Capítulo Final: Amor y guerra

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– ¿Harry, estás aquí?

– Sí... pasa.

Hermione entró a la habitación que Harry solía compartir con Draco. Cuando llegó hasta la cama, vio a Harry sentado en ella, viendo hacia la ventana con la mirada perdida.

– ¿Cómo estás?

– Mal.

– ¿Hay algo que pueda hacer?

– No...

Harry parecía muy tranquilo... o tal vez apagado.

– Harry...

– No significa que haya muerto...

Hermione notó que Harry en ese momento era como un muñeco de porcelana, las palabras equivocadas podrían quebrarlo.

–Es una posibilidad...

– Me refiero a que... No sé, es que... no quiero creerme que está muerto hasta que vea su... cuerpo... y si me tengo que pasar la vida buscando a alguien que ya no está... pues lo haré.

– Es una posibilidad, Harry. No te desanimes

Hermione sabía que nada ganaba mintiendo... Bueno, sí había algo que ganaba... conservar a Harry vivo, tenerlo en el presente y que no se perdiera en aquellas densas y oscuras lagunas, de las que no volvería a salir.

– Mi esposo está perdido... probablemente muerto... Creo que tengo derecho a desanimarme, Mione...

La voz de Harry sonaba tranquila, pero apagada y vacía. Hermione no quería verlo así, solían ser inseparables, hasta que cada uno obtuvo un trono y reino propio. Pero Hermione seguía queriendo a Harry como si aún fueran aquellos chiquillos que corrían descalzos por los jardines del palacio. Ella tampoco quería creer que Draco estuviera muerto. No podía.

– Atacaremos... al amanecer. - Dijo decidida

– Estás loca, Hermione.

– Podemos hacerlo. Tenemos las fuerzas.

– No arriesgaré a toda esa gente...

– No, Harry. No dejaré que nada malo le pase a Draco. Si está vivo tenemos que encontrarlo.

– ¡¡Pero no está vivo!! ¡¡Está muerto!!

Las lágrimas, la desesperanza y el dolor por fin se reflejaron en el rostro de Harry.

– ¿No entiendes?... ¿No entiendes que estoy tratando de mentirme a mí mismo?... ¡¡¡¿No lo entiendes?!!! ¡¡No me des esperanzas, Hermione!! No me dejes volar tan cerca del sol...

Harry tragó con dificultad y recuperó su compostura.

– No me des falsas esperanzas, por favor... Él lo es todo para mí... Era.

– Harry James Potter Evans...

A Hermione ya no le importaba si Harry era un muñeco de porcelana o no. Tal vez rompiéndose aprendería a cómo recomponerse. Tal vez incluso ya estaba roto, y ella no se iba a quedar a ver las piezas caerse.

– ...tú eres un rey, tú eres un sobreviviente. Tú has aprendido a amar y a perder. Ahora es tú turno de ser feliz, y no me importa lo que diga el autor de esta loca novela que es nuestra vida... Te digo que vas a volver a ser feliz... o me dejó de llamar Hermione Jean Granger. No caigas ahora, no te rindas... Él te necesita arriba, de pie, luchando.

– ¿Pero... pero y si está muerto? - Dijo con fino hilo de voz

– Aún así, querría verte peleando, no deprimiéndote. Estar aquí llorando no va a servir para nada... Vamos a buscar a Draco, y si en el camino encontramos que ya no está con nosotros... Entonces vamos a darle una lección al hijo de puta que se lo llevó.

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