuperando el aliento.
»»»»»»»»
Draco se sentía como en una nube, como si una neblina cubriera todos sus pensamientos racionales, sin permitirle pensar nada en específico, solo existir. No sentía nada, ni siquiera su cuerpo, sus sentidos eran inútiles, no sabía por qué.
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El Paraíso Eterno
FanficDraco tenía todo bajo control; saquear, viajar por el mar, beber y cantar con sus piratas era su vida, ellos eran su familia. Lastimosamente, no todo es eterno y esa vida que llevaba, era una de las cosas que no lo es; así que cuando cometió el erro...